Convenio de Vergara

Clasificación y Tipología

Nos encontramos ante un fragmento del Convenio de Vergara, un documento histórico-circunstancial, de tipo político. Es además una fuente primaria. Es un documento público que va dirigido a los militares y soldados de los dos ejércitos combatientes. El convenio fue firmado por Espartero, general isabelino que fue dos veces presidente del Consejo de Ministros y llegó a la jefatura del Estado como regente durante la minoría de edad de Isabel II. Fue líder del partido progresista y participó como oficial en la Guerra de Independencia del Perú y como general jefe en la primera guerra carlista.

El segundo firmante es Maroto, carlista y que también luchó en Perú. Fue, como general, el encargado de llevar a cabo la guerra final contra Espartero, sustituyendo a Zumalacárregui. Tenía una ideología más conservadora, pues consideraba inviable el reinado de Isabel II (por ser una niña), que acabaría en una regencia poco clara a su parecer.

Contexto Histórico

Al inicio del reinado de Isabel II, se producen como consecuencia del levantamiento de partidos Carlistas defendiendo a Don Carlos María de Isidro (hermano de Fernando VII), líder del partido conservador, heredero al trono en aquel momento y en contra del reinado de Isabel II. La ideología de los carlistas surge en la década Ominosa, cuando Fernando VII pacta con los moderados para realizar las reformas que necesita el país. Surgió así el bando de los apostólicos, que se aglutinaron en torno a Don Carlos. Este enfrentamiento da lugar a las llamadas guerras carlistas, que no son más que una lucha entre dos concepciones políticas, enfrentadas entre sí por implantar su régimen en el país. Se trata por tanto de una lucha entre los partidarios del Antiguo Régimen (carlistas) y del Sistema Liberal (isabelinos).

Los primeros cuentan con los apoyos de la pequeña y mediana nobleza agraria, el clero (ya que estaba en contra de las desamortizaciones), los campesinos del norte, y aquellos que defendían de pervivencia de los fueros. Estos a su vez se dividieron en transaccionistas (Maroto) e intransigentes (Don Carlos).

Por otro lado, los isabelinos tenían el apoyo de los grandes terratenientes (que vendían y alquilaban sus tierras para conseguir ingresos), el alto clero, la burguesía, las clases medias urbanas y los campesinos del sur. Todos ellos defendían la separación de poderes, la soberanía nacional, la propiedad privada, la libertad de prensa…

Las tres fases de la primera guerra carlista:

  1. Ofensiva carlista: la primera fase tiene lugar en el comienzo de la guerra. Los carlistas organizan a las tropas en los principales territorios que dominan (el norte, Cataluña y el Maestrazgo). Cabe destacar la actuación de líderes como Zumalacárregui en el norte. La fase comienza en 1833 y termina en 1835 con la muerte de Zumalacárregui. El carlismo puso en jaque al ejército isabelino y logró extenderse por todo el norte de la península.
  2. Repliegue carlista: la fase comienza en 1835 y termina en 1837. Los isabelinos logran una mayor coordinación y consolidan su posición dentro del territorio carlista. Caracterizada por las numerosas expediciones carlistas, entre las que destaca la Expedición Real, encabezada por Carlos María Isidro, que amenazó en 1837 la capital. El fracaso de dicha expedición supuso el desastre de la última gran tentativa carlista. La acción más importante fue la victoria de Espartero en Bilbao (1836), que supuso otra derrota carlista. Destaca la aparición en favor de don Carlos de Ramón Cabrera en el Maestrazgo.
  3. Agotamiento del carlismo: tras la batalla de Luchana los carlistas pierden la oportunidad de tomar Bilbao y una de las últimas ocasiones de poder ganar la guerra. La derrota en Bilbao supuso la creación de una facción carlista (transaccionistas) que apoya el fin de la guerra. Se limitaron los carlistas a defender el territorio que aún controlan hasta 1839 cuando firman la paz, a pesar de que un sector carlista y el propio don Carlos no aceptasen el convenio de Vergara, teniendo que ir al exilio. Cabrera siguió al frente del Maestrazgo un año más.

El régimen de la regencia estaba caracterizado por una gran inestabilidad política en la que se sucedían los pronunciamientos progresistas, continuos cambios de gobierno, sublevaciones populares, una elevada deuda pública, y la aparición de la Constitución de 1837 ligada a las desamortizaciones de Mendizábal. La Ley de ayuntamientos de 1840 produjo tensiones sociales y revueltas progresistas, que acabaron con el fin de la regencia de María Cristina y el comienzo de la regencia de Espartero.

Análisis

La idea principal del texto es la existencia de un compromiso entre una parte del ejército Carlista y el liberal para poner fin a las guerras carlistas. Se produjo en el norte porque Maroto es el líder de los transaccionistas, partidarios de poner fin a la guerra. Las condiciones para poner fin a la guerra vienen dadas en varios artículos, tres de ellos incluidos en el texto. Estos son los siguientes:

  • En el artículo 1º Espartero se compromete a “recomendar” el mantenimiento de los fueros e instituciones, actuando con notable independencia, ya que sabía que prometía algo que era de exclusiva competencia de las Cortes.
  • El artículo 2º supone el reconocimiento por parte de los isabelinos de los empleos, grados y condecoraciones de los oficiales y mandos que habían servido en el bando carlista, para facilitar de esta manera su reinserción en el Ejército regular español. 
  • El artículo 4º facilita el retiro o la licencia a generales, jefes u otros cargos que hubiesen servido al ejército de Don Carlos. Esto se realizó para una igualdad entre los bandos. Los que prefirieran retirarse siendo generales serían destinados a los cuarteles que ellos eligiesen, además de conservar sus sueldos. Así mismo, los jefes y oficiales que se retirasen también obtendrían un sueldo.

Otra idea que podemos extraer del texto es la importancia que tiene el ejército, pues este convenio es un pacto entre ejércitos sin contar con el poder civil.

Conclusiones

Este documento es de gran relevancia histórica, pues supone el final de la primera guerra carlista. No obstante, este pacto no acabó con el carlismo, ya que se llevaron a cabo dos guerras carlistas más, una entre los años 1846 y 1849, y otra entre 1872 y 1876. Con este pacto se buscó además atraer hacia el régimen liberal a los carlistas más moderados. Para ello Espartero promete cuestiones como la de los fueros, aunque sabe que no dependen de él, sino de las Cortes. Espartero llegó al poder como regente en 1840. 

Por otro lado, este texto es una prueba más de la importancia que el Ejército tiene en la vida española, pues al fin y al cabo firman este documento sin contar con el poder civil. Además, la mayoría de cambios de gobierno se suelen llevar a cabo mediante levantamientos y golpes de Estado, controlados por el Ejército, lo que demuestra la gran capacidad que tiene para cambiar la vida del país.