Argentina: Transformaciones Socioeconómicas y Políticas (1930-1949)
Transformaciones Socioeconómicas y Políticas en Argentina (1930-1949)
Crisis de Identidad: Cambios Económico-Políticos y Sociales
La caída del prestigio de la oligarquía, debido a su falta de respuestas efectivas ante los problemas posteriores a la crisis del 30, provocó que, en lugar de aceptar un nuevo rumbo, intentaran conservar y aferrarse al orden oligárquico, lo cual condujo a su fracaso. Paralelamente, los sectores bajos comenzaron a tomar fuerza, exigiendo inclusión en el sistema. El incremento de estos sectores se debió a las migraciones internas impulsadas por la industrialización, que generaron demandas de inclusión y mejora en la calidad de vida y oportunidades. La clase media continuó ganando fuerza y protagonismo. Se produjo un cambio de conciencia en las clases media y baja, que se percataron de la corrupción y los privilegios de la oligarquía, y exigieron ser incorporados al sistema.
Dependencia Económica: Una Nueva Dimensión
Después de 1930, se manifestó otra faceta de la relación de dependencia entre Argentina y las potencias, evidenciando el abuso de poder de estas últimas y la necesidad de ceder ante sus exigencias. En el ámbito espiritual, se observó la imposibilidad de los intelectuales de desarrollar pensamientos propios, alejados de las influencias europeas. Sin embargo, la crisis fue principalmente económica. En esta etapa, no se detuvo la exportación de productos agropecuarios a Europa, lo que continuó favoreciendo a los hacendados. El Pacto Roca-Runciman intensificó las protestas contra el gobierno, al considerarse lesivo para los intereses nacionales. Este pacto perpetuó la dependencia de una potencia, lo que conllevó medidas desventajosas para la industria nacional (creación de las juntas reguladoras). Además, la inestabilidad de Gran Bretaña empeoró la economía argentina.
Distribución de la Riqueza: Una Brecha Creciente
La oligarquía trasladó las pérdidas ocasionadas por la reducción de las exportaciones a las clases más bajas, lo que incrementó la brecha entre la situación económica de los sectores ricos y pobres.
Se pueden distinguir dos momentos en la crisis de distribución:
- Inicialmente, la crisis quedó limitada a las clases dirigentes.
- Posteriormente, se definieron frentes de lucha entre las clases sociales, dando lugar a la confrontación. La lucha por mantener y aumentar el activo tuvo lugar entre los estratos más altos, debido a la ausencia de una organización de intereses fuertes y homogénea de la clase trabajadora, y a la agresiva política salarial de los sindicatos, que se topó con la gran desocupación. Dada la desunión y la debilidad de los estratos bajos, no era necesario que las clases altas constituyeran un frente común contra ellos, de modo que los conflictos de intereses se produjeron forzosamente entre ellas mismas.
Un rasgo característico de esta fase fue una considerable fluctuación e inestabilidad social. Se produjo una reducción de las ventas de carne vacuna, el principal producto argentino de exportación. La clase trabajadora fue la verdadera víctima de la recesión económica. Si bien ya se habían dictado numerosas leyes de seguridad social, estas distaban mucho de ser suficientes para compensar la subordinación del trabajador al empleador y para garantizar la mínima seguridad contra los riesgos del trabajo.
Hacia fines de la década del 30, la clase trabajadora inició una lucha cada vez más decidida contra su explotación y discriminación social, lo que se manifestó en un aumento del número de huelgas. Los sindicatos comunistas militantes comenzaron a ejercer una creciente atracción sobre los obreros industriales. El descontento de los estratos bajos se hizo evidente. Los frentes sociales se polarizaron y se esbozó un amenazante conflicto general, que solo pudo ser conjurado por la rápida y decidida acción de los órganos estatales.
Participación Política: Restricciones y Exclusión
En 1912, con la Ley Sáenz Peña, se expandió la integración de otras clases a la política. Sin embargo, con el golpe de Estado de 1930, se volvió al principio, ya que se buscaba el beneficio de la oligarquía y no de todas las clases. Esto llevó a elecciones fraudulentas, limitando la participación a los diferentes postulantes al poder. Nuevamente, el poder quedó en manos de pocos, y no existió participación de clases sociales sobrantes en la toma de decisiones. No hubo líderes que representaran a los partidos, y los sindicatos fueron perseguidos.
Crisis de Legitimidad: El Núcleo del Sistema Político
La crisis de legitimidad afectó al sistema político en su núcleo, siendo la suma de todas las crisis anteriores. Se tornó cada vez peor porque el Estado no hizo nada para superarla, y el sistema político en este período era débil. Las dudas sobre la legitimidad no fueron creadas por este débil sistema político, sino por la aplicación de los recursos y la inactividad que había. El gobierno usó los medios de organización y de sanción para defender los intereses de una minoría privilegiada.
Fases del Régimen Peronista
Fase Preparatoria (1943)
La primera fase, la preparatoria del régimen, se caracterizó por violentos enfrentamientos entre fuerzas desencadenados por el golpe militar del 43. El GOU no tenía un programa político claro. Perón sí lo tenía y empezó a ascender en el gobierno militar, lo que le permitió aumentar su influencia a través de una mejor distribución de la economía y leyes de protección a los trabajadores (Secretaría de Trabajo y Previsión) e intervención del Estado en la economía.
Fase de Consolidación o Estatizante
La segunda fase, la de consolidación o estatizante, se caracterizó por el aumento del presupuesto estatal en la posguerra gracias a instituciones como el IAPI, que controlaba los precios (exterior e interior). Perón organizó su sistema de dominación política e intentó solucionar tres tipos de crisis:
- Crisis de legitimidad: Para solucionarla, cerró el sistema político a la oligarquía y lo abrió a los sectores más amplios, fomentó la organización de sectores desorganizados (pequeños productores, trabajadores y clase media), aumentó la sindicalización, incrementó la intervención del Estado en los conflictos sociales y desplazó instituciones y grupos que se le oponían (oposición, radio, diarios, universidades). La reforma constitucional del 49 fue la culminación de la fase estatizante.
- Crisis de distribución: Perón la resolvió antes de ser presidente (horarios de trabajo, jubilaciones, estatuto del peón). De todos modos, el aumento de salarios continuó durante 1947, 1948 y 1949, y agregó la protección al trabajador en caso de accidente, despido, etc., favoreciendo el turismo popular y la asistencia social. Además, la política de Perón favoreció a industriales pequeños del interior de consumo interno. Eva Perón y la fundación permitieron también aumentar el apoyo de los sectores más humildes.