Ascenso y Consolidación del Nazismo en Alemania (1933-1939)
La Alemania Nazi (1933-1939)
4.1 La Llegada al Poder del Nazismo
La difícil coyuntura económica derivada de la crisis de 1929 fue la que ofreció una nueva oportunidad a los nacionalistas. El aumento del malestar social favoreció la difusión de su discurso radical y provocó una polarización política. Así, en las elecciones de 1932, salieron elegidos 196 diputados nazis y 100 comunistas. Ante el resultado, las fuerzas conservadoras, más alarmadas por la influencia comunista que por el nazismo, prefirieron llegar a un acuerdo con Hitler. En enero de 1933, este fue nombrado canciller en un gobierno de coalición. Hitler juró la constitución, pero su intención era convertir la república en un estado autoritario. Las razones del éxito electoral de los nazis hay que buscarlas en el apoyo que hallaron entre las clases medias, los campesinos arruinados y los obreros desesperados ante la miseria y el paro. Por otro lado, su nacionalismo radical les hizo ganar adeptos entre los militares y antiguos combatientes, y entre la burguesía que deseaba un poder fuerte. Para una parte importante de la opinión pública alemana, Hitler contaba con el apoyo de importantes personalidades de la industria y las finanzas, y disponía de ayudas económicas procedentes de algunos grandes empresarios (Thyssen, Stinnes y Krupp).
4.2 El Camino Hacia la Dictadura
La construcción del estado autoritario se inició el mismo año 1933, cuando Hitler consiguió del presidente Hindenburg el permiso para disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones, que se fijaron para el día 5 de marzo. Un decreto del gobierno prohibió la prensa y las reuniones de los opositores. Los registros y las persecuciones se multiplicaron, mientras que, en la calle, los camisas negras sembraban el pánico y el terror. El 27 de febrero se produjo el incendio del Reichstag, del que fueron falsamente inculpados los comunistas. El atentado sirvió de excusa para suspender las libertades individuales, suprimir el control judicial sobre las detenciones y restablecer la pena de muerte. En estas condiciones excepcionales, el partido nazi no obtuvo mayoría absoluta (consiguió el 43%), mientras que los comunistas y socialistas alcanzaron el 30%. Hitler obtuvo el apoyo que necesitaba del Centro Católico para que el parlamento le concediese plenos poderes y la facultad de promulgar leyes sin necesidad de trámites. La concentración de poderes en manos de Hitler se completó cuando, en agosto de 1934, después de la muerte de Hindenburg, acumuló las funciones de canciller y presidente y se proclamó Führer y canciller del Reich.
4.3 La Autarquía Económica y Rearme
La principal preocupación de los dirigentes nazis en materia económica, con Goering como principal impulsor, era asegurar un relanzamiento económico que convirtiese nuevamente a Alemania en una gran potencia mundial. Para ello, se implantó un fuerte dirigismo estatal, que tenía como objetivo conseguir la autarquía económica y convertir a Alemania en un estado autosuficiente. Con esta finalidad, se elaboró un Plan Cuadrienal de autoabastecimiento económico y fomento de una industria de sustitución, capaz de producir todas las materias que el Reich no poseía en cantidad suficiente. Además, el estado pasó a ejercer un fuerte control sobre los precios y los salarios con el fin de frenar la inflación, realizando fuertes inversiones e iniciando numerosos planes de obras públicas para acabar con el paro. Por último, se dio prioridad a la industria pesada, sobre todo a la de armamento, que alcanzó un gran desarrollo gracias a la remilitarización. Los resultados económicos del nazismo fueron muy desiguales. En 1939, Alemania era la segunda potencia industrial del mundo. Para conseguirlo, los sueldos eran bajos, con lo que la capacidad adquisitiva de los obreros era poca, con largas jornadas laborales (10h) y anulación de derechos. La política exterior nazi no cuestionó ni puso en peligro el sistema capitalista. Por el contrario, reafirmó algunos de los rasgos más característicos del capitalismo alemán. Así, se aceleró el proceso de concentración de capital y los beneficios de las empresas y de la banca aumentaron enormemente. La clase media, que había depositado grandes esperanzas en el nuevo régimen, experimentó una tenue mejoría, pero los privilegios otorgados a la banca y a la gran industria le dejaron poco margen de maniobra. La clase obrera vio cómo desaparecía el grave problema del paro, a la vez que se iniciaba un acusado empeoramiento de sus condiciones salariales y de trabajo.