Auge y Crisis del Campesinado

Tras la conquista de Italia, las clases medias romanas, especialmente el campesinado, experimentaron una época dorada. La abundancia de tierras y la colonización facilitaron el acceso a la ciudadanía, creando estabilidad social y económica. Esta solidez explicó el éxito de la política exterior romana. Sin embargo, la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.) contra Aníbal marcó un punto de inflexión, causando estragos en las condiciones de vida del campesinado, del cual nunca se recuperarían completamente.

Reforma de los Comicios por Centurias

En el siglo III a.C., la asamblea por centurias fue reformada. Se vincularon las categorías de las centurias con las de las tribus, igualando la distribución de centurias por clases en cada tribu. Cada clase tenía sesenta centurias. Esta reforma se debió a que la asamblea, originalmente un reflejo del ejército, había perdido su función original. El peso de la votación se desplazó hacia abajo, radicando la capacidad de decisión en la segunda y tercera clase, que sumaban 363 centurias.

Impacto de la Guerra y la Expansión

La guerra de Aníbal y la posterior expansión mediterránea alteraron las condiciones sociales y políticas de Roma. La clase media campesina sufrió las consecuencias económicas y políticas. El Senado adquirió gran prestigio durante la guerra, consolidando su liderazgo. Las guerras del siglo II reafirmaron esta situación, a pesar de las aspiraciones de poder personal de figuras como Escipión. El Senado se impuso como máximo órgano administrativo y político gracias a su auctoritas y a las necesidades de la práctica política.

El Senado Romano

Compuesto por ciudadanos de origen libre, los senadores representaban las costumbres tradicionales. Ciertas profesiones, como el comercio y las adjudicaciones públicas, les estaban prohibidas, debiendo dedicarse al campesinado. El cargo senatorial era vitalicio y requería el ejercicio previo de una magistratura. El Senado tenía competencia general sobre asuntos públicos, incluyendo política exterior, relaciones con potencias extranjeras y aliados, reparto de provincias, dirección de la guerra, leva militar, tributos y concesión del triunfo. También tenía competencias judiciales en Italia y las provincias. Su predominio era especialmente notable en el ámbito financiero, gestionando los bienes públicos bajo su autorización.

Las Magistraturas Romanas

En el siglo II a.C. se organizó el sistema de magistraturas. La Lex Villia Annalis (180 a.C.) estableció el orden de las magistraturas: cuestura, edilidad, pretura y consulado. Fijó la obligación de un intervalo de dos años entre magistraturas, las edades mínimas y la necesidad de diez años de servicio militar. Las magistraturas se basaban en la potestas, la capacidad de representar a la República, que variaba según el magistrado. Existía la intercessio, el derecho a veto dentro de cada colegio de magistrados, para evitar decisiones personalistas. Algunas magistraturas tenían el auspicium, el poder de consultar a los dioses. El imperium, el poder supremo de mando militar, lo ostentaban el dictador, el cónsul y el pretor.