La Dictadura de Primo de Rivera y la Caída de la Monarquía (1923-1931)

El Directorio Militar (1923-1925)

En general, el pronunciamiento militar fue recibido con entusiasmo por la opinión pública. Primo de Rivera presentó la Dictadura como un régimen transitorio para acabar con los males de la Restauración, es decir, eliminar el caciquismo, liberar al país de la “vieja política” de los partidos del turno, poner fin al desorden social y a la amenaza de separatismo catalán.

El Directorio Militar suspendió la Constitución de 1876, disolvió las Cortes y estableció la censura de prensa. Los Ayuntamientos y las Diputaciones provinciales fueron disueltos. En 1924, se creó un partido propio, la Unión Patriótica, el cual duró lo que la Dictadura, y cumplió el papel de aportar el personal político que necesitó la Dictadura.

Sobre el problema regional, Primo de Rivera se mostró muy duro con el catalanismo. Se prohibió el uso del himno y de la bandera catalana y la utilización del catalán en los actos oficiales. Primo de Rivera contaba con la simpatía de la burguesía catalana y con el catalanismo moderado de la Lliga de Cambó, aún así consiguió crearse enemigos en Cataluña.

La pacificación de Marruecos fue el logro más indiscutible de la dictadura. El problema marroquí pudo por fin resolverse. El líder de los rifeños, Abd-el-Krim, facilitó las cosas. En 1924 atacó a las tropas españolas y después a las francesas. Pero Francia y España acordaron una ofensiva conjunta por mar y tierra. España protagonizó el desembarco de Alhucemas, y fue un éxito; Abd-el-Krim fue derrotado. En 1927, esto dejó de ser un problema para España.

El Directorio Civil (1925-1930). La oposición a la Dictadura y la caída de Primo de Rivera

Tras el éxito en Marruecos, Primo de Rivera decidió transformar el Directorio Militar en un gobierno en el que incluía hombres civiles, el llamado Directorio Civil, en el que formó parte, entre otros, Calvo Sotelo, ministro de Hacienda. El objetivo ahora era institucionalizar el régimen. Con este objetivo final se convocó, en 1927, una Asamblea Nacional Consultiva, compuesta por representantes del Estado. Inició sus trabajos en 1928 y terminó siendo un fiasco sin llegar a cumplir sus objetivos.

En cuanto a la política económica, la Dictadura se benefició de la oleada de prosperidad mundial de los “felices años veinte”. La economía española creció. Se impulsaron las obras públicas y también se crearon las Confederaciones Hidrográficas para el aprovechamiento de los ríos.

En la política social, el Estado también se mostró muy activo. Construyó “viviendas baratas”, también Institutos, escuelas y servicios sanitarios. Para la solución de los conflictos laborales se instituyeron “comités paritarios”, formados por patronos y obreros. En ellos se fijaban salarios, condiciones de trabajo y se hacían labores de mediación. También participaron los socialistas.

A partir de 1928, la oposición a la Dictadura fue ganando cada vez más apoyo. La Unión Patriótica, que debía apoyar al gobierno, carecía de popularidad. Los intelectuales criticaban la falta de libertades políticas, en las Universidades los estudiantes promovían campañas antidictatoriales, entre las fuerzas militares reinaba la desunión y ello era muy grave pues el apoyo del Ejército era fundamental para el sostenimiento del régimen.

Finalmente, cansado y desilusionado, con un monarca que empezaba a marcar distancias, Primo de Rivera, el 30 de enero de 1930, presenta su renuncia y se marcha a París, allí falleció dos meses después.

El fin de la monarquía (enero de 1930-abril de 1931)

El rey encargó al general Dámaso Berenguer la formación de un nuevo gobierno con el fin de retornar a la normalidad constitucional. Se puso en vigor la Constitución de 1876, pero el intento de Alfonso XIII de volver al anterior régimen fracasó. La mayoría de los antiguos políticos se negaban a colaborar y los efectos de la crisis económica mundial reforzaron el ambiente general de descontento. El gobierno era débil. No tenía apoyos ni daba soluciones.

La campaña antimonárquica de los republicanos iba en aumento. En agosto de 1930 tuvo lugar el Pacto de San Sebastián para lograr la proclamación de la República. Se organizó un “Comité Ejecutivo”, encabezado por Alcalá-Zamora, cuyos miembros fueron detenidos.

El gobierno entró en crisis y cayó. El nuevo gobierno, encabezado por Bautista Aznar, convoca elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. Aunque las candidaturas monárquicas ganaron, el triunfo de las candidaturas republicano-socialistas en la mayoría de las capitales de provincia y en las grandes ciudades (con menor caciquismo), esto se consideró una desautorización a la monarquía. El 14 de abril, día en el que se proclama la República, el rey Alfonso XIII abandona España. El 14 de abril se cerraba un ciclo para que se abriera una nueva etapa.