Dictadura de Primo de Rivera y la Transición a la Segunda República
El Directorio Civil y la Obra de Primo de Rivera
En diciembre de 1925, el Directorio Militar fue sustituido por un Gobierno Civil. Este cambio no implicaba la restauración de las garantías constitucionales. Tras resolver los problemas que justificaban la dictadura, Primo de Rivera, en lugar de retirarse, optó por renovar su régimen. Se inclinó por una intensa labor política, social y económica, fomentando obras y empresas públicas como Telefónica, Iberia, Campsa, obras hidráulicas y regadíos. También impulsó el Código de Trabajo (1926), que regulaba contratos, tribunales laborales, accidentes de trabajo, subsidios a familias numerosas y seguro de maternidad. En el mismo año, se creó la Organización Corporativa Nacional para solucionar conflictos nacionales a través de comités paritarios de obreros y empresarios.
Última Etapa y Fracasos de la Dictadura
En la etapa final, se observó un leve intento de democratización con una Asamblea Nacional consultiva y un proyecto de constitución que no convenció. A pesar de algunos resultados positivos, como el aumento de la producción agrícola, la recuperación demográfica, el impulso industrial (España en 5º puesto mundial en producción de automóviles) y reformas sociales (casas baratas, seguros de enfermedad, subsidios y escuelas sociales), la dictadura fracasó en cuestiones cruciales:
- No erradicó el caciquismo, especialmente en Galicia y el sur.
- Se ganó enemigos en el ejército por su sistema de ascensos basado en méritos.
- Fracasó en la cuestión nacionalista, limitando a los catalanes, incluso en el uso de su idioma. Los estatutos provinciales anularon las Mancomunidades.
- Los roces con la universidad e intelectuales fueron constantes, a pesar de la creación de nuevos centros escolares, culminando en procesamientos y detenciones.
El crack del 29 agravó la situación. Alfonso XIII le retiró su confianza, al igual que el ejército, y Primo de Rivera dimitió el 28 de enero de 1930, falleciendo poco después en París.
La Dictablanda de Berenguer y el Pacto de San Sebastián
Tras la dimisión de Primo de Rivera (31 de enero de 1930), el rey intentó restablecer el sistema parlamentario y nombró al general Dámaso Berenguer. Sus primeras medidas fueron: amnistía general, restablecimiento de la Constitución de 1876 y restitución de los concejales destituidos. El gobierno fracasó. La oposición (republicanos, autonomistas, socialistas y anarquistas) firmó el Pacto de San Sebastián (17 de agosto de 1930) para instaurar la República mediante un alzamiento militar y civil, y elaborar un estatuto de autonomía para Cataluña. El levantamiento de Jaca, aunque fracasado, convirtió a Galán y García Hernández en mártires de la causa republicana.
Proclamación de la Segunda República
El 13 de febrero de 1931, Berenguer convocó elecciones y dimitió, siendo sustituido por J.B. Aznar. Las elecciones del 12 de abril dieron un resultado desigual: aunque los monárquicos obtuvieron más concejales, los republicano-socialistas triunfaron en 41 de las 50 capitales de provincia. El gobierno intentó negociar sin éxito con el Comité Revolucionario. Alfonso XIII abdicó, y el 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República, formándose un Gobierno Provisional. El 15 de abril, Alfonso XIII abandonó España.