El ascenso y caída del Imperio Napoleónico: De la Revolución Francesa a la Restauración
Obra de Napoleón en Francia
El Consulado y el ascenso al poder
El Consulado, un régimen personalista basado en la enorme capacidad política de Napoleón, le permitió acaparar todo el poder y el protagonismo. La Constitución del año VIII reflejó esta concentración de poder, careciendo de declaración de derechos y separación de poderes. Tras vencer a la Segunda Coalición en Marengo, Napoleón se nombró Cónsul Vitalicio e inició una serie de reformas que consolidaron el liberalismo en Francia. Modernizó las leyes con la elaboración del Código Civil, reformó la economía creando el Banco de Francia y el Código de Comercio, y promovió la educación pública. Además, estableció una nueva nobleza basada en méritos civiles y militares.
Napoleón y Europa
Las Guerras Napoleónicas y la expansión del Imperio
Temerosa de la hegemonía francesa, Gran Bretaña formó la Tercera Coalición junto a Austria y Rusia. Napoleón transformó la República en Imperio para consolidar su posición y se lanzó a una nueva campaña con el apoyo de España. A pesar de la derrota hispanofrancesa en Trafalgar, la victoria en Austerlitz supuso el fin del Sacro Imperio Romano Germánico. Las victorias posteriores en Eylau y Friedland contra la Cuarta Coalición llevaron a la Paz de Tilsit, marcando el cenit del Imperio Napoleónico.
El Bloqueo Continental y la Guerra de la Independencia Española
La política exterior de Napoleón se centró en la alianza con Rusia y el aislamiento de Gran Bretaña mediante el Bloqueo Continental. Portugal, al no aceptar el bloqueo, fue invadida por Napoleón, quien también invadió España en 1808, dando inicio a la Guerra de la Independencia. Este conflicto, que duró casi cinco años, consumió los principales recursos del Imperio. La situación se complicó aún más cuando Rusia rompió la alianza con Francia y comenzó a comerciar con Gran Bretaña.
La caída del Imperio y el exilio de Napoleón
La invasión de Rusia en 1812 resultó en una derrota para Napoleón. La Sexta Coalición venció a las tropas francesas en la Batalla de Leipzig, y en 1813 Napoleón fue derrotado en España. Los aliados llegaron a París, y Napoleón abdicó el 6 de abril de 1814, exiliándose en la isla de Elba. Retornó al poder durante los Cien Días, pero fue derrotado definitivamente en Waterloo y deportado a la isla de Santa Elena, donde murió.
La Restauración
Vuelta al absolutismo y las Cartas Otorgadas
Durante la Restauración, los monarcas del Antiguo Régimen volvieron al poder, actuando como si la Revolución Francesa nunca hubiera existido. En algunos casos, como el del rey Luis XVIII de Francia, se promulgaron Cartas Otorgadas, documentos que reconocían algunos derechos a la población.
El Congreso de Viena
Un nuevo orden europeo
Tras la derrota de Napoleón, las potencias buscaron una nueva distribución territorial que garantizara la paz y evitara nuevas revoluciones. El Congreso de Viena, con Metternich (Austria), Alejandro I (Rusia) y Talleyrand (Francia) como protagonistas, modeló el nuevo mapa europeo. Los objetivos eran reducir el número de Estados y frenar el expansionismo francés. Francia volvió a sus fronteras anteriores a la Revolución, se fortalecieron Estados tapón como Holanda y Piamonte, y Austria, Prusia y Rusia ganaron territorios de forma equilibrada.
El sistema de congresos y los nuevos desafíos
El Congreso de Viena inició el sistema de congresos, donde las potencias se reunían para discutir problemas internacionales y evitar guerras. Sin embargo, creó nuevos problemas, como las falsas uniones de Bélgica y Holanda, y no resolvió los nacionalismos de Polonia, Italia y Alemania, cuestiones que marcarían la política del siglo XIX.
Alianzas internacionales contra la revolución
La Santa Alianza y la Cuádruple Alianza
Las potencias europeas buscaron consolidar la Restauración mediante alianzas. La Santa Alianza (Prusia, Rusia, Austria y luego Francia) tenía un carácter antiliberal, defendiendo el absolutismo y la alianza del Trono y el Altar. La Cuádruple Alianza (Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia) buscaba defender el orden creado en el Congreso de Viena.