Evolución de la Segunda Internacional

Como síntomas del crecimiento del movimiento socialista, destacan la constitución de la Comisión Socialista Interparlamentaria, que reflejaba la amplia presencia del socialismo en muchos parlamentos nacionales y la necesidad de coordinar políticas y proyectos legislativos; la primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas (1907), que evidenciaba la incidencia del movimiento obrero en el naciente movimiento feminista; y la creación, en ese mismo año, de la Federación Internacional de la Juventud Socialista.

  • El acceso al poder: Este aspecto incluía dos puntos básicos: el ministerialismo y el revisionismo.
  • La cuestión colonial: Ampliamente debatida en el congreso de Stuttgart (1907).
  • La oposición a una guerra europea: Un tema recurrente desde 1900, previendo la inminente guerra que finalmente estalló en 1914 (Primera Guerra Mundial).

El Anarquismo

El movimiento anarquista continuó siendo numeroso en la Europa mediterránea y Rusia. Pero solo en España mantuvo el carácter hegemónico, gracias al apoyo de la clase obrera industrial de Cataluña y de los jornaleros agrarios de Andalucía. La presencia dominante del anarquismo dentro del movimiento obrero español se consolidó con la formación de la Confederación Nacional del Trabajo en 1910 y a través de un gran número de ateneos y entidades.

  • El anarcocomunismo, encabezado por Piotr A. Kropotkin, era partidario de la acción colectiva revolucionaria y se oponía a los sindicatos, que consideraba reformistas.
  • El italiano Enrico Malatesta defendió el terrorismo individual mediante la estrategia que denominó «la propaganda por el hecho». Varios atentados terroristas de signo anarquista se produjeron en toda Europa, esencialmente en el periodo de 1894-1900.
  • El anarcosindicalismo de raíz bakuniniana, que combina un objetivo final de carácter revolucionario y anarquista con una práctica cotidiana sindical, fue la corriente que consiguió tener una mayor presencia.

Reino Unido

Desde el punto de vista de la organización política, los británicos consolidaron un modelo de monarquía parlamentaria que se basaba en la alternancia pacífica de dos partidos (conservador y liberal) y en el poder moderador del monarca. El Parlamento estaba constituido por dos cámaras: la de los Comunes, elegida mediante el voto de una franja muy amplia de la sociedad, y la de los Lores, reservada a los representantes de la nobleza y de la Iglesia. La cuestión irlandesa fue el principal problema de la política británica de aquellos años. En 1921, terminada la Primera Guerra Mundial, el gobierno británico reconoció la formación del Estado Libre de Irlanda.

Alemania

Bismarck, canciller hasta 1890, consolidó la unificación reforzando el liderazgo de Prusia en Alemania. Llevó a cabo una política contra la Iglesia católica (Kulturkampf) e intentó el aislamiento diplomático de Francia, el enemigo potencial más peligroso de Alemania, con un sistema de alianzas políticas y militares que culminaron en la Triple Alianza, con Austria-Hungría e Italia.

Francia

Una de las crisis más graves de la Tercera República fue el asunto Dreyfus. Dreyfus, un oficial del ejército de origen judío, fue condenado a cadena perpetua acusado de haber espiado en favor de Alemania. Sin embargo, resultó ser todo un fraude, lo que trajo consigo una división de opiniones: el pueblo francés justificaba la condena y las fuerzas de izquierda defendían su inocencia. Finalmente, fue declarado inocente. Los mayores éxitos de esta Tercera República fueron el establecimiento de la enseñanza pública primaria, obligatoria y gratuita para los franceses, la consolidación del sistema democrático y la separación de la Iglesia y el Estado.

Austria-Hungría

Después de la guerra austro-prusiana, el gobierno austríaco llevó a cabo una importante reforma constitucional: la monarquía dual, que satisfacía las aspiraciones históricas del nacionalismo húngaro.

El Imperialismo Europeo

Europa había vivido una primera fase de expansión imperialista a partir del siglo XVI, que dio lugar a la ocupación del continente americano y de enclaves litorales de África, Asia y Oceanía. En el continente americano se había seguido la política de ocupación sistemática del territorio y de repoblación con inmigrantes europeos. Esta primera fase de expansión europea se caracterizó por el colonialismo.

A partir de 1880, las nuevas potencias industriales de Europa iniciaron una segunda fase imperialista, caracterizada por el dominio total de los continentes africano, asiático y oceánico y por el protagonismo directo de los estados y los ejércitos.

Imperio británico

Imperio hacia 1880

Gran Bretaña disponía de un gran imperio colonial de alcance mundial, que se componía de varias posesiones:

  • El dominio de enclaves seguros en todas las rutas marinas.
  • Colonias de poblamiento blanco, con rasgos climáticos similares a los europeos.
  • Enclaves comerciales en África y colonias de plantación tropical en el Caribe.
  • La India, un subcontinente que había sido administrado desde 1777 por la Compañía de las Indias Orientales. Desde 1858 fue gobernada directamente por los funcionarios de la monarquía británica. La proclamación de la reina Victoria como emperatriz de la India (1876) consolidó la dependencia política directa del territorio.
La expansión del Imperio

Inició una fase de expansión acelerada a partir de 1882, con la ocupación de Egipto.

  • La dominación de una gran parte del continente africano con el objetivo de asegurar una comunicación territorial entre el norte y el sur del continente, que se ejemplificó en el proyecto de línea férrea entre El Cairo y el Cabo.
  • El dominio del océano Índico, fundamental en el control de India y Australia.
La organización del imperio
  • Las zonas con población blanca de origen británico se convirtieron en dominios.
  • Las colonias donde la población nativa era mayoritaria fueron gobernadas directamente por las autoridades metropolitanas. Estos territorios fueron llamados protectorados: ej. Egipto, Malasia, algunas regiones de la India y Sierra Leona.

Las colonias se especializaron en la producción de materias primas y de productos alimentarios necesarios para la metrópoli, mientras que esta orientaba parte de la producción industrial al amplio mercado colonial.