El Castillo de Gibralfaro: Historia y Evolución de una Fortaleza Andaluza
Castillo de Gibralfaro: Historia y Evolución de una Fortaleza Andaluza
Denominación y Orígenes
El Castillo de Gibralfaro ha sido objeto de controversia en cuanto a su denominación. Algunos autores, como Fermín Requena, consideran que el término es árabe, mientras que otros, como Medina Conde, creen que es de origen griego, lo que implicaría su existencia desde tiempos remotos.
Sin embargo, el profesor Laza Palacios descarta esta teoría, ya que el término”far” se utilizaba para designar torres luminosas que guiaban a los barcos en condiciones de mala visibilidad, y su origen se atribuye a la ciudad de Alejandría.
El cerro de Gibralfaro, por su parte, estuvo habitado desde el siglo VIII a. C., por lo que sería extraño que sus primitivos habitantes lo denominaran”far”. Por ello, Laza Palacios propone el término semita”Gebelair”, que significa”monte de la ciuda”, el cual pudo derivar en”Gibralfar” por una mala pronunciación.
El Pozo de Airón y la Ciudad de Mainake
En la parte superior noroeste del Castillo de Gibralfaro se encuentra un pozo de 100 metros de profundidad llamado Airón. Se especula que el castillo pudo haber sido conocido como Castillo de Airón antes de tener un faro.
Según la historiografía, Airos era un dios ibérico protector de las fuentes y manantiales. El castillo está situado en la cima de un cerro donde existía una pequeña ciudad fundada por los primitivos pobladores de la bahía de Málaga, conocida como Mainake. Esta ciudad, de origen ibérico, basaba su economía en el comercio del metal.
Época Romana y Musulmana
La ciudad de Malaka, de fundación fenicia, se ubicaba en el cerro donde hoy se levanta la Alcazaba. Ambos núcleos se fusionaron con el tiempo.
En época romana, Gibralfaro fue un puesto defensivo de gran importancia, ya que la Málaga romana se extendía desde el río Guadalmedina hasta el monte de Gibralfaro, dominando el puerto marítimo. El mar llegaba hasta la falda del monte, y la fortaleza parece ser anterior a la dominación musulmana.
Algunos autores indican que el Castillo de Gibralfaro resistió la invasión islámica. Según Medina Conde, el gran torreón oriental es el origen del castillo, ocupado en el siglo VI por los bizantinos, cuando Málaga era una plaza fuerte que resistió las ofensivas de los reyes visigodos.
Los musulmanes, tras conquistar Málaga, encontraron la base sobre la que reedificaron y reforzaron el castillo. Los investigadores atribuyen a Abderramán I las primeras obras de reconstrucción de la primitiva fortaleza. Málaga y Elvira (Granada) fueron las primeras ciudades que apoyaron al emir omeya en suelo hispano.
Otros historiadores consideran que el gran aprovechamiento de Gibralfaro como fortaleza corresponde a tiempos de Abderramán III, ya que en la documentación musulmana del siglo X se menciona que Gibralfaro fue un importante castillo en la insurrección de los mozárabes contra los omeyas en Córdoba. Esta revuelta se inició en Málaga y se extendió por Jaén y Córdoba, pero su centro era Málaga.
Edad Media
Umar Ibn Hafsun lideró a los mozárabes, pero finalmente Abderramán III lo derrotó. Tras la conquista de Gibralfaro por Abderramán, el castillo fue reforzado y se realizaron obras en la fortaleza.
En el siglo XI, sirvió como cárcel para algunos príncipes. En algunas revueltas, estos fueron encarcelados y la fortaleza fue atacada por el rey de Sevilla, quien fracasó en su intento de anexionarse la provincia de Málaga.
A finales del siglo XIII, se repararon todos sus muros y, finalmente, en el siglo XIV se construyó un alcázar en su interior. Durante la Edad Media, fue una de las grandes fortalezas de Andalucía por su estratégica situación.
Contaba con dos recintos con una barbacana, profundos fosos de trazado irregular, seis baluartes (dos hexagonales, dos de planta cuadrada y dos circulares), cuatro puertas (una de ellas abierta hacia la Alcazaba, que posteriormente fue cerrada por los muros construidos en el siglo XIV), una coracha marítima para aprovechamiento y defensa, y tres aljibes (uno de ellos el pozo de Airón, situado junto a la mezquita).
Conquista Cristiana y Época Moderna
La mezquita, que tenía tres naves con cuatro arcos, fue destruida a finales del siglo XIX. Cuando el castillo fue conquistado por los Reyes Católicos, fue dedicada a San Luis. Posteriormente, fue destinado a almacén de elementos de guerra, al igual que los torreones.
La conquista de Málaga se inició el 9 de mayo de 1487. Fernando intentó pactar la rendición, pero los habitantes se negaron, por lo que Málaga fue sitiada durante 99 días. Gibralfaro permaneció hasta el final. El Zegrí se encerró con unos fieles y resistió dos días más en el interior de la fortaleza. Los muros sufrieron un duro castigo por los bombardeos.
Tras la conquista, los impuestos de la cal, teja, ladrillo, carbón y la tributación de los musulmanes se destinaron a la conservación de los muros. El castillo fue utilizado por Carlos III y ocupado durante la Guerra de Independencia por los franceses, quienes causaron grandes destrozos.
El castillo fue propiedad del ejército hasta 1920. Actualmente, es propiedad municipal.