EL FASCISMO, UNA IDEOLOGÍA NUEVA

Tras la Primera Guerra Mundial, surgió una evolución del pensamiento reaccionario. A diferencia de las doctrinas conservadoras tradicionales, contrarias al liberalismo y al nacionalismo, el fascismo era antiliberal, pero se caracterizaba por un nacionalismo exacerbado y xenófobo:

Características del Fascismo

  • Ideología totalitaria: niega los derechos del individuo frente al Estado. Desaparece la noción de ciudadano y de Estado de derecho, al tiempo que se exaltan la violencia y la fuerza.
  • Nacionalismo extremo: la noción de nación se define según criterios étnicos o raciales. Los grupos que no los cumplen son excluidos e incluso exterminados.
  • Partido único y líder supremo: el Estado se identifica con el partido, y este con el líder.
  • Movilización de masas: los partidos fascistas son movimientos de masas y pretenden representar la voluntad popular mejor que la democracia. Las demás opciones políticas son prohibidas.
  • Proteccionismo económico: acepta la propiedad privada y el capitalismo, pero propugna un proteccionismo extremo que tiende a la autarquía, un sistema económico que se inclina a la autosuficiencia, reduciendo al mínimo el comercio exterior.
  • Expansión territorial: defiende la obtención de recursos mediante la expansión de su área de dominio a costa de otros pueblos más débiles, a los que podían exterminar o utilizar como esclavos, a fin de conseguir recursos naturales y materias primas. Este es el fundamento de la teoría del espacio vital.
  • Corporativismo: niega las diferencias de clase y defiende el corporativismo, una doctrina social que propugna una división jerárquica de la sociedad, sin conflictos de clase, organizada en corporaciones, bajo el mando de un partido único.

EL FASCISMO ITALIANO

El fascismo italiano, liderado por Benito Mussolini, surgió en un contexto de irredentismo (deseo de recuperar territorios considerados propios) y frustración colonial tras la Primera Guerra Mundial. Utilizó el miedo a la revolución social, en un clima de huelgas y ocupaciones de tierra, para ganar apoyo popular.

En 1922, tras una violenta campaña de agitación, Mussolini organizó la Marcha sobre Roma, una demostración de fuerza que llevó a los fascistas al poder. Establecieron una dictadura a través de la manipulación electoral y la eliminación de la oposición. Tras el asesinato del diputado socialista Giacomo Matteotti, el régimen adquirió rasgos totalitarios:

  • Mussolini se convirtió en el Duce o caudillo supremo, aunque se mantuvo la monarquía.
  • Se practicó una política exterior agresiva, destinada a la construcción de un imperio en África y a conseguir la hegemonía en el Mediterráneo.
  • Se fundaron sindicatos corporativos y se fomentaron la agricultura y el desarrollo industrial autárquico.
  • Se emprendió una política de entendimiento con la Iglesia católica que culminó en la firma de los Pactos de Letrán en 1929.

EL NACIONALISMO ALEMÁN (NAZISMO)

El nazismo, liderado por Adolf Hitler, surgió del rechazo del Tratado de Versalles y de la teoría de la puñalada por la espalda (que culpaba a socialistas y judíos de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial). Creció aprovechando el empobrecimiento de las clases medias y la profunda crisis moral de la sociedad.

El factor distintivo del nazismo fue su extremo racismo, que se manifestaba a través de un antisemitismo tan intenso que desembocó en el exterminio de 6 millones de judíos. Las leyes raciales, basadas en los principios de la eugenesia (pseudociencia que pretendía mejorar la especie humana mediante la eliminación o esterilización de enfermos psíquicos y congénitos, y la prohibición del mestizaje), definían los derechos del individuo en función del grado de pureza racial. La raza aria, representada por los alemanes, tenía el derecho de someter a todas las demás.

El impacto de la Gran Depresión, que golpeó Alemania con contundencia, produjo una grave crisis social que aprovecharon los partidos más radicales. En las elecciones de 1932, el Partido Nazi alcanzó su techo electoral, sin llegar a conseguir la mayoría absoluta. Pero el presidente Hindenburg nombró canciller a Hitler en 1933. De las ruinas de la República de Weimar surgía el Tercer Reich.

OTROS MOVIMIENTOS FASCISTAS

El fascismo influyó en movimientos que se hicieron con el poder en países como Rumania o Hungría, y en grupos que colaboraron con las autoridades alemanas en países ocupados, como Francia o Croacia. También tuvo influencia en la dictadura de Salazar en Portugal, y en España donde surgieron partidos próximos al fascismo, como Falange Española.

Un régimen peculiar, asociado al fascismo, es el nacionalismo totalitario de Japón; aunque enraizado en tradiciones puramente japonesas, como el respeto absoluto a la autoridad, el sacrificio del individuo y la glorificación de la violencia, tiene algunas coincidencias con su aliado nazi, como la aplicación al marco asiático de la teoría del espacio vital y las prácticas genocidas.

LAS AGRESIONES FASCISTAS

La década de los 30 estuvo marcada por una escalada de agresividad de las potencias fascistas, unidas en un Pacto Antikomintern que pretendía aislar a la URSS y que preludiaba el Eje Berlín-Roma-Tokio.

El gran fracaso de la Sociedad de Naciones fue su incapacidad para coordinar la acción internacional en defensa de los agredidos:

  • Japón comenzó su expansión creando un estado satélite en Manchukuo en 1932. Se podría considerar la invasión japonesa de China en 1937 como el origen de la Segunda Guerra Mundial.
  • Italia invadió Abisinia en 1935 y Albania en abril de 1939.
  • En 1935, Alemania restableció el servicio militar obligatorio y acabó con el espíritu de Locarno en 1936, con la remilitarización de Renania.
  • El antecedente inmediato de la Segunda Guerra Mundial fue la intervención de Mussolini y Hitler en la Guerra Civil Española.

LA POLÍTICA DE APACIGUAMIENTO

En marzo de 1938, Hitler invadió su país natal, Austria. Esta anexión al Tercer Reich (Anschluss) contravenía la paz de París, pero las democracias occidentales, debilitadas por la crisis, no lo impidieron. Adoptaron una política de apaciguamiento que tenía su precedente en la pasividad frente a la intervención de las potencias fascistas en España.

Hitler se lanzó sobre la única democracia que subsistía en Europa central, Checoslovaquia. En septiembre de 1938 se celebró la Conferencia de Múnich, auspiciada por Mussolini, que se presentaba como árbitro neutral. En 1939, Hitler ocupó la ciudad báltica de Memel, que estaba bajo la protección de la Sociedad de Naciones, y amenazó a Polonia con la anexión de Danzig.

LA INVASIÓN DE POLONIA Y EL INICIO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

En agosto de 1939, Hitler y Stalin firmaron un Pacto de No Agresión. El Tercer Reich había logrado la neutralidad rusa en vísperas de un conflicto en su frontera occidental. El 1 de septiembre, Alemania invadió Polonia. Francia y el Reino Unido declararon la guerra al Tercer Reich. La URSS ocupó los Estados bálticos, atacó Finlandia y se anexionó la zona oriental de Polonia.

LA GUERRA RELÁMPAGO

Hitler inició la Guerra Relámpago: ataques rápidos por sorpresa. Ocupó países neutrales, como Dinamarca, Noruega, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo. El mayor éxito alemán fue la victoria sobre Francia. A diferencia de 1914, en 1940 la resistencia se derrumbó. Francia pidió el armisticio y un régimen colaboracionista, dirigido por el mariscal Pétain, se instaló en Vichy ya que París estaba ocupado por los alemanes. El general De Gaulle, refugiado en Londres, se proclamó entonces representante de la Francia libre.

LA BATALLA DE INGLATERRA Y LA GUERRA EN LOS BALCANES

Tras la derrota de Francia, Alemania se concentró en la batalla de Inglaterra, único contendiente que no había sido vencido. En el Reino Unido se había formado un Gobierno de concentración dirigido por Winston Churchill, y resistía con la ayuda de su Imperio.

Italia entraba en la guerra atacando a Grecia. Los regímenes dictatoriales de Eslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria se aliaron con Alemania, que ocupó Yugoslavia, mientras Japón se apoderaba de las colonias europeas en Oriente.

LA INVASIÓN DE LA URSS

La decisión de Hitler de invadir la Unión Soviética a pesar del Pacto de No Agresión, en junio de 1941, fue un grave error táctico. Convencido de la inminencia de la rendición británica, Hitler creyó que la URSS se derrumbaría en el primer asalto. Esperaba obtener acceso al petróleo del mar Caspio, e incluso pensaba en invadir Oriente Próximo y la India desde Asia Central.

Los soviéticos retrocedieron y los alemanes avanzaron hasta cercar Leningrado y las inmediaciones de Moscú, pero el Tercer Reich había extendido sus frentes más allá de sus capacidades logísticas. La brutalidad de la ocupación alemana, que consideraba a los eslavos infrahombres, impidió a los nazis aprovechar el descontento de muchos soviéticos contra la dictadura estalinista.

LA INTERVENCIÓN DE EE.UU.

En diciembre de 1941, el ataque japonés contra la base de Pearl Harbor, en Hawái, precipitó la entrada de EE.UU. del lado del Reino Unido y de la URSS. Los japoneses lanzaron ofensivas y llegaron a controlar buena parte del Pacífico. La toma de la base estratégica de Singapur en 1942 supuso un durísimo golpe para los británicos, que vieron peligrar su Imperio en la India.

LA BATALLA DE STALINGRADO Y EL PUNTO DE INFLEXIÓN

En 1942, el Tercer Reich, en el apogeo de su poderío, dominaba un territorio muy extenso, pero sus tropas luchaban desde África hasta el Volga. La entrada de EE.UU. supuso un rápido final. En 1943, la derrota alemana en manos de los soviéticos en la batalla de Stalingrado marcó el punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial.

EL DESEMBARCO DE SICILIA Y LA CAÍDA DE ITALIA

En 1943, tropas aliadas desembarcaron en Sicilia y comenzaron la invasión de Italia. El régimen fascista se hundió, el Duce fue arrestado e Italia pidió el armisticio. Los nazis intervinieron, deteniendo el avance angloamericano y liberando a Mussolini, que fundaría una república fascista en el norte de Italia, que resistiría hasta el final de la guerra tras las líneas de defensa alemanas.

EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA Y EL SEGUNDO FRENTE

En junio de 1944, mientras los rusos proseguían su avance hacia Alemania, las tropas aliadas desembarcaron en Normandía (al noroeste de Francia) abriendo el segundo frente. Los bombardeos aliados producían miles de víctimas en pocas horas, mientras Hitler hablaba de milagrosas armas secretas que decidirían la guerra. Un grupo de militares implicados en un intento de asesinato de Hitler fue ejecutado, al tiempo que la Gestapo (policía secreta del Estado) intensificaba la represión en el interior.

EL FIN DE LA GUERRA

A comienzos de 1945, Alemania, ya sin aliados en Europa, era invadida por este y oeste simultáneamente. Hitler decretó la resistencia a ultranza y la destrucción total antes de entregar el territorio.

En la Conferencia de Yalta, celebrada en febrero del mismo año, Roosevelt, Churchill y Stalin pactaron las fronteras y áreas de influencia que se impondrían tras la guerra: gran parte de Europa oriental quedaba dentro de la órbita soviética, mientras que Alemania sería dividida en zonas de ocupación. Entre tanto, había nacido el proyecto de una Organización de las Naciones Unidas que debía encargarse de diseñar el futuro después de la guerra.

El nuevo gobierno alemán, dirigido por el almirante Dönitz, se rindió de manera condicional el 5 de mayo. En agosto de 1945, EE.UU. lanzó 2 bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, que quedaron completamente destruidas. La Segunda Guerra Mundial había terminado.