El Franquismo: Un Régimen Autoritario en España (1939-1975)

El franquismo fue un régimen político autoritario y dictatorial vigente en España entre 1939 y 1975. También se denomina así a la ideología en la que se basó. Fundamentado en el liderazgo del general Francisco Franco Bahamonde, el franquismo nació con la victoria militar en la Guerra Civil Española. Su poder se sustentó en el control de todos los resortes del Estado: jefe de Estado, de Gobierno, del partido único, el Movimiento Nacional, y del Ejército. Las Cortes franquistas no tuvieron iniciativa legislativa, ya que Franco concentraba el poder ejecutivo y el legislativo, rompiéndose así el principio de separación de poderes propio de un régimen democrático. Un potente aparato policial que perseguía a los miembros de los partidos y los sindicatos clandestinos, y un fuerte aparato propagandístico, son dos características más del franquismo. Todo ello configuró un régimen muy personalista que no sobrevivió a la muerte del dictador, el 20 de noviembre de 1975.

Características del Régimen Franquista

Partido Único y Ausencia de Democracia

El franquismo fue una dictadura en sentido estricto, donde no había sistemas representativos. Existía un único partido denominado Movimiento Nacional, que estaba formado por la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. A este partido debían pertenecer obligatoriamente todos los funcionarios que, además, tenían que jurar los “Principios Fundamentales del Movimiento” recogidos en las Leyes Fundamentales, que establecían la organización política del Estado, formando un símil de constitución. España se definía como democracia orgánica. Este sistema suponía negar los derechos políticos individuales y dejar la representatividad popular de forma indirecta en manos de organismos (sindicato vertical, cabezas de familia o municipios). Además, una parte de las Cortes (carentes de iniciativa legislativa) fueron designadas directamente por Franco y otros estaban por derecho propio (algunos altos cargos militares y eclesiásticos). Este sistema pretendía mostrar a la comunidad internacional la ilusión de que en la España franquista había algún tipo de democracia.

Intervencionismo Económico y Autarquía

El Estado franquista fue capitalista, pero con un gran intervencionismo económico por parte del Estado, el cual intentó mejorar la economía mediante los sucesivos Planes de Desarrollo. La propiedad privada era un derecho reconocido, pero el Estado estaba por encima de los intereses individuales. Este sistema autoritario, intervencionista y controlador dejaba a los empresarios y terratenientes por encima de los trabajadores en las negociaciones. El control de las relaciones laborales lo ejercía el sindicato vertical y las huelgas eran consideradas subversivas y, por tanto, estaban prohibidas. A partir de los años 50, Franco fue suavizando el intervencionismo del régimen, la autarquía, para salir de la crisis económica y asegurarse el apoyo y las inversiones de los aliados occidentales.

Ideología del Franquismo: El Nacionalcatolicismo

El franquismo, a diferencia de otros movimientos de carácter totalitario, como el fascismo italiano y el nazismo, no aportó una ideología propia bien definida ni innovadora. El franquismo se basaba en la ideología de los que apoyaron el alzamiento militar del 18 de julio de 1936 (el “Glorioso Alzamiento Nacional”). Las bases ideológicas del régimen fueron las de los sectores tradicionalistas conservadores y fascistas.

El ideólogo del fascismo español fue José Antonio Primo de Rivera, de Falange, partido que supuso un intento de imitación en España del fascismo italiano. Franco, una vez muerto José Antonio Primo de Rivera durante la Guerra Civil Española, desactivó la amenaza que este movimiento podría suponer para su liderazgo, primero obligando a la Falange a fundirse con el carlismo en un partido único —la Falange Española Tradicionalista y de las JONS— y posteriormente apartando a los jefes falangistas de los primeros puestos de responsabilidad política.

El franquismo consistió, básicamente, en una defensa estricta de la confesionalidad católica del Estado, de la propiedad privada, de la estructura familiar tradicional, una visión militarista de la vida política y una animadversión intensa hacia el comunismo y el sistema democrático de partidos, que eran vistos como los grandes enemigos de aquellos valores. Fue, pues, un movimiento político plural en el que Franco era el moderador y el líder indiscutible —el Generalísimo—. Además, el gran pragmatismo de Franco permitió que el régimen se fuera adaptando a las circunstancias internas e internacionales de cada momento. Así, hasta 1945, con la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial, fue un régimen de tipo fascista en sentido estricto; después iría variando sin perder su autoritarismo y los principios ideológicos más significativos.