GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN

Para la explotación del territorio fue necesario crear un fuerte aparato administrativo. El primer organismo creado fue la Casa de Contratación (1503), se encargaba de organizar y fiscalizar el comercio y la navegación entre España y las Indias. En 1524 se creó el Consejo de Indias, encargado de la administración de los territorios de ultramar. Los Cabildos se encargaban de la administración de las ciudades. Las Audiencias fueron los órganos supremos en materia de justicia y el rey nombró una serie de virreyes, que ostentaban la representación del rey en América y a ellos les correspondía la suprema autoridad en los territorios de su jurisdicción. Por su orden de creación los Virreinatos fueron el de Nueva España (1535), el del Perú (1543), Nueva Granada (1717) y el del Río de la Plata (1776).

Además de estas instituciones hay que destacar la Encomienda, ya que fue la institución más poderosa de la administración española; el rey entregó a los conquistadores las tierras que ocupaban y los pobladores de las mismas. El encomendero debía proteger a los indios y evangelizarlo; en la práctica este sistema permitió la explotación de grandes extensiones agrícolas y mineras (mita), gracias a la presencia masiva de mano de obra indígena.

IMPACTO DE AMÉRICA EN ESPAÑA

En primer lugar, hay que destacar el impacto económico, debido a la explotación de oro y sobre todo de plata (minas del Potosí, Zacatecas), que dio lugar al fenómeno económico conocido como ‘Revolución de los precios’. La enorme afluencia de metales preciosos provocó un aumento espectacular de los precios (400%). Las grandes riquezas pronto se agotaron debido al endeudamiento de la Corona por financiar primero la expansión y segundo el mantenimiento del Imperio.

América también aportó al viejo mundo todo tipo de plantas desconocidas: medicinales (quina, la hierba mate), alimenticias (girasol, cacao, maíz, tomate, patata, cacahuete) y plantas con usos novedosos como el caucho (tratado con azufre permitió la realización de neumáticos), el palo Campeche, el tintarrón (plantas tintóreas), el chicozapote (chicle) y el tabaco, que fue una de las mayores fuentes de ingreso para España (Real Fábrica de Tabacos de Sevilla).

Finalmente, hay que destacar que, tras varias expediciones científicas, se crearon jardines botánicos con flora americana (Sevilla). Desde el aspecto cultural se realizaron estudios que hoy en día se conservan como las ‘Relaciones geográficas de América’.

Otra aportación americana fue la introducción de un nuevo metal en Europa (S.XVIII): el platino.

EL IMPERIO DE CARLOS V. CONFLICTOS INTERNOS. COMUNIDADES Y GERMANÍAS

El nieto de los R.R.C.C., Carlos (I de España, V de Alemania); hijo de Juana de Aragón y Felipe el Hermoso; heredó un enorme imperio: todos los territorios de Castilla y Aragón, más la herencia de Maximiliano de Habsburgo y María de Borgoña: Austria, Países Bajos, Flandes y el Franco Condado, además del derecho a ser elegido emperador de Alemania. Con él se inició en España la dinastía de los Austrias, que fue dueña de un enorme imperio. En 1516, llegó a España procedente de Flandes.

La desconfianza en un rey extranjero, su actitud, y sus consejeros extranjeros provocaron una serie de revueltas en los primeros años de su reinado.

Las Comunidades de Castilla (1519) fueron un movimiento promovido por los representantes de las ciudades en las Cortes castellanas, para intentar frenar el poder de la Monarquía y la nobleza: una protesta contra los consejeros extranjeros de Carlos I y frente a una política imperial que pensaban les iba a perjudicar (Castilla había financiado los gastos de la coronación imperial del Rey). También los campesinos castellanos se enfrentaban contra el poder de nobleza. El Rey y los nobles se aliaron para acabar con la sublevación y tras la batalla de Villalar (1521), los dirigentes Padilla, Bravo y Maldonado fueron decapitados y la rebelión reprimida.

Las Germanías en Valencia y Mallorca (1520) fueron un movimiento social: los artesanos y pequeños propietarios rurales intentaron tomar el poder de las ciudades, controladas por los nobles y los burgueses más ricos. El Ejército real y la nobleza sofocaron la rebelión en 1523.

LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. LA UNIDAD IBÉRICA

Carlos V abdicó en su hijo Felipe II (1556), dejándole la mayor parte de su herencia, salvo la dignidad imperial y los territorios de los Austrias: Austria y Alemania.

Felipe II, libre de sus obligaciones imperiales, permaneció en la Península concentrándose en los problemas de su enroma Imperio hispánico. Los ejes de su política fueron: la rivalidad contra Francia – a la que definitivamente derrotó en la batalla de San Quintín (1557); la lucha contra los turcos – para la cual se unió al Papa y Venecia formando la Liga Santa, que los derrotó en la batalla de Lepanto (1571); los problemas religiosos que le llevaron a la rebelión el Flandes – donde Holanda casi consigue la independencia; el enfrentamiento con Inglaterra – que apoyaba a los protestantes de los Países Bajos, y que terminó con el desastre de la Armada Invencible (1588); y el control del gobierno y de la administración de los territorios americanos. Además, se puso al frente de la Contrarreforma: alentó la actuación de la Inquisición e impuso un rígido control sobre la Iglesia hispana.

Uno de los éxitos más indiscutibles de Felipe II fue la incorporación de Portugal a su Imperio. La muerte del rey de Portugal sin herederos dejó a Felipe (hijo de la princesa Isabel de Portugal – hija del rey de Portugal), como heredero de este trono. Con la Corona portuguesa se consumó la anhelada unidad ibérica perseguida desde los R.R.C.C. e incorporó a sus dominios el Imperio portugués, incluido Brasil. Se trató de una unidad dinástica.