España en el siglo XVIII y la Guerra de la Independencia: Absolutismo, Reformas y la Constitución de 1812

El Absolutismo en España y sus Reformas

Características políticas: El absolutismo era la forma de poder dominante en España durante el siglo XVIII. El rey concentraba todo el poder, aunque este estaba limitado por las leyes y privilegios de los diferentes grupos sociales. En el siglo XVIII, se desarrolló el despotismo ilustrado, caracterizado por el uso del poder para promover reformas sociales y económicas.

El absolutismo se basaba en la soberanía del rey, el Estado como patrimonio de la corona, el poder absoluto del rey y la administración territorial basada en el régimen señorial. En España, el absolutismo evolucionó durante el Antiguo Régimen, con los Austrias gobernando una monarquía autoritaria y los Borbones instaurando un absolutismo más estricto.

Características económicas: La economía española del siglo XVIII era principalmente agraria y preindustrial. La corona intervenía en la economía, fijando los precios del trabajo y las mercancías. La mayoría de los trabajos eran manuales. Existían numerosas trabas para la circulación de bienes: la compra, venta, donación o división de inmuebles estaba prohibida, los artesanos estaban obligados a pertenecer a un gremio y había muchos monopolios. También existían las manufacturas reales, dedicadas a artículos de lujo, y todo el comercio estaba regulado.

Características sociales: La sociedad española del siglo XVIII era estamental y muy desigual. Se dividía en privilegiados (nobleza y clero) y no privilegiados (campesinos). Los privilegiados no pagaban impuestos y disfrutaban de numerosos beneficios, mientras que los campesinos tenían que pagar el diezmo. La inmovilidad social era la norma, es decir, si se nacía en un grupo social, era muy difícil ascender a otro.

La Guerra de Sucesión

Tras la muerte sin descendencia de Carlos II, España se vio envuelta en un gran conflicto por la sucesión al trono, entre los candidatos Carlos y Felipe. La guerra se desarrolló en Italia, Alemania, Flandes y España. Al principio, la guerra fue desfavorable para los Borbones. Finalmente, la paz de Utrecht en 1713 puso fin al conflicto, pero España perdió sus posesiones europeas, Gibraltar y Menorca, y se autorizó el navío de permiso a Reino Unido.

Los Decretos de Nueva Planta

El primer objetivo de Felipe V fue reducir la complejidad de los reinos españoles. Los Decretos de Nueva Planta se basaron en el decreto de conquista y su objetivo era la centralización política y la unificación legislativa. Se eliminaron los consejos de los diferentes reinos, se introdujeron tribunales, chancillerías y audiencias en Castilla, y la autoridad pasó a los capitanes generales. La Corona de Aragón perdió sus instituciones políticas y administrativas, y se impuso un corregidor real. Este modelo, basado en Castilla, garantizaba el poder absoluto del rey, eliminaba los antiguos reinos y establecía el castellano como lengua oficial en España.

La Centralización Administrativa

El gobierno quedó en manos de cinco secretarios de despacho (asuntos extranjeros, guerra, gracia y justicia, Marina e Indias, Hacienda). Con el tiempo, estos secretarios adquirieron más poder y, a finales del siglo XVIII, se reunieron en la Junta Suprema de Estado. Los consejos fueron eliminados y la administración territorial se reformó, quedando las audiencias, los intendentes y los capitanes generales. Además, se creó un ejército permanente.

La Centralización Económica

La centralización económica supuso el fin de las excepciones fiscales y la imposición de un catastro. El ministro Jovellanos intentó eliminar el mayorazgo y la mesta. El despotismo ilustrado, impulsado por Carlos III, trajo consigo reformas que modernizaron España, aunque el pensamiento ilustrado no se extendió a toda la población.

La Crisis de la Monarquía de Carlos IV y la Guerra de la Independencia

A principios del siglo XIX, la monarquía de Carlos IV se encontraba en una situación de gran desprestigio. Las razones de esta crisis eran múltiples: el sistema de gobierno estaba en crisis, Manuel Godoy había acumulado un gran poder y el estilo de gobernar estaba dividido entre dos corrientes: la conservadora y la liberal. La desamortización ordenada por Godoy en 1798 para hacer frente a la crisis financiera generada por la guerra había enfrentado a la Iglesia. Una de las consecuencias más graves fue la derrota de la Batalla de Trafalgar en 1805, que destruyó la Armada española. El Tratado de Fontainebleau permitió la entrada de tropas francesas para ocupar Portugal. Esta política provocó la aparición de la oposición antigodoyista.

Napoleón intervino en los asuntos de la familia real española y los convocó en Bayona. Los franceses intentaron imponer por la fuerza un sistema de gobierno basado en los principios del liberalismo político, respetando algunos aspectos de las tradiciones españolas. Este sistema quedó plasmado en el Estatuto de Bayona.

El Levantamiento contra los Franceses

El 2 de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se levantó contra las tropas francesas. El ejército francés, al mando del general Murat, reprimió el levantamiento, dejando un saldo de cientos de muertos. Napoleón había obligado a Carlos IV y a Fernando VII a renunciar al trono y cederlo a él.

La ocupación de España no fue tan rápida como Napoleón esperaba. La victoria española en la batalla de Bailén el 19 de julio de 1808 obligó al rey José I a abandonar Madrid. José I regresó a la capital durante su estancia en España, el emperador francés llevó a cabo reformas revolucionarias, suprimiendo la Inquisición, el régimen señorial y los conventos. Un ejército inglés, al mando del general Wellington, desembarcó en la península para ayudar a los portugueses. Napoleón firmó con Fernando VII el tratado de Valençay, con el que se dio por concluida la Guerra de la Independencia.

Las Cortes de Cádiz

La revolución, que comenzó casi al mismo tiempo que la guerra, contemplaba la convocatoria de Cortes generales y extraordinarias. Las Cortes se reunieron en Cádiz, ya que esta ciudad estaba libre de la ocupación francesa.

Entre los diputados existían diferentes sensibilidades: un grupo absolutista, otro grupo liderado por José Jovellanos, que buscaba un régimen intermedio entre el viejo absolutismo y el modelo constitucional basado en la soberanía de la nación, y los liberales, que proponían una cámara única que asumiera la soberanía nacional. Esta última opción triunfó, ya que muchos diputados no pudieron asistir a la convocatoria y fueron sustituidos.

La labor legislativa de las Cortes de Cádiz representó una ruptura radical con los principios vigentes hasta entonces. Se proclamó la soberanía nacional, la igualdad ante la ley y se planteó un conjunto de reformas: libertad de imprenta, abolición de la tortura, la Inquisición, la desamortización de bienes del clero, una reforma de la hacienda y la libertad de comercio e industria.

La Constitución de 1812

: El 23 de diciembre 2810 se creaba la comisión encargada de elaborar un proyecto de constitución. Se promulgó el 19 de marzo de 1812. Los principios de esta Constitución fueron los siguientes: la soberanía nacional, igualdad ante la ley, división de poderes (el poder legislativo en las cortes, el poder judicial en el rey y el poder judicial), la religión católica, sufragio universal masculino, milicia nacional, monarquía moderada, libertad económica.