La Crisis de la Restauración (1914-1923)

El Impacto de la Primera Guerra Mundial

El estallido de la Primera Guerra Mundial fue seguido por una declaración de neutralidad del Gobierno español. La opinión pública se dividió entre aliadófilos y germanófilos. Consecuencia de ello fue un crecimiento espectacular de la demanda exterior de productos, pero también afloraron consecuencias sociales negativas, como una importante subida de precios e incluso la escasez de algunos productos básicos en el interior. Además, los beneficios de las empresas no repercutieron en aumentos salariales equivalentes, y la subida de precios de productos de primera necesidad hizo que los trabajadores perdieran poder adquisitivo. Ante esto, comenzaron las protestas populares: motines, disturbios y huelgas organizadas por la UGT y la CNT.

La Crisis de 1917

La crisis de 1917 fue el reflejo de un descontento extendido por parte de la sociedad, desde oficiales del ejército hasta la clase obrera, pasando por los representantes políticos excluidos del sistema. Es decir, fueron en realidad tres revoluciones:

– La protesta militar:

El Ejército había organizado Juntas de Defensa (especie de sindicato militar ilegal). Querían oponerse a los ascensos por méritos de guerra, solicitar subidas de sueldos y exigir mayor respeto al Ejército. El Gobierno acabó admitiendo sus peticiones, y así el Ejército volvía a ser el pilar de la monarquía y del Gobierno frente al problema social.

– La oposición política:

Las Cortes estaban cerradas por miedo al planteamiento de problemas. La Lliga y la burguesía política catalana pidieron su reapertura. Ante la negativa del gobierno, convocaron a parlamentarios catalanes a una asamblea, en la que se solicitó al gobierno la convocatoria de Cortes Constituyentes y que reconociera la autonomía de Cataluña. Más tarde se convocó a todos los parlamentarios españoles a una nueva reunión, conocida como Asamblea Nacional de Parlamentarios, que ratificaron los acuerdos anteriores, firmando los catalanistas, republicanos y socialistas. El gobierno declaró inconstitucional la asamblea y el movimiento fue disuelto.

– El movimiento obrero:

Organizó una huelga general indefinida (13-agosto-1917) contra el régimen y el deterioro del nivel de vida de los trabajadores. Pretendían acabar en una revolución y con el fin del régimen. Tuvo gran seguimiento en Madrid, Barcelona, Asturias, Vizcaya y Zaragoza, mientras que en Andalucía solo los trabajadores urbanos la siguieron. El gobierno actuó muy duramente y sacó las tropas a las calles. La huelga acabó con un saldo de setenta muertos y dos mil detenidos.

Debido a todos estos problemas, el régimen de la Restauración agonizaba. Los gobiernos eran inestables e incapaces y la situación económica y social se fue agravando, a lo que se añadió la gran repercusión de la gripe de 1918.

El Trienio Bolchevique (1918-1920)

El enfrentamiento entre trabajadores y patronos entró en una fase de gran violencia tras la huelga de “la Canadiense”, lo que junto al triunfo en 1917 de la Revolución bolchevique en Rusia insufló ánimo a las organizaciones obreras. En este contexto, el gobierno concedió la jornada laboral de ocho horas en la industria y creó el Ministerio de Trabajo. En Andalucía hasta el momento había habido poca agitación social. Sin embargo, entre 1918 y 1920, se vivió el denominado “trienio bolchevique”, una fase de actividad revolucionaria, provocada por la situación de miseria de los jornaleros agrícolas, la carestía de la vida y la influencia de la Revolución rusa. Dirigidos por UGT y CNT hubo huelgas, ocupación de campos, reparto de tierras y toma de ayuntamientos. Con la declaración del estado de guerra y una fuerte represión se finalizó la revuelta social en 1920.

La Cuestión de Marruecos

Otro problema fue la cuestión de Marruecos. La Conferencia Internacional de Algeciras (1906) repartió la tutela de Marruecos entre Francia y España.