Evolución Política, Oposición y Desarrollo Económico Durante la Dictadura de Franco
El Franquismo: Consolidación y Evolución Política (1939-1975)
La victoria de los militares sublevados contra la República democrática en la Guerra Civil supuso la consolidación del régimen dictatorial que habían empezado a construir, en la España nacional, desde octubre de 1936. En sus casi 40 años de existencia (1939-1975), el franquismo se mantuvo, con escasos cambios, como una férrea dictadura militar muy conservadora y católica, basada en la represión feroz de sus opositores y la eliminación de los derechos y libertades de los españoles.
Caracterización e Institucionalización Política del Régimen
El triunfo de la España Nacional en la Guerra Civil significó la liquidación de la experiencia democrática republicana y la instauración de un régimen dictatorial basado en los llamados ideales del 18 de julio:
- Un Estado fuerte y centralizado que garantizase la unidad de España (persecución de los nacionalismos periféricos).
- Un orden social basado en la doctrina de la Iglesia y en el ideario fascista de la Falange (el nacional-sindicalismo, el corporativismo).
- Principios conservadores: familia tradicional (sumisión de la mujer), catolicismo, propiedad privada y orden.
La concentración del poder en manos del general Franco fue absoluta. El Caudillo reunió en su persona la jefatura del Estado, del Gobierno, de las Fuerzas Armadas, del partido único (FET y de las JONS) y el poder legislativo. Ejerció un poder absoluto y represor, suprimiendo los derechos y libertades y exaltando la figura del líder al estilo fascista: “Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios”. Fue un dictador carismático que concentró en sus manos un poder ilimitado del que sólo respondía “ante Dios y ante la Historia”.
El régimen defendía la proclamada verdadera tradición española, asociada al mitificado esplendor de la España imperial de los siglos XVI y XVII, contra la influencia extranjera del liberalismo, la masonería, el socialismo, el comunismo, etc. Existe, entre los historiadores, un debate sobre la naturaleza política del franquismo: ¿fue o no fue una dictadura fascista? En este sentido, a pesar de las semejanzas con los regímenes fascistas, sobre todo en sus primeros años, no se puede identificar el franquismo con aquellos. Básicamente se trató de una dictadura militar, muy conservadora y católica (nacionalcatolicismo) que mantuvo siempre un carácter represivo y contó con una fuerte oposición, pero que gozó también de un notable apoyo social (la oligarquía terrateniente, industrial y financiera, las clases medias, amplios sectores del campesinado…).
El Ejército, y no el partido único, fue la columna vertebral del régimen. Los militares compartían el poder con otras familias políticas del régimen:
- Falangistas
- Monárquicos
- Católicos
- Tecnócratas del Opus Dei
Impulsó un rígido control social e ideológico a través de la educación y la censura de la prensa, el cine (el NO-DO) y la cultura. También utilizó los medios de comunicación para exaltar la figura del caudillo y convencer a los españoles de los logros y beneficios del régimen. El Frente de Juventudes y la Sección Femenina ayudaban a adoctrinar a la población.
El franquismo se caracterizó por una extraordinaria capacidad de adaptación tanto al contexto internacional como a los cambios socioeconómicos experimentados por el país durante este largo período. La dictadura no contó con un texto constitucional único, sino con una suma de Leyes Fundamentales que respondieron a las necesidades políticas de cada momento y definieron el régimen como una democracia orgánica, en oposición a la democracia parlamentaria. En esta, la representación popular no se ejerce a través del sufragio ni en el Parlamento, sino a través de las llamadas “unidades naturales” de representación: familia (donde se nace), municipio (donde se vive) y sindicato (donde se trabaja), y no los partidos políticos que, según Franco, solo servían para dividir y enfrentar a la sociedad.
Evolución Ideológica y Política de la Dictadura
La evolución ideológica y política de la dictadura se puede dividir en 4 etapas:
La Dictadura Totalitaria (1939-1945)
En un contexto internacional definido por las victorias militares alemanas en la II Guerra Mundial, Falange consiguió una notable influencia bajo el mando de Serrano Suñer. El partido único controló importantes áreas de poder como la organización sindical. Ya en 1938, durante la guerra, se aprobó El Fuero del Trabajo, inspirado en la Carta del Lavoro italiana, para evitar la conflictividad social. Regulaba la vida laboral, la producción y organización sindical: los sindicatos verticales, que agrupaban, de forma jerárquica, a patronos y obreros subordinados a las decisiones del Estado. Se complementó, en 1940, con la Ley de Unidad Sindical. En 1942 promulgó la Ley de Cortes, una cámara corporativa de carácter consultivo formada por miembros no elegidos directamente que anulaba el sufragio universal, mientras Franco disponía de plena capacidad para legislar.
La “Dictadura Nacionalcatólica” (1945-1959)
La derrota de los fascistas y la victoria aliada en 1945 supusieron un grave peligro para la dictadura: el aislamiento internacional. Para evitarlo, Franco procedió a eliminar los rasgos fascistas más evidentes del régimen y aprobó nuevas leyes fundamentales como operación de “maquillaje”:
- El Fuero de los Españoles (1945): Carta de principios, derechos y obligaciones que reconoce al régimen como Estado católico, social y de derecho, recogiendo obligaciones y derechos de los españoles, quedando registrados en la ley pero que no estaban garantizados en la práctica.
- La Ley de Referéndum Nacional (1945): El Jefe del Estado podía someter a referéndum los proyectos de ley elaborados por las Cortes. A lo largo de la dictadura se llevaron a cabo dos referéndums: en 1947 para aprobar la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (93% afirmativo) y en 1966 con la Ley Orgánica del Estado (95% afirmativo).
- La Ley de Sucesión (1947): España es definida como Reino. Franco es el Jefe del Estado con carácter vitalicio y se fijan los mecanismos para elegir al sucesor a título de Rey. El Jefe del Estado se reserva el derecho de elegir sucesor pudiendo revocarlo posteriormente.
- La Ley de Principios del Movimiento (1958): Suponía la incorporación institucional de la doctrina falangista, los principios inmutables del régimen (Patria, familia, religión…) y el reconocimiento de Falange Española Tradicionalista como partido único.
En política exterior, los esfuerzos del régimen por romper el aislamiento internacional culminaron con la firma de dos tratados en 1953: el Concordato con la Santa Sede y el Acuerdo con los EE.UU. Dos años después, España ingresaba en la ONU.
La Dictadura Tecnocrática (1959-1969)
La llegada al poder de los tecnócratas en 1957, vinculados al Opus Dei, fue decididamente apoyada por Carrero Blanco. Su labor fundamental fue El Plan de Estabilización de 1959, que sentó las bases del desarrollo económico y social de los años 60. Estos cambios favorecieron la entrada de una reducida clase política, los aperturistas, que consideraban necesaria una cierta liberación política que acompañase la modernización socioeconómica (ej: Ley de Prensa, 1966). Para asegurar la continuidad institucional del régimen se tomaron dos decisiones trascendentales:
- La Ley Orgánica del Estado (1966): Compendio definitivo de democracia orgánica, basada en tres unidades naturales de asociación: familia, municipio y sindicato. Introdujo algunas novedades como la separación de los cargos de Jefe del Estado y Jefe del Gobierno (no fue efectiva hasta julio del 73, al nombrar a Carrero Blanco presidente del Gobierno), las Fuerzas Armadas se convierten en garantes de la integridad territorial, la seguridad nacional y la defensa del orden institucional…
- La proclamación de Juan Carlos como sucesor a título de rey.
La Etapa Final del Franquismo (1969-1975)
Estuvo marcada por una sucesión de problemas: la conflictividad social como consecuencia de la crisis del 73, la división política entre inmovilistas (búnker) y aperturistas, la llegada del terrorismo, el fortalecimiento de la oposición al régimen, la decadencia física de Franco… Su muerte, el 20 de noviembre de 1975, abría el camino de la Transición del franquismo a la actual democracia.
La Oposición al Franquismo y la Sociedad Española (1939-1975)
El resultado de la Guerra Civil (1936-1939) supuso la consolidación del régimen dictatorial que los sublevados contra la República democrática habían empezado a construir en la España nacional desde octubre de 1936: el franquismo. Se mantuvo hasta la muerte del dictador, en 1975, con escasos cambios: una dictadura militar, profundamente conservadora y católica, que ejerció una dura represión contra sus opositores, especialmente en los años 40 y 50. El crecimiento económico y los cambios sociales, provocados por el desarrollismo, favorecieron la ampliación y fortalecimiento de las fuerzas de oposición en los años 60 y 70.
Los Años 40: Las Dificultades de la Posguerra
Tras el fin de la Guerra Civil, el régimen franquista siguió utilizando el terror como un instrumento esencial para su asentamiento. Una amplia y sistemática represión sirvió para anular cualquier tentativa de resistencia a la dictadura. En la inmediata posguerra:
- Fueron ejecutadas entre 35.000 y 50.000 personas.
- 500.000 se exiliaron.
- El número de internados en campos de concentración superó los 300.000.
Los cuerpos de funcionarios y docentes fueron depurados, los partidos políticos y sindicatos republicanos fueron prohibidos, al igual que los elementos definitorios de la identidad vasca, catalana y gallega, y sus bienes confiscados. En estas circunstancias, los intentos de reconstruir en la clandestinidad las organizaciones opositoras estuvieron siempre condenados al fracaso.
La oposición al régimen se limitó a ponerse de manifiesto en:
- La resistencia armada (los maquis: huidos al monte con la esperanza de regresar algún día a sus casas, mayoritariamente comunistas que, aunque fueron derrotados en 1944 en el Valle de Arán, mantuvieron su actividad hasta los años 50).
- Las gestiones del gobierno republicano en el exilio.
- El papel de los círculos monárquicos a través del Manifiesto de Lausana (1945), donde D. Juan presentaba a la Corona como el único instrumento de integración y pacificación nacionales.
La Reorganización de la Década de los 50
Durante los años 1950, la oposición al franquismo vivió años especialmente difíciles. Cualquier intento de reconstrucción de los partidos y de las organizaciones obreras en la clandestinidad fue abortado por la policía, como le sucedió a la CNT o al PSOE. Mientras, el PCE, liderado por Santiago Carrillo desde el exilio, abandonaba la lucha armada y postulaba la política de reconciliación nacional: borrar el odio provocado por la guerra y unir a todo el país bajo una democracia.
A pesar de las dificultades, ciertas circunstancias alentaron un cierto renacer de las actividades opositoras:
- La conflictividad laboral: Desencadenará huelgas en Barcelona, Madrid, Asturias y País Vasco como consecuencia de la crisis y el estancamiento económico, de las malas condiciones de trabajo y alimentada por las reivindicaciones salariales de los trabajadores.
- El conflicto universitario de 1956: Una nueva oposición al régimen que pertenecía a una nueva generación de estudiantes, de extracción social generalmente acomodada, que no había vivido la guerra. Incluso, algunos de los instigadores eran hijos de personalidades del régimen. Franco tuvo que adoptar dos medidas importantes: el cierre de la Universidad de Madrid y la suspensión de algunos artículos del Fuero de los Españoles.
Expansión y Articulación en los Años 60 y 70
La etapa del desarrollismo y el aperturismo coincidió con un cierto avance de la oposición antifranquista en diversos frentes, amparados por leyes y disposiciones favorables como la libertad de asociación o la ley de prensa. El “contubernio de Múnich” (1962), llamado así por la prensa franquista, fue uno de los episodios más significativos de la oposición en esta etapa. Se trató de una asamblea organizada por el intelectual español exiliado Salvador de Madariaga en esa ciudad alemana para exigir, a las organizaciones europeas internacionales, que no permitiesen el ingreso en ninguna de ellas a ningún país que careciese de libertades democráticas.
Frente Obrero
Desde 1959, el número de huelgas y conflictos laborales se multiplicó, primero en Asturias, País Vasco, Madrid y Cataluña, para extenderse después a todo el país (Galicia: Vigo, Ferrol, 1972). Los cambios en la legislación laboral y en la organización sindical abrieron nuevos espacios para la actividad opositora. En este contexto nacen nuevas organizaciones sindicales como Comisiones Obreras (CC.OO., 1962), vinculada al PCE.
Frente Universitario
La agitación estudiantil, contraria al sindicato oficial de estudiantes, SEU, se convirtió en una constante desde el curso 1963-64 y conseguiría gran intensidad y radicalidad política a partir de 1968.
Frente Vecinal
En los nuevos barrios populares de las ciudades, nacidos con el desarrollismo, se formó un amplio movimiento vecinal. La Ley de Asociaciones de 1964 permitió la creación de numerosas asociaciones de vecinos que reivindicaban servicios públicos para los barrios. En ellas, militantes comunistas y cristianos progresistas tendrían un gran protagonismo.
Frente Nacionalista
Las primeras reivindicaciones particularistas se produjeron en el campo cultural (literatura, movimientos musicales) y académico (investigación histórica y social). Algunos de los viejos partidos nacionalistas (PNV, ERC) mantuvieron una actividad residual. En los años 60, un nuevo nacionalismo radical, influenciado por el marxismo y los movimientos de liberación nacional del Tercer Mundo, cobraría gran protagonismo. En este ámbito se incluirían grupos como el PSAN catalán, el PSG y la UPG en Galicia y, sobre todo, ETA. Creada en 1959 a partir de una escisión de las juventudes del PNV, optó por la lucha armada en los años finales del franquismo formando una destructiva espiral acción-represión (detenciones masivas, estados de excepción), culminando con el asesinato de Carrero Blanco en diciembre de 1973.
Frente Cultural
Desde los años 50 se fue configurando una intelectualidad universitaria crítica con la dictadura. La Ley de Prensa (1966) permitiría, además, una limitada difusión de sus posiciones a través de libros y revistas (Cuadernos para el Diálogo).
Contestación Institucional
Incluso dentro de las instituciones básicas del régimen aparecieron fenómenos más o menos extensos de contestación:
- La Iglesia católica: Se fue apartando lentamente del régimen a raíz del Concilio Vaticano II. Numerosos seglares y sacerdotes (los curas rojos) jugaron un papel destacado en las movilizaciones vecinales y obreras. En el País Vasco y Cataluña fueron frecuentes en el clero las posiciones pronacionalistas, lo que provocaría graves conflictos entre la Iglesia y las autoridades franquistas (los casos Cirarda, Escarré o Añoveros). También la jerarquía, encabezada por el cardenal Tarancón, expresó opiniones moderadamente críticas con el régimen. En 1971, la Asamblea Episcopal aprobó una resolución pidiendo perdón por no haber actuado como factor de moderación en 1936-39 (cruzada frente al anticlericalismo republicano).
- En el Ejército: El ejemplo de los oficiales portugueses protagonistas de la “revolución de los claveles” (25-IV-1974) inspiró la creación de la clandestina Unión Militar Democrática (UMD).
Durante la etapa de Arias Navarro (1974-1976), avanzó la coordinación entre los diferentes grupos de la oposición antifranquista. En 1974 se formó en París la Junta Democrática, liderada por el PCE. En 1975, nació la Plataforma de Convergencia Democrática, encabezada por el PSOE de F. González. En marzo de 1976, estas y otras coordinadoras opositoras se fundían en la Plataforma de Organismos Democráticos (Platajunta), que abogaba por la ruptura democrática para impulsar una amplia movilización popular que forzase la renuncia de las autoridades franquistas. En su lugar debía instituirse un gobierno provisional que, tras conceder una amplia amnistía, reconocer las libertades individuales y legalizar todos los partidos y sindicatos, convocaría un referéndum para decidir sobre la forma de gobierno y unas elecciones a Cortes constituyentes.
No será hasta la muerte de Franco en 1975 cuando se produzca la caída definitiva de la dictadura y se abra el camino de la Transición hacia un régimen democrático en España.
Economía Durante el Franquismo: Autarquía y Desarrollismo (1939-1975)
La Autarquía (1939-1959)
La Guerra Civil interrumpió la modernización socioeconómica del primer tercio del s. XX. Los destrozos materiales y la pérdida de un valioso capital humano (muertes, exilio) dejaban un país arrasado y en la ruina. El estallido inmediato de la Segunda Guerra Mundial imposibilitó que España pudiera abastecerse del exterior, y el aislamiento internacional y bloqueo posteriores a que fue sometida prolongaron la penuria económica. Al quedarse España al margen del Plan Marshall, no participó del crecimiento que tuvieron los países occidentales.
España volvió a ser un país esencialmente rural, aumentando la población activa en la agricultura y el peso de este sector en el conjunto de la riqueza nacional. Además, las autoridades franquistas practicaron una política económica tendente a la autarquía (para conseguir la autosuficiencia y ser independiente de los productos y del comercio exterior), un sistema económico inspirado en el fascismo. Para conseguir el objetivo autárquico, el régimen impulsó el nacionalismo económico y un rígido intervencionismo estatal que se intensificó en distintos aspectos:
- El completo control del comercio exterior: las importaciones dependían de licencias concedidas por el Gobierno, que controló también todos los pagos internacionales para impedir la fuga de divisas.
- Una política de expansión industrial tendente a conseguir la autosuficiencia que privilegió la industria pesada sobre la producción de bienes de consumo.
- La creación de un amplísimo sector empresarial público: numerosas empresas (compañías ferroviarias, Telefónica, Banco de España…) fueron nacionalizadas. En 1941, se crea el Instituto Nacional de Industria (INI) para impulsar la industrialización del país con la creación de empresas en sectores considerados estratégicos (energía: ENDESA; automoción: SEAT; aviación: CASA; siderurgia: ENSIDESA; construcción naval: E.N.BAZÁN…).
- La intervención en el sector agrario: los agricultores fueron obligados a vender gran parte de su producción a precios fijados oficialmente a organismos oficiales, que procedían a su comercialización a través del racionamiento.
El saldo económico de los años 40 y comienzos de los 50 sería muy negativo:
- A pesar de los enormes recursos destinados a ella, el avance de la producción industrial fue mínimo.
- La producción y la productividad agrícolas retrocedieron significativamente.
- La renta per cápita (la más baja de la Europa del momento) y la capacidad de consumo de la población disminuyeron notablemente.
- La exclusión de los beneficios del Plan Marshall impidió el crecimiento económico que experimentaron los países de Europa Occidental.
El hambre, la escasez, la sequía de los años 40, obligaron al Estado a establecer un sistema de racionamiento de alimentos que duraría hasta 1952. Esto provocó, a su vez, la aparición del mercado negro (el estraperlo). Son años que dejaron un triste recuerdo en las generaciones que lo vivieron. A mediados de los años 50 la situación de la economía era crítica: la inflación, el paro, las protestas sociales (huelgas) obligaron a un cambio de gobierno, con miembros del Opus Dei ocupando los Ministerios de Hacienda y Comercio, los tecnócratas.
Estabilización y Desarrollo (1959-1975)
El Plan de Estabilización (1959)
Ante la grave situación económica y social, los tecnócratas del Opus Dei apostaron por una política de liberalización para impulsar el crecimiento económico (el desarrollismo) y la integración en el mercado internacional, favorecida por el fin del aislamiento y la entrada de España en el FMI y el Banco Mundial. El Plan de Estabilización aprobado en 1959 pretendía:
- Controlar la inflación y el déficit exterior mediante medidas de ajuste: contención del gasto público, congelación de salarios de funcionarios públicos, la estabilidad de los precios, la devaluación de la moneda…
- Reducir el intervencionismo estatal y eliminar la autarquía: liberalizando precios, competencia, el comercio nacional e internacional y las inversiones extranjeras.
El Plan posibilitó el saneamiento macroeconómico del país y sentó las bases para el relanzamiento de la economía nacional de los años 60.
El Milagro Económico Español (1960-1975)
El desarrollo económico de los años 1960 y 1970 sería posible gracias a:
- El notable volumen de divisas ingresado en la economía española por 3 vías:
- Los ingresos derivados del turismo, convertido en un fenómeno masivo desde mediados de los años 60.
- Las remesas enviadas por los emigrantes a Europa occidental (>2.000.000 en 1960-75).
- Las inversiones extranjeras, procedentes mayoritariamente de los EE.UU., la R.F.A. y Francia.
- Un moderado intervencionismo estatal concretado en una protección limitada de la industria nacional y en la aplicación de los llamados Planes de Desarrollo (3 planes cuatrienales entre 1964 y 1975). Tenían un carácter meramente indicativo: señalaban las prioridades de la inversión (sectores industriales, polos de desarrollo en áreas atrasadas –ej: A Coruña, Vigo-) de los recursos públicos y orientaba los privados a través de subvenciones, créditos y exenciones.
Las consecuencias del desarrollismo serían notables en múltiples campos:
- Un rápido crecimiento económico (7% anual de media en el período 1961-74), el más alto de los países occidentales excepto Japón.
- Un notable aumento del nivel de vida, sobre todo entre las clases medias urbanas. Este favoreció la formación de una incipiente sociedad de consumo (electrodomésticos, viviendas, automóviles –el SEAT 600 se convirtió en todo un símbolo-) y contribuyó a una occidentalización de los gustos y de las formas de vida, también animada por la masiva afluencia de turistas y por la también masiva emigración.
- El origen de profundas transformaciones sociales:
- Un rápido descenso de la población activa agraria a favor de los sectores secundario y terciario: el número de campesinos se reduce significativamente mientras se incrementaba el de trabajadores asalariados de la industria y los servicios.
- Una significativa expansión de las clases medias, en el seno de una sociedad que seguía siendo muy desigual.
- Unos intensos movimientos migratorios exteriores (hacia Europa Occidental) e interiores (desde las regiones agrarias más atrasadas –Andalucía, Extremadura, La Mancha, Galicia- a las regiones más prósperas –Cataluña, País Vasco, Madrid-).
- Un crecimiento espectacular de la población urbana que impulsó la construcción acelerada, en la periferia de las ciudades, de nuevos barrios de escasa calidad constructiva y urbanística con deficientes dotaciones de servicios públicos.
La Crisis Económica Internacional de 1973
Esta expansión económica llegaría a su final con la crisis económica internacional de 1973, provocada por la subida de los precios del petróleo, que afectó a España en un doble sentido:
- La subida del precio del crudo afectó a nuestra economía debido a la dependencia energética del exterior.
- Nuestro crecimiento dependía de la expansión económica internacional: capital extranjero, turismo y flujo de emigrantes a Europa.
Como consecuencia, la economía española inició una fase de depresión, inflación y paro que se mantendría durante los primeros momentos de la Transición.