Historia de Al-Ándalus

La Conquista Musulmana y el Emirato Independiente

En el año 711, los musulmanes llegan a España, dando inicio a una presencia política que duraría casi 800 años y una permanencia religiosa que se extendería hasta principios del siglo XVII. Tras la victoria de Tarik sobre el rey visigodo Don Rodrigo en la batalla de Guadalete, la conquista musulmana se extendió rápidamente por la Península Ibérica. En pocos años, Hispania quedó bajo dominio musulmán, y solo la derrota en la batalla de Poitiers frenó su avance hacia Europa.

Al-Ándalus se convirtió en una provincia del califato con capital en Córdoba, gobernada por un emir. A mediados del siglo VIII, la sublevación abasí puso fin al Califato Omeya en Damasco. Abderramán I, un miembro de la familia Omeya, escapó a Al-Ándalus y se proclamó emir independiente en 756. Durante su gobierno, mejoró la administración e inició la construcción de la Mezquita de Córdoba.

El Emirato Independiente, que duró hasta comienzos del siglo X, estuvo marcado por problemas internos y luchas por el poder. Abderramán III logró superar la grave crisis de Al-Ándalus, poniendo fin a las sublevaciones y proclamándose califa en 929, rompiendo así la dependencia de Al-Ándalus del califa de Bagdad.

El Califato de Córdoba y la Fragmentación en Reinos de Taifas

Bajo el gobierno de Abderramán III y su sucesor, Al-Hakam II, Al-Ándalus se convirtió en la sociedad más avanzada de su época. Sin embargo, con la llegada al poder de Hisham II, la situación cambió. Almanzor, un valido del califa, se hizo con el control del gobierno y actuó como un dictador, reforzando el ejército y dirigiendo campañas contra los cristianos del norte.

En 1031, el Califato de Córdoba llegó a su fin, y Al-Ándalus se fragmentó en pequeños reinos independientes conocidos como taifas. Esta fragmentación debilitó a los musulmanes y permitió el avance de los reinos cristianos del norte. Alfonso VI de Castilla y León conquistó Toledo en 1085, lo que provocó la intervención de los almorávides del norte de África.

Los almorávides, liderados por Yusuf ibn Tashfin, derrotaron a Alfonso VI en la batalla de Sagrajas (1086) y unificaron temporalmente Al-Ándalus bajo su dominio. Sin embargo, a mediados del siglo XII, Al-Ándalus se fragmentó nuevamente en los segundos reinos de taifas. Los almohades, otro grupo bereber del norte de África, se impusieron en Al-Ándalus a finales del siglo XII, pero fueron derrotados en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), lo que marcó el declive definitivo del poder musulmán en la Península Ibérica.

El Reino Nazarí de Granada y la Conquista Cristiana

Tras la derrota almohade, surgieron las terceras taifas. El Reino Nazarí de Granada, el último reducto musulmán en la Península, sobrevivió durante dos siglos más gracias a su habilidad diplomática y al pago de tributos a los reyes de Castilla. Finalmente, en 1492, los Reyes Católicos conquistaron Granada, poniendo fin a la presencia musulmana en España.

Organización Social, Económica y Política de Al-Ándalus

El estado en Al-Ándalus se organizó de forma centralizada bajo el poder del califa, quien ejercía su autoridad en los ámbitos judicial, económico, militar y de política exterior. La administración se estructuraba en divanes o departamentos.

La sociedad andalusí era diversa, con grupos sociales diferenciados por su nivel económico y su origen étnico y religioso. Junto a los musulmanes, convivían importantes comunidades de cristianos (mozárabes) y judíos.

La economía de Al-Ándalus se basaba en una agricultura intensiva y desarrollada, con la introducción de nuevos cultivos y técnicas de riego. La artesanía y la industria textil también fueron importantes, y el comercio exterior floreció gracias a la estratégica ubicación de Al-Ándalus. La circulación de la moneda fue abundante, basada en el bimetalismo (oro y plata).

La Crisis de la Monarquía de los Austrias en el Siglo XVII

Declive Económico y Social

Durante el siglo XVII, la Monarquía Hispánica, bajo el reinado de los Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II), experimentó una profunda crisis económica y social. La pérdida de la hegemonía europea en favor de Francia, las continuas guerras, las epidemias y las malas cosechas provocaron un descenso demográfico y una grave crisis económica. La caída de la producción de metales preciosos en América, el aumento de los precios y la incapacidad de la monarquía para modernizar la economía agravaron la situación.

La nobleza y el clero mantuvieron sus privilegios, mientras que la burguesía y las clases populares vieron empeorar sus condiciones de vida. La crisis social se manifestó en revueltas y sublevaciones en diversas partes del reino.

Reinado de Felipe III (1598-1621)

El reinado de Felipe III estuvo marcado por la política pacifista del Duque de Lerma, su valido. Se firmó la paz con Inglaterra y la Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas (Países Bajos). Sin embargo, la expulsión de los moriscos en 1609 tuvo graves consecuencias económicas y sociales.

Reinado de Felipe IV (1621-1665)

Durante el reinado de Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares, su valido, intentó llevar a cabo una política centralista con la Unión de Armas, que buscaba la colaboración de todos los reinos de la monarquía en el esfuerzo bélico. Sin embargo, esta política provocó la rebelión de Cataluña y Portugal en 1640. Portugal logró su independencia, mientras que Cataluña fue reincorporada a la Corona española en 1652.

En política exterior, la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) continuó tras el fin de la Tregua de los Doce Años. España apoyó a los Habsburgo austriacos contra Francia y sus aliados. La Paz de Westfalia (1648) puso fin a la guerra, reconociendo la independencia de las Provincias Unidas y marcando el declive de la hegemonía española en Europa.

La guerra con Francia continuó hasta la Paz de los Pirineos (1659), que supuso la pérdida de territorios para España y el fin de la hegemonía española en Europa.

Reinado de Carlos II (1665-1700)

Carlos II, el último rey de la dinastía Habsburgo en España, fue un monarca débil y enfermizo. Durante su reinado, la monarquía se vio debilitada por las luchas de poder entre la nobleza y la pérdida de influencia en Europa. Hubo numerosas sublevaciones en Cataluña, Valencia y Madrid. En política exterior, España perdió territorios en varias guerras contra Francia.

Las Indias en el Siglo XVII

Durante el siglo XVII, España continuó la colonización de América Central y del Sur, mientras que Francia, Inglaterra y Holanda comenzaron a mostrar interés por América del Norte. La estructura político-administrativa de las colonias se mantuvo, y la importación de esclavos africanos continuó. Sin embargo, la importancia de los metales preciosos disminuyó debido al descenso de la producción minera y al aumento del consumo en América.

En resumen, el siglo XVII fue un periodo de crisis y decadencia para la Monarquía Hispánica. La pérdida de la hegemonía europea, la crisis económica y social, y la debilidad de la monarquía marcaron el fin de la era de los Austrias y abrieron el camino a la llegada de la nueva dinastía Borbón en el siglo XVIII.