Historia de Castilla en el Siglo XIV: Alfonso XI y Pedro I
S. XIV en Castilla con Alfonso XI (1312-1350)
Volvemos a la regencia del menor hasta 1325. Primero actuó su abuela María de Molina y luego el D. Juan Manuel, figura literaria en obras como El Conde Lucanor o El Libro de los Estados. La nobleza quiso controlar al monarca y se enfrentó a los regentes, pero los concejos de realengo apoyaron al menor en la Hermandad General, que veló por él.
Llegado al trono, su gobierno hizo florecer el comercio y las Cortes castellanas. Alfonso XI convirtió las ciudades en su instrumento. Introdujo el cambio de concejo abierto a cerrado, con el papel de los regidores para controlar los concejos y potenció la fiscalidad mediante las alcabalas. Sentó las bases de su gobierno con el Ordenamiento de Alcalá (1348) con la ayuda de las universidades castellanas, cuyos juristas reestudiaron las Partidas. Por último, acabó con la insumisión de la nobleza al someter a los linajes de Haro y Lara (señores de Vizcaya) y se casó con la hija de D. Juan Manuel, Constanza.
A nivel externo
Heredó el problema del Estrecho y los Benimerines. El único punto que seguía era el de Guzmán el Bueno. Granada intentó realizar una tregua, pero Alfonso XI no dejó posibilidad. Durante diez años realizó batallas en torno al Estrecho, donde destaca la batalla del Salado (1340), que se consiguió ganar con ayuda portuguesa. Es la última batalla de la Reconquista. Su objetivo era aprovechar la victoria y tomar Algeciras, pero la muerte del monarca en 1350 impidió realizar estas gestas. A pesar de ello, esta victoria permitió eliminar el poder de los Benimerines y planear un futuro ataque a los nazaríes.
Pedro I el Cruel/el Justiciero (1350-1369)
Estudiada por Valdeón como “La revolución Trastámara”, este monarca modernizó el funcionamiento del reino con el apoyo de las ciudades y los letrados de las universidades. Pedro heredó la concepción autoritaria y legitimista de una monarquía fuerte. Frente a él se levantaron los 8 hijos bastardos de Alfonso XI, comandados por Enrique y apoyados por la aristocracia. Estos bastardos se casaron con mujeres nobles, destacando el matrimonio de Enrique Trastámara con Juana Manuel (para emparentarle al linaje real). La situación de guerra fratricida provocó que no se formaran Cortes.
Enrique realizó una campaña propagandística donde acusó a Pedro I de ser cruel, injusto y de abusar del pueblo. Además, los antipetristas le acusaron de ser protector de los judíos (su médico y algunos recaudadores lo eran). Estalla la guerra.
Internacionalización del conflicto
Lo que comienza con un levantamiento de Enrique se complicó. Los roces con Pedro IV el Ceremonioso en la llamada “Guerra de los dos Pedros” hicieron que éste apoyara a Enrique para intentar ganar Murcia a cambio. Por otro lado, Pedro I tampoco aceptó no tener Alicante y quiso recuperarla. En el fondo, el enfrentamiento era una lucha por la hegemonía peninsular.
- Enrique Trastámara se alió con las Compañías Blancas comandadas por Beltrán Duguesclin. Esto lo hizo gracias a que Pedro I había rechazado a Blanca de Borbón en 1353 (lo cual hizo que Inocencio IV lo excomulgase). Junto a ellos estaban los aragoneses y la alta nobleza, así como el clero.
- Pedro I se alió en 1362 con Inglaterra, apoyado por las compañías negras de Eduardo de Gales (el Príncipe Negro). Se comprometió a entregarle el señorío de Vizcaya y dinero a cambio de su ayuda militar. Junto a ellos está el apoyo de los concejos.
La fase de la guerra entre 1366 y 1369 fue la más activa. Enrique vuelve desde Francia y se produce el choque en la Batalla de Nájera en 1367, donde venció el bando petrista gracias a los arqueros ingleses. Sin embargo, no se cumplió el pacto y los ingleses se marcharon en 1368. En 1369, Pedro fue asesinado por su hermanastro.
Enrique II (1369-1379)
Abre una nueva dinastía, la de los Trastámara. Su reinado paró la Reconquista para centrarse en legitimar su puesto con la ayuda de Francia, de los epígonos (familiares suyos como Alfonso Enríquez) y de la “nobleza nueva”, fruto de la concesión de mercedes que realizó para asegurarse que no quedaran petristas. Esto le obligó a ceder tierras de realengo y engrandecer sus señoríos, que ahora pasaban indivisos por el mayorazgo.
A diferencia de la nobleza de guerra, estos personajes pertenecían a una nobleza de servicio, actuando como juristas y consejeros del rey. Entre ellos están los Velasco, Manrique, Tovar, Ponce de León o los Estúñiga. Debido a la inflación y a la peste negra, los sectores populares no vieron bien que se les pasara a la jurisdicción señorial, que en época de crisis oprimían a los campesinos.
Durante su reinado siguieron muy activas las Cortes. Además, se reordenó la administración de justicia en las Cortes de Toro del año 1371, creándose la Audiencia. Las clases bajas utilizaron las Cortes para reclamar al rey su situación, pero al no ser respondidas comenzaron a organizarse en ligas (hermandades).
Política exterior
Hubo una rivalidad con Inglaterra, ex-aliada de Pedro I. Castilla estaba aumentando su exportación de lana y hierro vasco. Esta lana era de mejor calidad y competía con la inglesa. Debido a que los flamencos la compraban, los castellanos se expandieron por el Canal de la Mancha. Ya que Enrique estaba aliado con Francia, luchó contra Inglaterra en la batalla de la Rochela (1372). Apareció el Duque de Lancaster, que estaba casado con una hija de Pedro y exigió su derecho al trono.
Por otro lado, Enrique firmó un tratado con Pedro IV el Ceremonioso (Tratado de Almazán 1375) donde cedió Orihuela y Alicante, pero no Murcia. Casó a su hijo Juan I con Leonor de Aragón. También casó a Leonor de Castilla con el heredero navarro. Presionó a Portugal para que se alíe con Francia y ataquen a Inglaterra.
Cisma de Occidente (1378-1417)
La división entre las facciones europeas se vio en el pontificado cuando en 1378 el colegio cardenalicio se divide entre Clemente VII en Avignon y el Papa en Roma. Este fenómeno concurre en la división entre una idea más pactista del papado (parecida al modelo aragonés) frente a una más fuerte, algo paralelo al desarrollo de las monarquías europeas. El rey Enrique II se decantó por Clemente VII. Comienza a aparecer una corriente reformadora, el conciliarismo. También aparecen teóricos predecesores de la Reforma como Marsilio de Padua. La crisis aflora el tema de la poca preparación del clero y la ruptura espiritual.
Juan I (1379-1390)
Siguió la política centralizadora al crear el Consejo Real. Intentó por todos los medios reclamar los derechos de Portugal ante la vacancia del…