Historia de España: Reformas Borbónicas, Liberalismo y Transición
Hacienda Real y Relaciones Iglesia-Estado en el siglo XVIII
Hacienda Real
Los intentos de reforma fiscal de los Borbones se centraron en la creación de una contribución única basada en las propiedades. Esta iniciativa, comenzada por el Marqués de la Ensenada, fracasó debido a la oposición de los grupos privilegiados. Se implementaron otras medidas, como la simplificación de impuestos y su gestión directa por funcionarios reales, terminando con el sistema de arrendamiento. También se crearon nuevas fuentes de ingresos, como la lotería en 1763 y el Banco de San Carlos en 1782 (germen del futuro Banco de España), que controlaba la emisión de vales reales (deuda pública). La nueva fiscalidad se aplicó primero en la Corona de Aragón, pero en Castilla encontró mayor resistencia de la nobleza. En resumen, la reforma fiscal tuvo resultados irregulares: aunque aumentó la recaudación, esta fue insuficiente para la precaria Hacienda española.
Relaciones Iglesia-Estado
Las relaciones Iglesia-Estado se basaron en el Concordato de 1753, que reconocía el patronato universal (superioridad de la monarquía sobre la Iglesia). El Concordato redujo los impuestos enviados a Roma y estableció el nombramiento de cargos eclesiásticos por la monarquía. Con Carlos III se inició el regalismo, que defendía el derecho del Estado a intervenir en los asuntos religiosos. Destaca la expulsión de los jesuitas en 1767, acusados de instigar motines populares como el Motín de Esquilache.
Liberalización del Mercado de la Tierra durante Isabel II
Las principales medidas de liberalización del mercado de la tierra fueron las desamortizaciones de Mendizábal (1836) y Madoz (1855). La primera fue eclesiástica y la segunda civil. Su objetivo era poner en mercado las tierras de “manos muertas” para crear propietarios que defendieran el régimen liberal, primero frente al absolutismo y luego frente al partido progresista. También se buscaba el acceso campesino a la propiedad y sanear la Hacienda Pública, afectada por la guerra carlista. El resultado fue insuficiente, reafirmando el poder de los grandes propietarios. El fracaso generó conflictividad social contra los gobiernos progresistas.
La Restauración y la Guerra de Cuba
La Restauración
El sistema de Cánovas se basaba en la alternancia pacífica de los partidos dinásticos (Conservador y Liberal), renunciando a los pronunciamientos militares. Ambos partidos defendían a las élites. El Partido Conservador de Cánovas se apoyaba en sectores tradicionales, defendiendo el orden social y la Iglesia. El Partido Liberal de Sagasta, formado por progresistas, unionistas y exrepublicanos moderados, abogaba por un reformismo progresista y laico. El turnismo era regulado por el Rey, quien llamaba al jefe de la oposición a formar gobierno tras la pérdida de apoyo parlamentario del partido gobernante, disolviendo las Cortes y manipulando las elecciones.
La Guerra de Cuba
El Grito de Baire, liderado por José Martí, inició la Guerra de Cuba. España intentó una solución pacífica enviando a Martí Campos, pero fracasó. La dura represión de Weyler aumentó el apoyo popular y la presión de la opinión pública estadounidense. El mal aprovisionamiento y las enfermedades tropicales dificultaban la victoria española. Weyler fue sustituido por el general Blanco, quien, tras un intento de conciliación, concedió la autonomía cubana (sufragio universal masculino, igualdad de derechos y autonomía arancelaria). Con el apoyo de Estados Unidos, el conflicto parecía resuelto para los cubanos.
La Guerra Hispano-Estadounidense
Entre las causas de la guerra con Estados Unidos destaca la intransigencia española para otorgar autonomía y libertad comercial a Cuba, junto con las pérdidas económicas de las élites criollas. Esto provocó la Guerra de los Diez Años, finalizada con la Paz de Zanjón. Entre las consecuencias, destacan las pérdidas demográficas, aunque económicamente no hubo graves problemas gracias a la repatriación de capitales. Políticamente se mantuvo el régimen canovista. La principal consecuencia fue ideológica, surgiendo el regeneracionismo, que buscaba modernizar España.
La Segunda República y la Transición
La Segunda República
La Segunda República buscó democratizar la política y transformar la sociedad española, pero la oposición de sectores conservadores culminó en la Guerra Civil (1936-1939), un conflicto sangriento que dio paso a la dictadura franquista.
La Transición
La Transición desmanteló el régimen franquista, estableciendo una democracia a pesar de la oposición minoritaria, gracias a la labor de los políticos y la madurez del pueblo español.