La Crisis de la Restauración en España

Regeneracionismo

Tras la guerra de Cuba surgió el regeneracionismo, que plantea una estrategia de acción en tres planos de la sociedad:

  1. Plano político: su objetivo era acabar con el caciquismo y con los oligarcas, para que la política respondiese a la opinión pública.

  2. Plano social: formar un país de clase media.

  3. Plano económico: impulsar la actividad agraria con una política hidrográfica.

El nacionalismo vasco quería independizarse de la moribunda España. Querían fomentar una regeneración española desde Cataluña.

La Derecha Política

Alfonso XIII fue proclamado mayor de edad, pero se mantuvo la alternancia pactada. Francisco Silvela, del Partido Conservador, nombró a Raimundo Fernández Villaverde como ministro de Hacienda. Este tomó medidas que no gustaron a la oposición y produjo el Estado de guerra. Silvela dimitió.

Antonio Maura quiso realizar una revolución desde arriba para evitar la revolución de las clases populares. Intentó eliminar el sistema electoral, impulsar la descentralización regional, hacer reformas sociales y acabar con el caciquismo. Este proyecto no se realizó debido al enfrentamiento entre clases sociales.

La Izquierda Política

Por la izquierda, el modelo regeneracionista de José Canalejas abrió tres cuestiones:

  1. Quiso reducir la influencia religiosa en España.

  2. La reordenación del Estado: creó la Mancomunidad de Cataluña.

  3. El avance en políticas sociales: reducción de impuestos de consumo, medidas para regular el mundo laboral o la Ley de Reclutamiento.

En 1912 Canalejas fue asesinado, se truncó el espíritu regeneracionista y hubo un periodo de inestabilidad política. Tras desaparecer Cánovas y Sagasta, los otros gobiernos no pudieron mantener una estabilidad interna.

Nacimiento de los Nacionalismos

Con la Restauración se acabó la guerra carlista y el pretendiente al trono regresó a Francia. Se produjo la abolición de los fueros vascos y a la sociedad vasca se le recortaron libertades. En el siglo XVIII se recuperó el euskera, la lengua más antigua de la Península. En el siglo XIX se produjo una visión idílica del mundo tradicional vasco a la vez que se producía la industrialización en la región. Se hizo una interpretación histórica llena de tintes legendarios que dio la idea de pueblo sometido y traicionado por los reyes de Castilla. Surgieron posiciones racistas y xenófobas de Sabino Arana, que fundó el PNV en 1895. El PNV contaba con el apoyo de los habitantes de las zonas rurales vascas que pertenecían a la clase media propietaria. Cataluña fue pionera en la recuperación de sus referentes culturales de la mano del romanticismo literario.

La Crisis de 1917

Crisis Militar

Se produjo una crisis militar por el descrédito de la clase política y la oficialidad aumentó su participación en la toma de decisiones del Estado. Se construyeron Juntas Militares de Defensa para rechazar el ascenso por méritos de guerra y reivindicar la subida salarial. Estas estaban formadas por oficiales de infantería y caballería que querían controlar los ascensos y las condiciones laborales. Además, proponían reformas políticas, esto fue apoyado por Republicanos, radicales y catalanistas de la Lliga.

Crisis Política

Se produjo una crisis del sistema político: los socialistas y el Partido Republicano Reformista de Melquíades Álvarez pactaron una revolución, en la que el gobierno convocaría unas Cortes Constituyentes. Las cortes quedaron cerradas y suspendieron las garantías constitucionales. Francesc Cambó, líder de la Lliga Regionalista, propuso sin éxito la reapertura. En 1917 se celebró la Asamblea de Parlamentarios, pero fracasó. La burguesía solo quería modificar el sistema de turnos y los partidos de izquierda querían un movimiento revolucionario.

Crisis Obrera

Comenzó la crisis obrera, y la CNT y la UGT habían preparado una huelga general conjunta. Estas fueron reprimidas. La agitación de la izquierda fue constante, era el Trienio Bolchevique. La patronal organizó grupos paramilitares llamados sindicatos libres que actuaron contra los líderes sindicales. La represión dirigida por la Ley de Fugas provocó la venganza por parte del anarquismo, y Eduardo Dato fue asesinado en Madrid en 1921.

La huelga fracasó por falta de objetivos claros, uniformes de las centrales sindicales y la dureza de la reacción. El gobierno tuvo que recurrir al ejército para frenar a los obreros, y a cambio tuvo que acceder a sus reivindicaciones y dar paso a un gobierno de unidad nacional.

El Problema de Marruecos

El protectorado de Marruecos se mantuvo tranquilo durante la Primera Guerra Mundial. Al acabar, Francia exigió a España que ejerciera un dominio y una presencia militar real en todo el territorio. Para el Gobierno español, la posesión norteafricana era una colonia económicamente poco rentable. Los partidos de izquierdas, los republicanos, los catalanistas y los sindicatos estaban en contra de la presencia colonial.

La visión del problema marroquí era distinta para el Gobierno, que intentaba limitar su actuación a Ceuta y Melilla, y efectuar una adentrarse pacíficamente. Los militares deseaban ocupar todo el territorio de modo efectivo.

El ejército español llevó a cabo acciones militares para afianzar su presencia en el protectorado. Surgió una conciencia nacionalista en Marruecos que acabó en una alianza de tribus dirigida por Abd el-Krim. En España, la intervención militar no tenía apoyo social más allá del propio rey.

Al frente de cada una de las dos comandancias que formaban el protectorado había un general: el de la occidental, Dámaso Berenguer, era el superior jerárquico, el alto comisario de todo el territorio, y en la oriental, el general Silvestre. Este último pretendió dominar la bahía de Alhucemas. Sus campañas fueron imprudentes y sufrió una gran derrota en Annual en 1921 que costó más de 12.000 bajas. Esto provocó una fuerte conmoción en España.