La Guerra Civil Española (1936-1939)

Fases Militares, Evolución Política y Económica, y Consecuencias

El 19 de julio de 1936, Franco aterrizó en Tetuán y tomó el mando de las tropas africanas. Para el 25 de julio, el territorio español estaba dividido:

  • Nacionales: Castilla la Vieja, León, Galicia, Navarra, Alto Ebro, Baja Andalucía, Baleares, Canarias y norte de Marruecos.
  • República: Franja cantábrica, Cataluña, Levante, Murcia, Castilla la Nueva, Alta Andalucía y Madrid.

Primera Fase: La Lucha por Madrid (julio 1936 – marzo 1937)

El objetivo principal era la toma de Madrid por los ejércitos de Mola (norte) y Franco (sur). Mola se estancó en los puertos de montaña del Sistema Central, ocupando Irún y San Sebastián. Las tropas marroquíes, tras cruzar el Estrecho de Gibraltar, avanzaron por Extremadura y se unieron a Mola a través de Gredos. El asalto franquista a Madrid fracasó. Azaña se trasladó a Barcelona y el Gobierno a Valencia. La defensa de Madrid, a cargo del general Miaja, se vio reforzada por la llegada de las Brigadas Internacionales y el apoyo soviético.

Segunda Fase: Frente Norte (abril – octubre de 1937)

El bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor marcó esta fase. Bilbao, Santander y Asturias cayeron, significando la pérdida de importantes recursos industriales y mineros para la República.

Tercera Fase: Frente Este (octubre 1937 – abril 1939)

Los sublevados retomaron el ataque a Madrid, pero el ejército republicano se anticipó tomando Teruel (recuperada poco después). Las tropas franquistas avanzaron por el valle del Ebro hacia Levante, alcanzando el Mediterráneo. Cataluña quedó parcialmente ocupada y aislada. Las tropas nacionales se dirigieron a Valencia, pero las fuerzas republicanas cruzaron el Ebro, dando inicio a la Batalla del Ebro. Franco tomó Barcelona en enero de 1939, Madrid se rindió en marzo y el 1 de abril de 1939 la guerra terminó.

Evolución Política y Económica

En la zona republicana, el golpe militar desencadenó un proceso de revolución social sin dirección centralizada, con represión popular y colectivización. La desarticulación del Estado se contrarrestó con la búsqueda de una dirección centralizada y la creación de un ejército popular. El poder pasó de Casares Quiroga a Giral, luego a Largo Caballero (quien incorporó a la CNT), y finalmente a Negrín, consolidando la centralización y el poder del PCE.

En la zona nacional, se estableció un poder dictatorial enfocado en ganar la guerra y la contrarrevolución. El sentimiento católico y antirrevolucionario unificó a los sublevados. El ejército tuvo un papel hegemónico. En otoño de 1936, Franco fue nombrado Jefe del Estado, concentrando el poder. La Iglesia apoyó al bando insurgente. Se implementó una represión sistemática y una contrarrevolución social basada en la propiedad, la religión y el orden.

Consecuencias de la Guerra

La guerra dejó un saldo devastador: 700.000 muertos, 500.000 exiliados, 400.000 heridos y 300.000 prisioneros. Económicamente, el país quedó arruinado: descenso de la población activa, destrucción de viviendas e infraestructuras, pérdidas en agricultura, ganadería e industria, y una Hacienda Pública en crisis. El aislamiento internacional agravó la situación.