En enero de 1918, casi un año antes del final de la guerra, el presidente Wilson expuso en el Congreso de Estados Unidos los Catorce Puntos por los que, según él, habría de regirse una paz justa y duradera. Estos puntos incluían:

  • La supresión de la diplomacia secreta, a la que se atribuyó el desencadenamiento de la guerra.
  • La libertad de navegación y de comercio internacional.
  • La desmembración de los viejos imperios y el reconocimiento del derecho a la independencia a las minorías étnicas y lingüísticas de los pueblos que formaban estos imperios.
  • La creación de una Sociedad de Naciones, basada en la igualdad entre los estados al margen de su potencia, que arbitrase las relaciones internacionales y garantizase la seguridad de las naciones y su integridad territorial, así como la imposibilidad de nuevas guerras.

Francia, la más perjudicada por la destrucción causada por el conflicto, exigía que Alemania debía ser desmembrada y pagar las reparaciones de la guerra. La Conferencia de Paz de París elaboró los tratados que estipulaban las condiciones de la paz y las nuevas fronteras entre los vencedores y los vencidos. Los países vencidos no fueron escuchados y solo fueron llamados para firmar los tratados impuestos por el Consejo de los Cuatro.

El Tratado de Versalles y sus consecuencias

De todos los tratados firmados en París, el de Versalles, que reguló la paz con Alemania, fue el más importante. Alemania sufrió fuertes recortes territoriales: tuvo que ceder a Francia Alsacia y Lorena, la Posnania a Polonia (esto creó un pasillo con la ciudad de Danzig que separaba la Prusia Oriental del resto de Alemania) y, por último, las colonias alemanas pasaron a convertirse en mandatos de la Sociedad de Naciones.

Alemania fue considerada responsable del desencadenamiento de la guerra y, como consecuencia, tuvo que pagar fuertes reparaciones de guerra para compensar las destrucciones causadas a los países vencedores. Debió entregar de inmediato su flota mercante, sus locomotoras y ceder a Francia la explotación de las minas de carbón del Sarre durante quince años (Bélgica y Francia). Finalmente, Alemania tuvo que suprimir el servicio militar obligatorio y limitar su ejército a 100.000 hombres, los aliados ocuparon la orilla izquierda del Rin (esta zona debía quedar desmilitarizada) y se prohibió la unión de Alemania con Austria.

Reorganización de Europa Central y Oriental

Los tratados de Saint-Germain, Trianon y Neuilly establecieron una nueva organización de las fronteras y de los estados de la Europa centro-oriental y balcánica, y se formó el cordón sanitario.

Con el final de la guerra desaparecieron los grandes imperios que existían en Europa antes de 1914. La Revolución de Octubre de 1917 acabó con el Imperio ruso de los zares. En el antiguo Imperio alemán y en el Imperio austrohúngaro se proclamaron repúblicas y las constituciones democráticas se extendieron a muchos de aquellos territorios que habían estado dominados por imperios autoritarios. También desapareció el Imperio turco, cuyos territorios dieron lugar a nuevos países o pasaron a estar bajo el dominio de otras potencias.

El Surgimiento de Nuevos Estados

De acuerdo con el principio wilsoniano del respeto a las nacionalidades, se constituyeron nuevos estados: Polonia, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Checoslovaquia, Yugoslavia y Hungría. Hacia 1920, Europa estaba formada por un total de veintiocho estados. Todos ellos, salvo dos, eran democracias parlamentarias y en la mayoría se implantó el sufragio universal. Las consecuencias democráticas conllevaron pérdidas, y además un descenso de la natalidad en las generaciones posteriores, y, con ello, una disminución de la población activa y del número de potenciales consumidores.

Consecuencias económicas de la guerra

La guerra tuvo intensas consecuencias económicas, provocó destrucciones en los medios de producción y en los transportes. Esta situación se agudizó en las regiones agrícolas e industriales del norte de Francia y de Italia, y las regiones occidentales de Rusia. Para financiar la guerra, los gobiernos incrementaron, de forma espectacular, su deuda pública interna y pidieron préstamos bancarios en el exterior, principalmente a Estados Unidos, al que los países aliados adeudaron unos 12.000 millones de dólares. Estados Unidos se convirtió en la primera potencia económica del planeta. El dólar sustituyó a la libra esterlina como principal moneda de cambio. Japón, aliado de la Entente, experimentó una notable expansión industrial y comercial.

Impacto social de la guerra

La guerra repercutió de modo desigual en los distintos grupos sociales. Estuvo marcada por la oposición entre los nuevos ricos y los nuevos pobres. Estos nuevos ricos amasaron grandes fortunas de la guerra, mientras el resto de la población se había empobrecido. Las mujeres ocuparon puestos que hasta entonces habían estado reservados a los hombres. Al final de la guerra, el 35% de la mano de obra industrial en el Reino Unido y Alemania era femenina. En la época anterior a la guerra, el logro más importante para la mujer fue el reconocimiento del derecho al voto.

La Sociedad de Naciones: un intento de paz duradera

Se fundó la Sociedad de Naciones que tenía como objetivo asegurar el mantenimiento de la paz, la seguridad colectiva, el desarme y la cooperación económica y cultural. Sus órganos rectores fueron: la Asamblea General (integrada por todos los miembros), el Consejo (formado por las cinco potencias vencedoras), la Secretaría (que era un órgano meramente administrativo) y el Tribunal Permanente de Justicia Internacional. Sus miembros se comprometían a solucionar de forma pacífica todos sus conflictos. Fue una organización frágil que no pudo llevar a la práctica sus objetivos, ya que no disponía de ejército ni de capacidad ejecutiva para forzar el cumplimiento de sus resoluciones. Como aspectos positivos se puede señalar la prohibición de los tratados secretos.

Problemas de la posguerra en Europa

Los problemas de la posguerra en Europa fueron, primero, que la cuestión de las nacionalidades en los ámbitos de los antiguos imperios alemán y austrohúngaro no quedó del todo resuelta, los imperios se dividieron, pero muchos de ellos no eran homogéneos. Los resultados de los tratados de paz no satisfacieron a todos y pronto dieron lugar a problemas políticos y fronterizos. Pero el eje del problema se hallaba en las reparaciones de guerra. El montante de las reparaciones alemanas se fijó en 132.000 millones de marcos de oro. El gobierno alemán se vio obligado a pedir una moratoria de pago. El gobierno francés se obstinó en que debía pagar y ordenó la ocupación de la cuenca industrial del Ruhr en 1923. A partir de 1924 se produjo una cierta distensión del ambiente internacional.

Pasos hacia la distensión

En 1924, el Plan Dawes dio una solución al tema de las reparaciones y Francia aceptó y abandonó el Ruhr. En 1925, en la Conferencia de Locarno, se estableció un sistema de garantías entre Alemania, Francia, Bélgica, Reino Unido e Italia, por el que se comprometían a respetar las fronteras occidentales de Alemania, así como la desmilitarización de la Renania. Con este pacto se inauguró el diálogo. En 1926 se admitió a Alemania en la Sociedad de Naciones. El revisionismo alemán quedó latente, pues Alemania no reconoció las fronteras que los tratados de paz habían impuesto en el este. Un pacto más a favor de la paz fue el de Briand-Kellogg de 1928 que condenaba la guerra como forma de resolución de los conflictos.

Problemas en las colonias

Los problemas de la posguerra en las colonias fueron que los imperios coloniales (Reino Unido y Francia) no aplicaron el principio wilsoniano ni a sus colonias ni a las alemanas en África, que se repartieron y convirtieron en mandatos gestionados por estas potencias. Por una parte, destacó el problema del Próximo Oriente. Pero, por otra, también se ofreció a los judíos la creación de un hogar nacional judío (Declaración Balfour). De esta forma, intentaban conseguir el apoyo financiero de Estados Unidos, donde la minoría judía constituía un importante grupo de presión (movimiento sionista).