La Primera República Española (1873-1874)

Proclamación de la República

La Primera República Española fue la salida más viable ante la renuncia de Amadeo I. Las Cortes decidieron someter a votación la proclamación de una república, que fue aprobada el 11 de febrero de 1873. Para presidir el gobierno fue elegido Estanislao Figueras. Gran parte de la cámara era monárquica y su voto republicano fue una estratagema para ganar tiempo y preparar el retorno de los Borbones. La república fue recibida con entusiasmo por las clases populares. Los federales ocuparon las corporaciones de muchos municipios y constituyeron juntas revolucionarias. En las ciudades se produjeron amplias movilizaciones populares. Gran parte de los dirigentes del republicanismo estaban lejos de las aspiraciones revolucionarias de las bases de su propio partido. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes que ganaron los republicanos.

El Intento de Instaurar la República Federal

Las Cortes se abrieron el 1 de junio de 1873 y el día 7 proclamaron la República Democrática Federal. La presidencia quedó en manos de Estanislao Figueras, pero dimitió al cabo de unos días y pasó a manos de Francisco Pi i Margall. Su propósito era emprender grandes reformas.

El Proyecto de Constitución Federal

En julio se presentó en las Cortes el proyecto de la nueva Constitución. Esta propuesta de 1873 seguía la línea de la Constitución de 1869 en relación con la democracia y el reconocimiento de derechos y libertades. El aspecto más novedoso era la presentación de la estructura del Estado. La nación española constaba de diecisiete estados. Los estados regionales tendrían autonomía económica, administrativa y política. El proyecto de la Constitución planteaba un Estado no centralista.

Los Conflictos Armados

La Primera República tuvo que enfrentarse a graves problemas, uno de ellos fue la insurrección carlista (el nacimiento de la República había acelerado el conflicto armado). Las zonas sublevadas fueron articulando un embrión de Estado. Ayuntamientos y diputaciones se organizaron bajo principios forales. También continuó la guerra en Cuba. Aun así, los gobiernos intentaron dar una solución al problema cubano con el proyecto de estructuración federal del Estado.

La Sublevación Cantonal

Fue el conflicto más grave que se produjo. El cantonalismo era un fenómeno complejo, se mezclaban las aspiraciones autonomistas con las aspiraciones de revolución social. La proclamación de cantones fue la consecuencia de aplicar de forma radical y directa la estructura federal desde abajo, impulsada por el deseo de avanzar en las reformas sociales. El presidente Pi i Margall se opuso a sofocar la revuelta por las armas y dimitió. Fue sustituido por Salmerón, quien inició una acción militar contra el movimiento cantonalista. Volvió a colocar al ejército en el papel único de garante del orden. Dimitió a principios de septiembre. Entonces la presidencia cayó en Castelar. La República comenzó en ese momento a postularse hacia la derecha. El 13 de septiembre obtuvo plenos poderes de las Cortes para reorganizar el ejército.

El Fin de la Experiencia Republicana

Desde septiembre de 1873, la República dio un claro vuelco conservador con el nuevo gobierno de Castelar, quien había ido abandonando las pretensiones federalistas y reformistas. Gobernó autoritariamente. En diciembre aprobaron una moción de censura para forzar su dimisión. El 3 de enero de 1874 se abrieron las Cortes y el gobierno de Castelar fue derrotado. Era inminente la formación de un gobierno de izquierda, pero al conocer ese hecho, el capitán Pavía exigió la disolución de las Cortes. El poder pasó a manos de Serrano, que intentó estabilizar un régimen republicano de carácter conservador. El 29 de diciembre de 1874, el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto proclamó rey de España a Alfonso XII. El 1 de diciembre, Alfonso firmó el Manifiesto de Sandhurst, en el que sintetizaba el programa de la nueva monarquía alfonsina, un régimen de signo conservador y católico.

La Restauración Monárquica (1874-1931)

Tras el fallido intento de instaurar un régimen democrático durante el Sexenio, se restauró la monarquía borbónica y España volvió al liberalismo censitario. Se fundamentó en la alternancia en el poder de dos grandes partidos. La Restauración duró más de 50 años, desde el pronunciamiento de Martínez Campos en 1874 hasta la proclamación de la Segunda República en 1931. Se consolidó un régimen constitucional y parlamentario. El régimen político de la Restauración nunca llegó a ser plenamente democrático. Con el tiempo, los dos partidos se fueron descomponiendo y no fueron capaces de dar entrada a las nuevas fuerzas emergentes.

El Sistema Político de la Restauración

Un Nuevo Sistema Político

Los grupos conservadores recibieron con satisfacción la restauración de los Borbones en el trono español. Esperaban que la monarquía devolviera la estabilidad política y pusiera fin a todo intento de revolución democrática. Cánovas no pretendía volver a los tiempos del reinado de Isabel II. Para conseguir su propósito, se propuso elaborar una Constitución que vertebrase un sistema político basado en el bipartidismo y pacificar el país poniendo fin a la guerra de Cuba. La primera medida política de importancia fue la convocatoria de elecciones para unas Cortes Constituyentes.

La Constitución de 1876

La Constitución elaborada en 1876 es una clara muestra de liberalismo doctrinario, caracterizado por el sufragio censitario y la soberanía compartida entre las Cortes y el rey. La Constitución era de carácter conservador. Consideraba a la monarquía como una institución superior, estaba al margen de cualquier decisión política. Constituía un poder moderador que debía ejercer como árbitro en la vida política. Las Cortes eran bicamerales, formadas por el Senado y el Congreso de los Diputados. Una ley en 1878 estableció el voto censitario, limitado a los mayores contribuyentes. En 1890 se aprobó el sufragio universal masculino. La Constitución también proclamaba la confesionalidad católica del Estado, toleraba creencias distintas siempre que no fuesen expresadas en público. Contaba con una prolija declaración de derechos.

El Bipartidismo y el Turno Pacífico

Cánovas del Castillo introdujo un nuevo sistema de gobierno basado en el bipartidismo y en la alternancia de poder de los grandes partidos, el conservador y el liberal, y renunciaba a los levantamientos. Se aceptó que habría un turno pacífico de partidos que aseguraría la estabilidad institucional. El ejército quedó subordinado al poder civil. En 1875 se estableció que el poder del ejército era defender la independencia nacional. El turno pacífico eliminó en la Restauración todo tipo de problema con los pronunciamientos y el protagonismo militar.

El Fin de los Conflictos Bélicos

La estabilidad del régimen se vio favorecida por el fin de las guerras carlistas y de Cuba. La Restauración borbónica privó a la causa carlista de una buena parte de su hipotética legitimidad. La consecuencia inmediata de la derrota carlista fue la abolición del régimen foral. En 1878 se estipuló un sistema de conciertos económicos que otorgaba un cierto grado de autonomía fiscal a las provincias vascas. El final de la guerra carlista permitió acabar con la insurrección cubana. Como consecuencia, se firmó la Paz de Zanjón. Se ampliaba una amnistía, la abolición de la esclavitud y las reformas políticas de Cuba, que tendría que presentarlas ante las Cortes españolas.