La Restauración Borbónica en España: Sistema Canovista, Bipartidismo y Crisis del 98
El Régimen de la Restauración: Características y Funcionamiento del Sistema Canovista
El pronunciamiento del general Martínez Campos en 1874 supuso la restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. El nuevo sistema político fue configurado por Antonio Cánovas del Castillo, de ahí su apelativo de canovista.
Bases del Sistema Político Canovista
Su carácter era netamente conservador, con un sistema parlamentario liberal poco democrático. Se apoyaba en los grupos conservadores, atemorizados por la radicalización del Sexenio y la irrupción del obrerismo. La Constitución de 1876, inspirada en la de 1845, configura las nuevas bases del sistema: soberanía compartida entre Cortes y Corona, amplias prerrogativas de la Corona (derecho de veto, potestad legislativa compartida con las Cortes y nombramiento de ministros -control del poder ejecutivo-). Cortes bicamerales, confesionalidad católica del Estado y amplia declaración de derechos cuya concesión se remite a leyes ordinarias que tienden a restringirlos. Los pilares básicos sobre los que se asentó el sistema fueron: la Corona (árbitro de la vida política y garante del entendimiento y alternancia entre los partidos dinásticos: conservador y liberal, renunciando ambos al pronunciamiento para acceder al poder) y el Ejército (se aleja de la vida política, supremacía del poder civil sobre el militar, potenciación del monarca como símbolo y cabeza visible).
El Fin de los Conflictos del Sexenio
El nuevo régimen acabó casi de inmediato con los dos principales conflictos heredados del Sexenio (Tercera Guerra Carlista y Guerra de Cuba), consiguiendo así la pacificación interna del país. En la Tercera Guerra Carlista, el desánimo ante la Restauración borbónica y la presión militar a la que fue sometida provocaron la derrota de los carlistas en Cataluña, Aragón y Valencia en 1875, y en Navarra y el País Vasco en 1876, mandando a Don Carlos (hijo de Carlos María Isidro) al exilio. La derrota carlista supuso la supresión del régimen foral, aunque se les siguió concediendo cierta autonomía fiscal a través del sistema de conciertos económicos establecido para las provincias vascas en 1878 (las diputaciones provinciales recaudaban los impuestos y daban una cuota fija al Estado central). En la Guerra de Cuba, la presión militar y la negociación llevaron a la Paz de Zanjón de 1878, que estableció una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud (completada definitivamente en 1883), la concesión de autonomía y la participación de Cuba en las elecciones a Cortes. Posteriormente, se produjo la “Guerra Chiquita” en 1879 y la insurrección de 1895.
Bipartidismo y Turno Pacífico
El sistema político de la Restauración se basaba en la existencia de dos grandes partidos políticos dinásticos (liberal y conservador) que coincidían en lo fundamental: defensa de la monarquía, la Constitución de 1876, la propiedad privada y la consolidación del Estado liberal, unitario y centralista. Sin embargo, los diferenciaban algunos matices políticos y su base social. El Partido Conservador estaba liderado por Antonio Cánovas del Castillo, quien aglutinó a los sectores más conservadores (terratenientes y alta burguesía). Este partido interpretaba los derechos individuales y el sufragio censitario en un sentido muy restrictivo. Defendía la confesionalidad católica del Estado y el orden social. El Partido Liberal estaba liderado por Práxedes Mateo Sagasta, quien aglutinaba a las clases medias e interpretaban los derechos individuales y el sufragio de una manera más oportunista. Tenían una visión más laica del Estado. El “turno pacífico” se basaba en el acuerdo entre ambas formaciones para alternarse en el poder, utilizando para ello los mecanismos caciquiles y la posición dominante del partido en el poder.
Manipulación Electoral y Caciquismo
El sistema electoral era corrupto, utilizando para ello herramientas como la compra de votos, la falsificación de altas, la adulteración del censo y la coerción del electorado. En esta última era básica la labor de los caciques, personas que en una comarca o provincia determinada ejercían una gran influencia y poder económico. El caciquismo se ejercía en toda su dimensión en las zonas rurales. Solían ser grandes propietarios y ocupaban cargos municipales, por lo que controlaban de hecho el trabajo, los sorteos de quintas, el reparto de contribuciones y trámites burocráticos y administrativos, elementos todos ellos con los que chantajeaban a la población. La dinámica de la manipulación electoral consistía en que, una vez decidido el cambio por los dos partidos dinásticos, el ministro de la Gobernación elaboraba la lista de los candidatos que debían ser elegidos (“encasillado”), enviándola a los alcaldes y caciques para que garantizaran su elección por los métodos ya citados.
Los Gobiernos del Turno. Evolución Política
El periodo comprendido entre 1875 y 1902 puede dividirse en el reinado de Alfonso XII (1875-1885) y la regencia de María Cristina (1885-1902). En todo este periodo, el turno funcionó con toda regularidad, entrando en crisis a partir de 1898, ya que el impacto de la crisis erosionó a los partidos dinásticos:
- Gobierno conservador (1875-1881): se ponen las bases del nuevo régimen gracias a la Constitución de 1876 y al fin de las guerras de Cuba y Carlista.
- Gobierno liberal (1881-1884): se fracasa en la aplicación del idealismo reformista liberal.
- Gobierno conservador (1884-1885): tras acceder de nuevo al poder, los conservadores deben hacer frente a la temprana muerte de Alfonso XII en 1885. Para evitar una desestabilización del sistema, ambos partidos firman ese mismo año el Pacto del Pardo, que suponía el acceso al poder del Partido Liberal y la regencia de María Cristina hasta que Alfonso XIII alcanzara la mayoría de edad.
- Gobierno liberal o “gobierno largo” (1885-1890): se aplican medidas reformistas como el sufragio universal masculino en las elecciones municipales (1882), la Ley de Asociaciones (1887), la abolición de la esclavitud (1888) y el sufragio universal masculino para las elecciones generales (1890). Sin embargo, esta democratización fue en realidad nula por el sistema de control electoral (caciquismo y turno).
- Cambios constantes en el gobierno (1890-1902): con cortos intervalos de dominio liberal, en este periodo gobiernan casi constantemente los conservadores, que deben hacer frente a su crisis interna (asesinato de Cánovas por un anarquista en 1897) y la crisis de 1898.
Fuerzas Políticas al Margen del Sistema Canovista
En la práctica, el sistema político de la Restauración marginó de la vida política a amplios sectores de la sociedad. Además de fuerzas de oposición como los carlistas y los republicanos, y del creciente peso del movimiento obrero socialista y anarquista, se desarrollan los movimientos nacionalistas, sobre todo en Cataluña y País Vasco. Frente a todos ellos, el régimen intentó atraerse a los sectores más acomodaticios y marginó del sistema a los radicales.