Las Fuerzas de Apoyo y Oposición a la República

Durante la Restauración española, las fuerzas que apoyaban la causa republicana estaban compuestas por diversos grupos:

  • Republicanos: Abogaban por un sistema político republicano.
  • Nacionalistas: Buscaban la autonomía de las regiones con identidad propia.
  • Socialistas: Propugnaban una transformación social y económica hacia un modelo más justo.
  • Sectores monárquicos descontentos con Alfonso XIII: Consideraban que la monarquía no había sabido responder a los problemas del país.

Estos grupos veían en la República la oportunidad de implementar sus programas y lograr sus objetivos. Tras la proclamación de la República, se estableció un gobierno provisional liderado por Niceto Alcalá Zamora, de la derecha republicana. Este gobierno impulsó reformas en áreas clave:

  • Económicas: Buscando modernizar la economía española.
  • Sociales: Para mejorar las condiciones de vida de la población.
  • Políticas: Con el objetivo de consolidar la democracia y la laicidad del Estado.

Sin embargo, estas reformas encontraron la oposición de diversos sectores:

  • La oligarquía: Que veía amenazados sus privilegios.
  • La Iglesia: Preocupada por la pérdida de influencia en la sociedad.
  • Parte del ejército: Recelosa de los cambios políticos y sociales.
  • Sectores monárquicos: Que aspiraban a la restauración de la monarquía.

La República también tuvo que lidiar con las demandas de las organizaciones obreras, como los anarquistas y el ala más radical del socialismo, que consideraban las reformas insuficientes. En este contexto, la República se vio atacada tanto desde la derecha, que la consideraba demasiado revolucionaria, como desde la izquierda, que la percibía como conservadora y lenta en su reformismo.

El Bienio Reformista y sus Reformas (1931-1933)

Tras la aprobación de la Constitución de 1931, se inició un periodo conocido como el Bienio Reformista, liderado por Niceto Alcalá Zamora como Presidente de la República y Manuel Azaña como Jefe de Gobierno. Durante este periodo se implementaron importantes reformas:

Desarrollo de las Autonomías

Se reconoció la autonomía de Cataluña con la Generalitat y se avanzó en el Estatuto de Autonomía del País Vasco.

Reforma Agraria

La Ley de Reforma Agraria de 1932 buscó acabar con el latifundismo y mejorar las condiciones de vida del campesinado, aunque enfrentó resistencia en su aplicación.

Reforma Laboral

Se reguló la jornada laboral (8 horas), se establecieron medidas de protección al trabajador y se impulsó la negociación colectiva, lo que generó la oposición de empresarios y propietarios.

Relación Iglesia-Estado

Se implementó la separación Iglesia-Estado, se legalizó el matrimonio civil y el divorcio, se estableció la libertad de culto y se prohibió la enseñanza religiosa a las órdenes religiosas, medidas que generaron un fuerte rechazo por parte de la Iglesia.

Reforma Educativa

Se creó un sistema de educación pública, gratuita y obligatoria con el objetivo de reducir el analfabetismo. Se construyeron escuelas y se impulsó el Patronato de las Misiones Pedagógicas para llevar la cultura a todo el país.

Reforma del Ejército

Se buscó modernizar y neutralizar políticamente al ejército. Se disolvió la Academia Militar General de Zaragoza y se creó la Guardia de Asalto, medidas que causaron malestar en algunos sectores del ejército.

Estas reformas, aunque necesarias, encontraron una fuerte resistencia, lo que generó tensiones políticas y sociales que contribuyeron a la inestabilidad del periodo.

La Constitución de 1931

La Constitución de la Segunda República Española, aprobada el 9 de diciembre de 1931, fue un documento avanzado para su época que reflejaba el espíritu reformista del momento. Sus características esenciales fueron:

  1. República democrática de trabajadores: Se definía a España como una República democrática con un enfoque socializante.
  2. Amplia declaración de derechos: Incluía derechos como el matrimonio civil, el divorcio, la educación, el trabajo y el sufragio femenino.
  3. Soberanía nacional y división de poderes: Se establecía la soberanía nacional y la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), con elecciones democráticas y sufragio universal.
  4. Estado integral con autonomía regional: Se configuraba un Estado integral que reconocía la posibilidad de autonomía para las regiones que la solicitaran.
  5. Propiedad privada: Se reconocía la propiedad privada, pero subordinada a los intereses generales, sentando las bases para la reforma agraria.
  6. Laicidad del Estado: Se establecía la separación Iglesia-Estado, declarándose a España como una República laica.

La aprobación de la Constitución, especialmente los artículos relacionados con la cuestión religiosa, generaron una fuerte polémica y la oposición de la Iglesia y los sectores más conservadores de la sociedad.

La Revolución de Asturias de 1934

Causas

La Revolución de Asturias de 1934 fue consecuencia de la creciente tensión social y política en España. La entrada de la CEDA, un partido de derecha católica, en el gobierno en 1934, generó un fuerte rechazo por parte de la izquierda, que temía que se produjera un giro autoritario. La convocatoria de una huelga general en octubre de 1934, como respuesta a la entrada de la CEDA en el gobierno, derivó en una insurrección armada en Asturias, liderada por socialistas, comunistas y anarquistas.

Desarrollo

La revolución asturiana tuvo una duración de dos semanas, durante las cuales los revolucionarios tomaron el control de ciudades y fábricas, estableciendo un nuevo orden social con la abolición de la propiedad privada y la sustitución del dinero por vales. La respuesta del gobierno fue contundente, enviando al ejército, bajo el mando del general Franco, para sofocar la rebelión.

Consecuencias

La Revolución de Asturias tuvo graves consecuencias: una fuerte represión contra los revolucionarios, el encarcelamiento de líderes políticos de izquierda y un aumento de la polarización política y social. Estos eventos marcaron un punto de inflexión en la Segunda República, radicalizando las posiciones políticas y creando un clima de violencia e inestabilidad que condujo a la Guerra Civil.

El Frente Popular y el Camino a la Guerra Civil

Formación del Frente Popular

Tras la Revolución de Asturias, la polarización política en España se intensificó. La izquierda, consciente de la necesidad de unirse para frenar el avance de la derecha, formó el Frente Popular en 1936. Esta coalición estaba integrada por partidos republicanos, socialistas, comunistas y otros grupos de izquierda. Su programa se basaba en la defensa de la República, la amnistía para los presos políticos, la reanudación de las reformas y la lucha contra el fascismo.

Triunfo electoral y actuaciones

El Frente Popular ganó las elecciones de febrero de 1936, aunque por un estrecho margen. El nuevo gobierno, presidido por Manuel Azaña, inició la aplicación de su programa, liberando a los presos políticos, restituyendo cargos públicos y retomando las reformas. Sin embargo, la situación política y social se deterioró rápidamente. La derecha, apoyada por sectores del ejército y la Iglesia, no aceptó la victoria del Frente Popular. La violencia política se extendió por todo el país, con enfrentamientos callejeros, atentados y asesinatos. En este clima de tensión e inestabilidad, un grupo de militares, liderados por el general Franco, se sublevó contra el gobierno el 17 de julio de 1936, dando inicio a la Guerra Civil Española.

La Guerra Civil: Evolución Política y Económica

Zona republicana

enfrentó problemas de abastecimiento y escasez de materias primas, mientras que la zona “nacional” tenía una economía desequilibrada pero con menos problemas de abastecimiento, gracias a los créditos recibidos de Alemania, Italia y empresas petroleras de Estados Unidos.