Los nacionalismos periféricos: catalanismo, nacionalismo vasco y galleguismo
Durante el reinado de Isabel II se habían desarrollado las bases del nacionalismo español.
El catalanismo.
Cataluña fue pionera en la recuperación de sus referentes culturales a través de la Renaixença, una iniciativa que pretendía recuperar el catalán para la literatura y cuya primera representación podríamos fechar en 1833 con la Oda a la Patria. Inspirada por el Romanticismo de la época, la Renaixença mostro el orgullo por la modernización económica y la transformación social protagonizada por Cataluña. El desarrollo del catalanismo estuvo directamente vinculado a la aparición de una burguesía urbana. Si bien inicialmente se trató de una expresión cultural, el fracaso de la solución federal de 1873 alentó su inspiración política. En 1887 los sectores más conservadores del catalanismo se separaron para fundar la Liga de Catalunya con el objetivo de defender el derecho catalán frente a las tendencias uniformizadoras del Código Civil de 1889. Enric Prat de la Riba fundo la Unió Catalanista, para redactar las Bases de Manresa. Pese a la aparente cohesión del catalanismo, pronto volvieron a sufrir dos corrientes contrapuestas:
-Una popular, republicana y laica, con figuras como el propio Domenech i Mantauner o Jaume Carner. Si bien fue minoritaria en un primer momento, puede ser entendida como inspiración.
-Otra conservadora católica y burguesa liderada por Prat de la Ribera, que acabo por configurar en 1901 la Liga Regionalista, principal expresión del catalanismo hasta la Segunda República.
El nacionalismo vasco.
La derrota carlista de 1876 y la abolición de los fueros provocaron un estado de opinión que termino desembocando en la formación del nacionalismo político vasco. Consideraron la lengua como elemento ancestral trajo consigo la misma valoración del pueblo que la hablaba, lo que labro una visión legendaria de los vascos basada en la apuesta existencia de la etnia diferenciada. El planteamiento, influido por el darwinismo social imperante en la época, desembocando en las posiciones racistas y xenófobas de Sabino Arana. De origen carlista fue Luis el primer ideólogo del nacionalismo vasco. Desde 1892 difundió su ideario como Vizcaya por su independencia o el diario Bizkaitarra. En 1895 fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV). El rechazo a los inmigrantes le procuro el respaldo de las clases medias, si bien la alta burguesía vasca mayoritariamente españolista mientras el Gobierno central defendió un proteccionismo económico esencial para la industria siderúrgica vasca.
El galleguismo.
Galicia las elites sociales habían abandonado el empleo del gallego, siglos atrás, por lo menos en el siglo XIX este era patrimonio del campesinado. A diferencia de Cataluña o del País Vasco, las dificultades económicas, la falta de cohesión social y la dispersión del hábitat amenazaron el renacimiento cultural galleguista. De hecho, aunque en la segunda mitad del siglo XIX el galleguismo cultural alcanzo sus rasgos definitorios, no se concretó como proyecto político.