LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO

INTRODUCCIÓN

A finales del siglo XV, la unión dinástica de Castilla y Aragón durante el reinado de los Reyes Católicos tuvo un impacto extraordinario en el desarrollo de los reinos peninsulares. Esta unión fue el primer paso hacia la conformación del Estado español y dinamizó la reconquista, paralizada durante doscientos años con la toma de Granada en 1492. La unión de Castilla y Aragón, bajo la forma de la monarquía autoritaria, supuso la implantación de una nueva forma de ejercer el poder propia de los Estados nacionales modernos. La conquista de las Islas Canarias a finales del siglo XV, el Tratado de Alcaçovas en 1479 y el descubrimiento de América inician la era atlántica de la historia universal en cuyo epicentro los reinos peninsulares asumieron el protagonismo.

POLÍTICA INTERIOR: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO

La guerra de sucesión

El final de la Guerra de Sucesión Castellana supuso el fin de un largo periodo de inestabilidad política. Este conflicto que se desarrolló entre 1475 y 1479 debe vincularse al fortalecimiento del poder monárquico frente a los grandes nobles que se oponían a la modernidad y el reformismo.  El conflicto bélico se produjo entre los partidarios de Juana de Trastámara, hija de Enrique IV de Castilla, y los de Isabel, hermanastra de éste. La guerra tuvo un marcado carácter internacional porque Isabel estaba casada con Fernando, heredero de la corona de Aragón, mientras que Juana se había casado con el rey de Portugal. La derrota portuguesa en la batalla de Toro llevó a la desintegración del bando juanista. La guerra concluyó con el Tratado de Alcaçovas, que reconocía a Isabel y Fernando como reyes de Castilla y otorgaba a Portugal la hegemonía en el Atlántico. La victoria en Castilla y la unión personal permitió una unión política que planteaba tres objetivos comunes para las dos coronas: el dominio peninsular, la unidad religiosa y la centralización del poder en manos de la monarquía.

Las reformas para el fortalecimiento del poder monárquico en Castilla

Concluida la guerra de sucesión, los RR.CC. pusieron en marcha en el reino de Castilla un programa de reformas internas, con el fin de reforzar la autoridad regia y la reconstrucción económica. Para ello, el primer paso consistía en el sometimiento de la nobleza a su autoridad. La política de los monarcas en relación con la nobleza se puede resumir en dos ideas básicas: el mantenimiento de su poder económico y de su prestigio social y la sumisión incondicional a la autoridad.

El inmenso poder de las Órdenes Militares fue absorbido por la monarquía. El poder real también se reforzó en el ámbito local con la generalización de los corregidores. El consejo Real adquirió un papel preponderante en el gobierno del reino. Las Cortes perdieron gran parte de su peso político y fueron reunidas en escasas ocasiones.  Se estableció un cuerpo armado conocido como la Santa Hermandad. A nivel judicial a la Audiencia y Chancillería de Valladolid se unió la de Granada. En 1476, se reorganizó la hacienda para incrementar los ingresos reales a través de la Contaduría Mayor de Hacienda y la Contaduría General de Cuentas y Resultas. Para mantener el poder económico de la nobleza se aprobaron en 1505 las Leyes de Toro. Con la implantación del mayorazgo se tomaron medidas para mantener el poder económico de las familias nobles. Desde 1496, se hace obligatorio el Servicio Militar. Además se crearon las Guardias Viejas.

Todas estas reformas supusieron un afianzamiento de la monarquía autoritaria y la aparente derrota de la nobleza. Lo cierto es que tanto nobleza como monarquía ganaron. La nobleza consolidó y aumentó su poder económico y consiguió la exclusividad a la hora de ocupar los altos cargos del reino.

Las reformas en la Corona de Aragón

En la corona de Aragón Fernando el Católico puso también en marcha una política tendente a reforzar el autoritarismo regio que tuvo unos éxitos muy limitados. En Cataluña, Fernando consiguió limitar el poder de determinadas instituciones. Se creó la figura del Virrey para controlar los diferentes reinos. Su función era representar al monarca.

La cuestión religiosa

La intromisión de los RRCC en asuntos religiosos se correspondía con las medidas propias de la monarquía autoritaria para controlar su propia iglesia nacional. El control del clero era un aspecto importante en la política de centralización y control del poder, porque la unidad religiosa iba a ser la base de la unificación territorial. Para conseguir esta unidad religiosa se introdujo, en 1478, el Tribunal del Santo Oficio