La Desamortización en España: Un Proceso de Transformación Agraria

Desamortización de las fincas eclesiásticas y las tierras municipales

La desamortización de las fincas eclesiásticas y las tierras municipales fue una reforma que comenzó a implementarse antes de la revolución liberal. Su objetivo principal era que las tierras de la Iglesia y los municipios se pusieran en circulación en el mercado, convirtiéndose en propiedad privada. Esto se consideraba fundamental por dos razones:

  • Era necesario para garantizar el progreso agrícola.
  • Contribuiría a aliviar la pobreza de la Hacienda pública.

Entre 1798 y 1808, ya se habían producido algunas expropiaciones por parte de reformistas ilustrados. Sin embargo, este proceso se detuvo hasta la década de 1830, cuando se retomó de forma significativa durante la revolución progresista.

  • Febrero de 1836: Se promulga la desamortización de Mendizábal, que regulaba la incautación y venta de los bienes del clero regular.
  • En el contexto de las guerras carlistas y previamente a la ley, se produjo un proceso de exclaustración, expulsando a los religiosos de los monasterios. Esto se confirmó con el decreto de marzo de 1836.
  • Julio de 1837: Se redacta otra ley de desamortización, que afectaba a los bienes del clero secular y a la abolición de los diezmos.
  • 1841: Se promulgó otra ley que proporcionaba un marco jurídico global a la desamortización eclesiástica.

La desamortización municipal fue un proceso más sencillo. Su primer impulso se dio en 1813, en las Cortes de Cádiz, con la desamortización de las tierras de los municipios. Sin embargo, no se conoce con exactitud su alcance. Destaca la Ley de Desamortización General (Madoz) de 1855, que incluía tanto bienes eclesiásticos como municipales, amortizando todos los bienes. Este proceso se prolongó durante décadas, hasta finales del siglo XIX.

Es importante destacar que estos procesos afectaron a los municipios y a la Iglesia, pero no a la nobleza. En Francia, por ejemplo, la desamortización también se dirigió contra la nobleza. Sin embargo, en España no hubo una movilización similar, por lo que la nobleza conservó una importante posición de poder, ampliando y conservando propiedades en el nuevo mercado capitalista. De hecho, la nobleza no solo conservó sus tierras, sino que las aumentó gracias al mecanismo de venta de las tierras incautadas (subasta).

Resultados de la Reforma Agraria

Toda revolución agraria liberal debía perseguir la creación de una clase de pequeños propietarios que sirviera de base social para el nuevo régimen liberal. Sin embargo, la estructura de la propiedad de la tierra se vio consolidada, ya que el trasvase de tierras no modificó la estructura de la propiedad. En las zonas tradicionales, se mantuvo la propiedad, mientras que en las zonas de minifundio, las adquisiciones de tierra desamortizada fueron minoritarias. Los pequeños propietarios se vieron obligados a vender su fuerza de trabajo como jornaleros para complementar los ingresos de sus tierras. Esto fue consecuencia del mecanismo de subasta, que favorecía a los más poderosos.

Se configuró una nueva oligarquía agraria, cuyo pilar fundamental eran los antiguos aristócratas, junto a arrendatarios y administradores de fincas vinculados a la nobleza, que se encontraban en una situación acomodada y se hicieron con tierras en las subastas.

Desarrollo Agrario del Siglo XIX

El desarrollo agrario del siglo XIX estuvo condicionado por el crecimiento demográfico, que generó una mayor demanda de productos agrícolas. También influyeron las medidas proteccionistas, que contribuyeron a la formación de un mercado nacional, aumentando la demanda interna y externa, y permitiendo la exportación de productos frutales e industriales.

Factores del crecimiento agrario (extensivo)

  • Expansión de la superficie agrícola (tierra).
  • Aumento del volumen de mano de obra (trabajo).
  • Introducción de nuevos cultivos y nuevas técnicas.

Evolución del crecimiento

  • Estancamiento relativo de la producción de cereales.
  • Crecimiento relativo de productos de huerta, como el mosto, el aceite y la patata.
  • Disminución relativa de la producción de carne, debido a la reducción de la producción ganadera, a causa de los numerosos conflictos violentos y las movilizaciones militares, que se alimentaban sobre el terreno.
  • A esto se suma la eliminación de la Mesta, que redujo su importancia y la actividad de la trashumancia.
  • También afectó la desamortización y roturación de las tierras, que cerró a otros el uso de las tierras comunales.

Crisis Agraria de Finales del Siglo XIX

Este crecimiento se truncó en las últimas décadas del siglo XIX. La crisis agraria fue un fenómeno continental, y la historiografía está dividida en cuanto a su impacto en España. Su origen se encuentra en el aumento de la producción agraria en geografías extraeuropeas, que producían grandes cantidades de productos a bajos costes. A esto se sumó el desarrollo del transporte marítimo, que abarató aún más los precios. Incluso con aranceles, los productos extranjeros eran más baratos.

Ante esta situación, se aumentaron las barreras aduaneras. En España, esto se tradujo en el Nuevo Arancel de 1891, que se interpreta como una victoria de las oligarquías agrarias. Esto ha llevado a algunos historiadores a cuestionar si hubo una verdadera revolución burguesa en España, ya que:

  • Se desarrolló un capitalismo bajo intereses agrarios.
  • Este capitalismo estaba técnicamente atrasado.
  • No era un mercado libre, sino protegido por el Estado para los capitalistas.