Natalidad y Nuevas Fuentes de Energía en el Siglo XIX

La Natalidad

En cuanto a sus tasas, durante gran parte del siglo XIX se mantuvieron altas, sobre todo en aquellos países con menor desarrollo económico. Las cifras empezaron a reducirse en torno a 1880 en Europa, como consecuencia de una menor mortalidad infantil (aunque el texto original menciona menor renta per cápita, la reducción de natalidad suele asociarse a mejoras económicas y sociales a largo plazo), el aumento de la urbanización, la extensión de la educación, la aplicación de métodos anticonceptivos, la incorporación de la mujer al mundo laboral y las legislaciones que impedían el trabajo infantil remunerado.

Nuevas Fuentes de Energía

El Petróleo

Comenzó su explotación en Pensilvania (EE. UU.) y se empleó inicialmente para iluminación, calefacción y lubricantes. La invención del motor de explosión de gasolina y el de diésel (o gasóleo) permitieron su uso como combustible en automóviles, barcos y aviones.

La Energía Eléctrica

Alcanzó un gran desarrollo gracias a las invenciones y mejoras como las turbinas hidráulicas, transformadores, alternadores y cables de alta tensión, que permitían el traslado de la electricidad hasta puntos distantes. Su uso estimuló numerosos sectores como los transportes (tranvías, metros), las telecomunicaciones (telégrafo, teléfono) y el ocio (cine). También transformó la iluminación de las calles y hogares e hizo posible la creación de electrodomésticos.

Nuevas Formas Empresariales y de Trabajo

Formas de Concentración Empresarial

  • Trust: Fusión de diferentes empresas de un mismo sector en una nueva entidad para dominar el mercado.
  • Cártel: Asociación de empresas independientes del mismo ramo, cuyo objetivo es acordar precios, cuotas de producción y reparto del mercado para eliminar la competencia.
  • Holding: Sociedad financiera que posee la mayoría de las acciones y controla las actividades y el capital de varias empresas de diversos sectores.

Formas de Organización del Trabajo: El Taylorismo

El taylorismo, desarrollado por Frederick W. Taylor, pretendía mejorar la productividad y reducir costes a través de la organización científica del trabajo: la eliminación de movimientos innecesarios de los obreros, la especialización de tareas y la organización de la producción mediante una cadena de montaje. La producción masiva y la estandarización de piezas posibilitaron reducir los costes de producción, aumentar los salarios (para convertir a los obreros en consumidores) y estimular el consumo. En 1913, Henry Ford implementó y perfeccionó los principios del taylorismo en su nueva fábrica de automóviles, consiguiendo producir cada vehículo (Ford T) en aproximadamente una hora y media, lo que le permitió abaratar drásticamente el precio y fabricar el primer automóvil asequible para las clases medias (conocido como Fordismo).

El Fenómeno Imperialista: Causas

Factores Científico-Técnicos

Durante el siglo XIX, se crearon numerosas sociedades científicas y geográficas que promovieron expediciones. Un buen número de exploradores partieron hacia los confines de África, Asia y los extremos polares, y cartografiaron territorios desconocidos para la población occidental. Este creciente interés fue objeto de numerosos debates y congresos que, a menudo, intentaron justificar la necesidad de la expansión colonial. Esta visión quedó reflejada en la prensa y en la literatura de la época (novelas de aventuras). La Segunda Revolución Industrial abasteció los medios técnicos necesarios para la ocupación y dominio de los territorios coloniales: barcos de vapor más rápidos, armamento moderno (rifles de repetición, ametralladoras), sistemas de comunicaciones (telégrafo) y avances médicos (quinina contra la malaria).

Factores Económicos

Como consecuencia de la crisis económica de 1873, el aumento de la competencia entre países industrializados y la adopción de políticas proteccionistas, las potencias buscaron en las colonias nuevos mercados para vender sus productos industriales, fuentes de materias primas baratas (caucho, cobre, algodón, etc.) y mano de obra a bajo coste, así como oportunidades para invertir capitales (en infraestructuras, plantaciones, minas).

Factores Geoestratégicos y Políticos

Las colonias constituían enclaves estratégicos desde los que ejercer el control territorial de fronteras y rutas de navegación cruciales. El Canal de Suez, construido a instancias del Gobierno egipcio para comunicar el mar Mediterráneo y el mar Rojo, fue adquirido en gran parte en 1875 por el Reino Unido con el propósito de controlar la ruta comercial hacia la India. Más tarde, Estados Unidos impulsó y obtuvo la administración del Canal de Panamá, que conectaba los océanos Atlántico y Pacífico. El nacionalismo exacerbado de la época estimuló la competencia entre las potencias por la posesión de colonias, ya que estas otorgaban prestigio político y demostraban la grandeza nacional.

Factores Ideológicos

Se difundieron discursos racistas que sostenían la supuesta superioridad de la raza blanca, justificada a través de publicaciones pretendidamente científicas inspiradas en una interpretación social de la teoría de la selección natural de Darwin (darwinismo social). Existía una creencia extendida en la “misión civilizadora” del hombre blanco sobre las supuestas razas inferiores, a las que se consideraba necesario llevar el progreso, la cultura y la administración europeas. A esto se sumó un fuerte impulso de evangelización por parte de misioneros católicos y protestantes.

La Administración de las Colonias

La organización política y administrativa de las colonias no fue homogénea, pero en todos los casos, la metrópoli ejercía el control de los aspectos cruciales de la vida colonial. Según el tipo de gobierno, podemos distinguir principalmente:

  • Colonia: Territorio sin gobierno propio y con total dependencia administrativa, económica y militar de la metrópoli. Era administrada directamente por un gobernador designado por la potencia colonial, ayudado por funcionarios metropolitanos y un ejército de ocupación. Se ejerció, por ejemplo, en la India británica (tras 1857), Rodesia, el Congo Belga y gran parte del África subsahariana.
  • Protectorado: En teoría, conservaba sus estructuras de gobierno tradicionales (un gobernante local), pero este estaba subordinado a la metrópoli, que controlaba el ejército, la política exterior y la explotación económica. Fue utilizado por Francia (ej. Marruecos, Túnez) y Reino Unido (ej. Egipto, sultanatos malayos).
  • Dominio: Tipo específico de colonia de poblamiento, propia del Imperio Británico (ej. Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica). Disponía de una considerable autonomía y organización política propia (parlamento, gobierno), con población mayoritariamente de origen europeo, pero reconocía la soberanía británica (jefe de Estado).
  • Concesión: Cesión temporal de enclaves o áreas (generalmente puertos) por parte de un estado a una potencia extranjera para su explotación económica y comercial. Un ejemplo claro fueron las concesiones de puertos chinos a diversas potencias europeas y a Japón.

Conflictos Derivados del Imperialismo

La Guerra del Opio (China, 1839-1842 y 1856-1860)

Se produjeron en China como consecuencia de la prohibición por parte del gobierno chino de la importación y venta de opio, que comerciantes británicos introducían ilegalmente desde la India. La derrota china en ambas guerras supuso la firma de tratados desiguales (como el Tratado de Nankín), la apertura forzada de numerosos puertos chinos al comercio internacional y la cesión de Hong Kong al Reino Unido.

La Revuelta de los Bóxers (China, 1899-1901)

La creciente injerencia política y económica internacional en China provocó la Revuelta de los Bóxers en 1899, protagonizada por miembros de una sociedad secreta nacionalista y xenófoba que aspiraban a expulsar a los extranjeros. Atacaron legaciones extranjeras y misiones cristianas. Fueron finalmente derrotados por una coalición militar internacional (formada por ocho potencias). Poco después, en 1911, se produjo una revolución que derrocó al último emperador e instauró una República en China.

La Guerra de los Bóeres (Sudáfrica, 1880-1881 y 1899-1902)

En el sur de África se habían asentado desde el siglo XVII granjeros de origen holandés (llamados bóeres o afrikáneres), constituyendo las repúblicas independientes de Orange y Transvaal. El descubrimiento de ricos yacimientos de oro y diamantes en estos territorios atrajo a colonos británicos y agudizó las tensiones con el Imperio Británico. Esto desembocó en las Guerras de los Bóeres, especialmente la segunda (1899-1902), tras las cuales el Imperio Británico se anexionó estos territorios, aunque posteriormente les concedería autonomía dentro de la Unión Sudafricana.

La Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905)

Japón, convertido en una potencia industrial y militar tras la Restauración Meiji, se enfrentó al Imperio Ruso por el control de Manchuria (noreste de China) y Corea. Japón detuvo la expansión rusa en esta guerra, logrando una victoria decisiva que sorprendió al mundo. Como resultado, Japón consolidó su influencia en la zona e incorporó Corea como protectorado en 1905 (y la anexionó completamente en 1910).

Impacto del Colonialismo en los Pueblos Colonizados

Los territorios colonizados recibieron un profundo impacto, que trastocó por completo su economía, sociedad y cultura tradicional, alteró el modo de vida de los pueblos indígenas y los sometió a un intenso proceso de aculturación y dominación.

  • Ámbito Económico: Se impuso una economía basada en los intereses de la metrópoli, desarrollando una fuerte dependencia económica y un intercambio comercial desigual (exportación de materias primas baratas e importación de manufacturas caras). Se construyeron infraestructuras (ferrocarriles, puertos) orientadas fundamentalmente a la extracción y exportación de recursos naturales hacia la metrópoli. Se desmantelaron o abolieron actividades artesanales locales que competían con los productos metropolitanos, la agricultura tradicional de subsistencia fue modificada o abandonada en favor de grandes plantaciones de monocultivos de exportación (café, cacao, caucho, algodón) y se produjo el expolio sistemático de las riquezas naturales (minerales, maderas preciosas).
  • Ámbito Político: Hubo una pérdida total de la independencia política y una subordinación completa a la administración de la metrópoli. Se crearon fronteras artificiales en las colonias, trazadas según los intereses de las potencias europeas, sin tener en cuenta las realidades étnicas, lingüísticas o culturales preexistentes. Esto provocó la unión forzada de pueblos rivales o la separación de grupos homogéneos, generando tensiones y conflictos que perduran en muchos casos hasta el siglo XXI.
  • Ámbito Sociocultural: Se desarrolló un profundo proceso de aculturación, es decir, la pérdida o transformación de la cultura propia debido a la imposición de la cultura dominante del colonizador (lengua, religión, valores, formas de vida). En los territorios coloniales se introdujo la lengua metropolitana como vehículo de administración y enseñanza, se difundió el cristianismo y las costumbres occidentales. Se implementó la alfabetización, aunque de forma limitada y orientada a formar personal subalterno para la administración colonial. Sin embargo, este proceso convivió con la segregación racial, la discriminación, y en muchos casos se dieron situaciones de violencia extrema, genocidio (como en el Congo Belga o el exterminio de los herero en el África Alemana del Sudoeste) y formas de trabajo forzado o semiesclavitud.