Análisis de “Historia de una escalera” de Antonio Buero Vallejo
Introducción
En 1949, el Ayuntamiento de Madrid retomó el premio Lope de Vega, interrumpido durante la Guerra Civil. Antonio Buero Vallejo, bajo seudónimo (lo que le permitió mantener en secreto su condición de preso político condenado a muerte), presentó dos obras: En la ardiente oscuridad e Historia de una escalera. La primera quedó finalista y la segunda ganó el premio.
Fue estrenada en octubre de 1949 y tuvo una espléndida acogida entre el público y la crítica. Con ella se inicia una nueva etapa en el teatro español, con el objetivo de inquietar y remover la conciencia española.
Tema
El tema central es la historia de un fracaso, individual y colectivo, que parece que va a repetirse con el paso de los años; no con los mismos personajes, pero sí en circunstancias similares. Entronca, así, con uno de los grandes motivos de preocupación para el hombre: el paso del tiempo. Además, el espacio, la escalera, no parece conducir a ninguna parte, reflejo del inmovilismo social y personal. El amor parece ser la única posibilidad de salir de la situación, pero, por unas circunstancias u otras, los personajes se ven arrastrados a la frustración, a la resignación, al rencor.
La tendencia de la crítica actual es la de distanciar la obra de la estética costumbrista y entroncarla directamente con el ámbito de la tragedia, pues más allá de los elementos costumbristas posee otros de tipo poético-simbólico. Entre los rasgos que definen el sentido trágico del autor están los siguientes: el teatro de Buero es un teatro abierto (ambiguo) y con un gran compromiso social, que siempre ha demostrado el autor.
Estructura dramática
Se presenta en tres actos, que responden, más o menos, a la tradicional estructura de planteamiento, nudo y desenlace. Tres momentos. Tres días. Tres años distintos en la vida de tres generaciones de familias modestas. Transcurren treinta años, pero el espectador es testigo de tres momentos significativos:
- El acto primero (1919): un día de primavera en que Fernando declara su amor a Carmina.
- El acto segundo (otoño de 1929): sucede el día del entierro del señor Gregorio, cuya muerte deja desamparadas a su viuda y a su hija.
- El acto tercero (1949): transcurre en un día de invierno, cumpleaños de Manolín y declaración amorosa de Fernando y Carmina hijos.
Personajes
Da la impresión de que el autor asocia los personajes por afinidades bipolares. Veamos algunos de los principales:
- Fernando: es un muchacho atractivo; hijo único, egoísta e insolidario, sueña con alcanzar un porvenir que lo libre de la miseria. Su fracaso es doble, pues es infeliz en su matrimonio y su situación económica no mejora, sino que empeora.
- Urbano: amigo y rival de Fernando, representa el polo opuesto. Obrero en una fábrica, aspira a mejorar su situación y la de los demás gracias al sindicato, que finalmente fracasó, y también fracasó en su matrimonio, casándose por compasión con Carmina.
- Carmina: se le va torciendo la vida, pasa de ser amable y dócil a que su actitud sea la del rencor, e incluso la violencia.
- Elvira: goza de una desahogada posición social. Además, consigue a Fernando usando su posición social, pero paga un alto precio, pues su matrimonio es un fracaso.
- Generosa: la madre de Carmina, y Doña Asunción: la madre de Fernando.
Entre el resto de los personajes, son claves Fernando hijo y Carmina hija, pues en ellos están las claves de la lectura final de la obra. El único personaje que viene de fuera es el Cobrador de la luz, que puede considerarse algo así como el símbolo de las fuerzas sociales opresoras, como está marcado por el uso de uniforme.
Lenguaje y estilo
Ausencia de pretensiones efectistas y retóricas, claridad de expresión y sencillez en los diálogos, cargados de simbolismo y de fuerte calado. El autor, además, está muy presente y, en ocasiones, con extensas acotaciones. Este lenguaje es índice de su voluntad de poner de manifiesto los graves problemas que aquejan a la sociedad, poniendo el máximo de humanidad.
Espacio y tiempo
Están indisolublemente unidos, ya desde el título (“historia” “escalera”). Ambos deben ser considerados doblemente: los grandes límites del hombre y, además, motivos constantes de indagación técnica.
El espacio escénico es siempre el mismo: la escalera, que se convierte en el símbolo central de la obra. No es solo un simple lugar de paso, es un lugar de socialización. Pero el valor simbólico va más allá, pues enlaza con el desarrollo del tiempo: por cierto, no hay alusiones temporales concretas, solo las acotaciones iniciales hacen alusión al tiempo objetivo.
Significación
Historia de una escalera supuso un éxito rotundo en su estreno, debido, en parte, a su carácter realista, que conectaba con la sociedad española de la época. Pero también el inicio de un nuevo teatro que traslada las preocupaciones que hasta ese momento no habían tenido un lugar en los escenarios, como son la injusticia, la miseria o el fracaso.