Análisis de “La Regenta” de Leopoldo Alas “Clarín”
Análisis de «La Regenta» de Leopoldo Alas “Clarín”
Vetusta (del latín vetus: antigua, vieja).
Los personajes son el centro de la novela, ya no son héroes, sino individuos extraídos de la realidad cotidiana que se eligen para ser observados.
Siguiendo el criterio de objetividad, el narrador se expresa en la mayor parte de los casos en 3ª persona. Este suele ser omnisciente, conoce todo lo que pasa y penetra en la mente de los personajes; por tanto, nos informa del exterior e interior.
Introducción
Leopoldo Alas, conocido por el seudónimo de “Clarín”, forma con Pérez Galdós la pareja de grandes novelistas españoles del siglo XIX. Fue un hombre de espíritu abierto, liberal, anticlerical y republicano. Además de escribir novela, Clarín escribió artículos periodísticos, cuentos,… Escribió una de las obras más destacables en España: «La Regenta». En ella retrata a Vetusta (nombre tras el que se esconde Oviedo), en la que está representada la sociedad española de la Restauración.
Clarín somete a una atmósfera social asfixiante y opresiva a la protagonista, Ana Ozores. Su temperamento sensible y soñador la lleva a refugiarse en el misticismo, pero su confesor, el magistral Fermín de Pas, la decepciona cuando intenta aprovecharse de ella. Cae entonces en brazos de Álvaro Mesía, un mediocre don Juan, con el que vivirá una relación amorosa que no resultará ser más que un sucedáneo de sus ideales románticos. En el enfrentamiento entre Ana y Vetusta, la primera acabará siendo vencida, y, en consecuencia, marginada. La importancia de la presión ambiental, social, sobre la protagonista acerca la novela a las teorías del Naturalismo.
La Regenta causó escándalo en su momento, en especial por las críticas anticlericales que contenía. Este hecho contribuyó a que la novela no tuviera mucho éxito de público y de crítica en su época. Hubo que esperar a las últimas décadas del siglo XX para que la crítica reconociera que se trataba de una auténtica obra maestra.
Estructura de la obra
La obra se divide en dos partes. Cada una consta de quince extensos capítulos, pero la distribución temporal entre ambas es irregular: mientras la primera abarca los acontecimientos que ocurren en tres días, la segunda comprende tres años.
El narrador
El narrador de «La Regenta» se comporta como un ser superior a sus criaturas, a las que conoce mejor que ellos mismos. Tiene un carácter omnisciente y, aunque su voz se escucha directamente, evita identificarse con los personajes. De esta forma, se manifiesta neutral en su ideología, lograda a veces desde el perspectivismo, que consiste en emplear las opiniones de otros para presentar a un personaje antes de que se introduzca en la novela. De esta forma, es retratado desde diversos puntos de vista.
Personajes principales
Fermín de Pas
El canónigo magistral, confesor de Ana. Es un hombre ambicioso que pretende tener en sus manos el poder de manejar a toda la ciudad, especialmente a Ana Ozores, la Regenta. Don Fermín actúa de mala manera, ya que piensa que Ana le pertenece y hasta se comporta como un marido en ocasiones, enamorándose de ella.
Igual que Ana se inscribe dentro de la tipología de la mujer insatisfecha, el magistral, Fermín, es un sacerdote enamorado, tema que era una especie de subgénero dentro de la novela realista. La aportación de Clarín a este tema consiste en la configuración de un personaje complejo, rico en matices. Complejo como Fermín. Tenía físico vigoroso que se corresponde con su pasión dominante: la ambición, el ascenso social por medio de la carrera eclesiástica que le permite acceder al mundo de los poderosos y conocer sus debilidades y miserias a través de la confesión. Esta es una ambición inculcada por la madre de Fermín, Paula, personaje secundario pero de gran importancia hasta el punto de que la historia de su vida se convierte en un relato aparte de la trama principal. El poderoso magistral ante su madre se comporta como un niño sumiso, mantiene con ella una relación edípica, amor-odio, en la que ella consiente y busca que su hijo tenga relaciones con su criada Teresa. Pero cuando Fermín se enamora de Ana, Doña Paula, llena de celos, la ve como una peligrosa rival y trata de librarle de esa obsesión como si estuviera enfermo.
Álvaro Mesía
Es el personaje del que se enamora la Regenta. Es un simple conquistador, un ser despreciable y vulgar. Don Álvaro no puede ofrecerle la vida que ella persigue: es un miembro más de Vetusta y representa a la sociedad hipócrita y sin aspiraciones que empuja y arrastra a la protagonista. De este modo, La Regenta es a un tiempo una sátira y un drama: por un lado tenemos la comedia de Vetusta, la cual se mira desde la superficie, y por otro está la tragedia de Ana Ozores, que se analiza en profundidad. Es el menos interesante desde el punto de vista literario, ya que el autor está claramente en su contra, puesto que lo configura con el molde de Don Juan Tenorio pero lo muestra como un fantoche, cobarde, sin ninguna riqueza interior; no se entra ni en su interior, ni en su pasado ni en las influencias que ha recibido para ser cómo es.
Toda esta escena demuestra el verdadero conflicto de Ana, que no tiene nada que ver con el deber moral y el deseo ilegítimo, sino entre dos modos diferentes de escapar del mundo degradado de Vetusta. Ana oscila entre uno y otro a lo largo de la novela pero en esencia, ambos buscan lo mismo y eso queda demostrado por la sistemática fusión de emotivos pertenecientes a uno y a otro. Así, si el magistral representa para Ana la superación de Vetusta por la vía espiritualista y mística, cuando piensa en él, lo compara físicamente a Mesía y le estremece la idea de que acaso guardaba cerca de su cuerpo la carta de ella….
Víctor Quintanar
En la caracterización de este confluyen varios arquetipos: por una parte, el marido engañado, el viejo celoso… Como en el caso de Ana, su problema tiene una base claramente fisiológica de índole sexual, la impotencia, agravada por su avanzada edad. Su relación con Ana es asexuada, paternal; sin embargo, al parecer, practica con las criadas fetichismo o voyerismo (como la Celestina). Como no se atreve a compartir esas formas de sexualidad con su esposa, a la que considera donna angelicata (diosa, pero que no se toca), disfruta con clases inferiores. El tratamiento que el narrador da al personaje oscila entre la compasión y la ridiculización, especialmente al mostrarlo muy aficionado a los dramas de honor de los Siglos de Oro, protagonizados por maridos celosos que para tener honra mataban a sus esposas; por eso el magistral piensa que la reacción será acorde con su calderoniana obsesión por la honra. Sin embargo, la endeblez del personaje queda manifestada cuando tenga que mostrar su actuación tras conocer la infidelidad de Ana.