El Siglo de Oro Español: Contexto Histórico, Cultural y Literario
Renacimiento y Barroco: Contexto Cultural
Luego de la Edad Media, se abre en Europa el Renacimiento. Dios ya no era el centro del mundo, sino el hombre, y renace el ideal grecolatino tanto en la cultura como en el arte.
Se llama Renacimiento al período concluido a fines del siglo XVI e iniciado en el siglo XV. En el siglo XVII reina el Barroco.
En el Renacimiento, el hombre es el centro del mundo. Esta idea se concilió con el cristianismo, afirmando que el hombre es la obra maestra de Dios.
La palabra Renacimiento implica un renacer del ideal cultural y artístico de la tradición grecolatina. Se imita a los clásicos porque encarnan la suprema belleza.
La belleza es en sí misma el valor máximo; el arte debe agradar, procurar placer. Este objetivo se consigue a través de la sencillez, la claridad, el equilibrio entre fondo y forma. Todo busca ser, en cierto modo, perfecto.
El Renacimiento coincide con los grandes descubrimientos y el heliocentrismo de Galileo.
El Barroco sigue creyendo en un gran tema: el hombre. Pero el hombre ya no es solo, y seguramente no es solo, “obra maestra de Dios”. En el Barroco se agitan Cielo e Infierno. Por eso, el espacio ya no es finito, sino infinito para el hombre barroco, que siente el desengaño del mundo con tonos trágicos, cómicos o irónicos.
Se siente el gran vacío interior del hombre, un fondo conflictual (cielo o infierno, bien y mal, cuerpo y alma). También tiende más al contraste, al dinamismo, la exageración, a la riqueza y el desborde ornamental, a la artificiosidad.
El Barroco coincide con la Contrarreforma Católica.
Cuadro comparativo del Barroco y Renacimiento
La España de Cervantes: Contexto Histórico y Social
La España de Cervantes era una sociedad en transición. La unión de las coronas de Aragón y Castilla dio el paso para la unificación de España y para la creación de una monarquía absolutista.
La caída de Granada fue el acto final de la Reconquista y de la expulsión de los moros. Fue seguida por el descubrimiento de América y el ascenso de España como potencia económica y militar dominante en Europa.
Bajo el mando de Felipe II, el gran aparato burocrático de un estado absolutista se completó y perfeccionó. Madrid se había convertido de una villa provinciana descuidada en una ciudad de 100.000 habitantes.
La región se convirtió en un pozo infeccioso, lleno de suciedad, apestoso y oscuro. Esto contrastaba con la realeza, que vivía excelentemente en todos los sentidos.
La corrupción era la regla; la venta de cargos era tan común que se consideraba normal. También había funcionarios que vivían precariamente.
Felipe II heredó un fabuloso y rico imperio que no estaba basado en cimientos sanos. Satisfacía sus fantasías imperiales construyendo, reparando y reconstruyendo constantemente sus palacios reales, lo que lo llevó a la bancarrota.
Irónicamente, cuando estaban mejor económicamente, España empezó a empobrecerse. Aunque era la potencia que dominaba Europa, su desarrollo social iba por detrás del de Inglaterra, cuya agricultura estaba muy avanzada.
La abundancia de oro y plata del Nuevo Mundo debilitó el desarrollo de la agricultura, el comercio, la manufactura y la industria en España. Esta inflación causó miseria en España.
El conflicto entre España e Inglaterra se agudizó cuando los ingleses enviaron ayuda militar a los protestantes holandeses que se habían rebelado contra el dominio español, lo que llevó a la guerra.
España recibió un golpe duro y su orgullo una dura sacudida cuando en 1588 la “Armada Invencible” fue derrotada mediante una combinación de barcos de guerra ingleses y clima tempestuoso.
De la noche a la mañana, España se encontró humillada por el poder de Inglaterra.
Los últimos años de Felipe II fueron años de duro declive físico, amargura y ansiedad. Murió ocho años después de la derrota de la Armada, y con él murió la época en la que España era la dueña de los destinos del mundo.
Felipe III nunca mostró interés en los asuntos de Estado, y todo el poder real estuvo en manos del Duque de Lerma.
La decadencia interna de España se aceleró aún más por la ineficacia y el empeoramiento de su casa real.
España fue derrotada por aquellas naciones que habían entrado más decididamente en el camino capitalista y donde la burguesía estaba luchando por conseguir el poder político.
El Siglo de Oro Español: Esplendor Literario
Llamamos Siglo de Oro Español a la época de esplendor de la cultura y literatura española que abarca la segunda mitad del siglo XVI y la primera mitad del siglo XVII, aunque algunos críticos extienden este período.
Podríamos considerar que esta etapa comienza en España, en la segunda mitad del siglo XVI, cuando, tras las crisis sociales, Carlos I estabiliza su Imperio.
Social y económicamente, España encara una fase de expansión.
La riqueza de los tesoros extraídos de América favorece el desarrollo del país, pero la sociedad española empieza a vivir su decadencia, producto de la progresiva ruina a la que se ve sometido el Estado español para mantener todas sus colonias.
La creatividad y producción artística empiezan a desarrollarse.
En 1554 se publica La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, novela de autor anónimo que inaugura la novela picaresca.
En 1605, Miguel de Cervantes publica la primera parte de la que será la obra cumbre de la literatura española: El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.
No solo se desarrolla la narrativa, sino todos los géneros literarios, destacándose en poesía Luis de Góngora y Francisco de Quevedo.
En el teatro encontramos figuras como Lope de Vega.
Génesis de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha
La primera parte del Quijote se publicó en 1605; diez años después, en 1615, se publicaba la segunda parte.
El proceso de elaboración fue muy complejo.
La gestación del libro venía de años atrás (aprox. 1591) y, a decir del propio Cervantes, habría sido concebido mientras el autor estaba en prisión.
La primera parte tuvo un gran éxito; rápidamente se imprimieron hasta seis ediciones de la obra y se realizaron muchas traducciones al inglés y al francés.
El propio Don Quijote se expresa así en la segunda parte de la obra: “Treinta mil volúmenes se han impreso de mi historia, y lleva camino de imprimirse treinta mil veces de millares, si el cielo no lo remedia”.
El éxito provocó la envidia de algún enemigo literario de Cervantes, y en 1614 se publicó en Tarragona una continuación del Quijote titulada Segundo Tomo del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.
La obra iba firmada por Alonso Fernández de Avellaneda.
El Quijote de Avellaneda consta de treinta y seis capítulos en los que se narra la tercera salida del personaje, quien, tras una serie de aventuras, es ingresado en el manicomio de Toledo.
Espoleado por la publicación del Quijote apócrifo, Cervantes avanzó en la conclusión de su segunda parte del Quijote, que se publicó en 1615 y en la cual aparecen menciones al autor falseador.
Don Quijote como Parodia de las Novelas de Caballerías
La parodia es fundamental en la novela.
Para sus contemporáneos, gran parte del placer de leer la novela de Cervantes debió de proceder de reconocer en ella incidentes determinados o típicos, situaciones y giros extraídos del exótico hábitat de las novelas de caballerías y que luego florecían con agradable sorpresa en la tierra hogareña de Don Quijote.
El Quijote está basado en la intertextualidad.
La obra no es una novela de caballerías hecha cómica por medio de la exageración directa, de incongruencias o contratiempos.
Lo cómico surge de la incompatibilidad de situar en un marco moderno y realista una narrativa fantástica y anticuada.
La verdadera intención de Don Quijote es ser un héroe de novela de caballerías, lo que significa que intenta transformar su vida en una novela caballeresca.
Incluso cree que sus acciones están siendo registradas en un libro.
El resultado no es una verdadera imitación de la literatura, sino una accidental parodia cómica de ella.
El humor no depende del conocimiento de las fuentes originarias; se debe al autor.
Cervantes elabora una parodia bastante directa de todo el montaje de la novela de caballerías.
Los rasgos de la estructura básica del Quijote muestran solo semejanzas esporádicas con la típica novela de caballerías, y no un intento de ajustar el libro con precisión y coherencia a este modelo.
Se abre con la presentación de un héroe que tiene más o menos cincuenta años, y apenas llegamos luego a saber nada más acerca de su “prehistoria”.
El énfasis puesto en lo definitivo de la muerte de Don Quijote en la segunda parte no es, en principio, una parodia, sino un recurso para impedir cualquier posible resurrección por parte de algún nuevo Avellaneda.
Algunas de las parodias de Cervantes son tan sutiles que ciertas extravagancias en las originales son suavizadas por este.
Los héroes caballerescos eran superhombres de notable resistencia.
Gran parte del humor más logrado de la novela procede de lo inadecuado de su edad para el difícil ejercicio de la caballería errante, pero el hecho es que sus modelos principales estaban activos y eran ancianos mucho más viejos que él.
A veces, la sutileza de la parodia de Cervantes consiste en una exageración refinada.
Dulcinea se convierte en el supremo personaje paródico de Cervantes, porque es la dama platónico-cortesana por excelencia, el objeto soñado del hombre idealmente perfecto, del amor imposible.
Tampoco la parodia se restringe únicamente a lo caballeresco.
Los episodios pastoriles del libro evocan un estilo apropiado a su género, y los estilos de transición pueden usarse para cubrir la brecha entre aquellos y el mundo más realista en que habitan Don Quijote y Sancho.