La Guerra Civil irrumpe en un momento en que la novela se decanta hacia posturas sociales y comprometidas, abandonando las experiencias vanguardistas anteriores. La propia guerra acentúa ese carácter ideológico, de manera que la mayoría de los novelistas escriben en defensa de sus ideales: republicanos (Sender, Arconada) o nacionales (Foxá, García Serrano). Tras la guerra, muchos de los escritores partidarios de la República o, en cualquier caso, enemigos del nuevo régimen, se exilian: esto supondrá en ellos desarraigo, nostalgia y el recuerdo de España como tema central de su obra. Los principales novelistas exiliados son Sender, Max Aub, Francisco Ayala, Rosa Chacel, Juan Gil-Albert, Arturo Barea, Manuel Andújar…

La Novela en los Años 40

En España, los novelistas de los 40 se enfrentan a un panorama desolador: muchos autores se han exiliado y la literatura se encuentra determinada por la presión de la censura, que impide que se pueda expresar una denuncia explícita. En la década de los 40, sólo hay casos excepcionales y aislados, como Torrente Ballester, Camilo José Cela, Carmen Laforet y Miguel Delibes. Estos autores encarnan dos tendencias narrativas:

  • Novela Existencial: Lo existencial se convierte en uno de los temas fundamentales de la narrativa. Paralelamente a lo que ocurre en la poesía desarraigada, la desorientación, la hostilidad de la vida y la angustia marcan los motivos de parte de la novela de estos años. Destaca Nada de Carmen Laforet (Premio Nadal), cuya trama recoge hechos cotidianos de su vida, inmersa en la incomunicación y desencanto. También La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes, novela impregnada de preocupaciones existenciales, como la obsesión por la muerte y por la infelicidad.
  • El Tremendismo: Algunas novelas reflejan los aspectos más desagradables y brutales de la realidad para efectuar una reflexión profunda sobre la condición humana. En 1944 se publica La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, novela que narra un cúmulo de crímenes y de atrocidades que parecen verosímiles por el tipo de protagonista y por el ambiente. Como un nuevo pícaro, Pascual Duarte narra su biografía para que entendamos cómo ha llegado a ser condenado a muerte.

Novela Social-Realista

Con la Guerra Fría, en los años 50, España empieza a salir del aislamiento y se incorpora a algunos organismos internacionales, en la órbita de EE. UU. El incipiente desarrollo del turismo y la industria trae cierta recuperación económica y cambios en los estilos de vida, como las migraciones de los campesinos a las ciudades, la difícil inserción de estas personas en los suburbios urbanos. Al mismo tiempo, los jóvenes que habían vivido la guerra como niños o adolescentes, empiezan a manifestar actitudes críticas respecto al poder y a la división social entre vencedores y vencidos. Para muchos, La Colmena de Cela, publicada en 1951, es un precedente de la novela social. En ella, con más o menos realismo, aparece reflejada la sociedad del momento (la de la inmediata posguerra). Se observan dos grandes tendencias:

  • El Neorrealismo: Que se centra en los problemas del hombre como ser individual (la soledad, la frustración…): Ana María Matute, Ignacio Aldecoa (El fulgor y la sangre), Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama, 1956; novela conductista; crónica de un día de domingo de un grupo de jóvenes junto al Jarama) y Carmen Martín Gaite (Entre visillos).
  • Novela Social (realismo social): Se centra en los problemas de los grupos sociales. Jesús Fernández Santos (Los bravos, 1954), Jesús López Pacheco (Central eléctrica), Juan García Hortelano (Nuevas amistades, 1959; Tormenta de verano); Armando López Salinas (La mina). El tema de esta novela es la propia sociedad española: la dureza de la vida en el campo, las dificultades de transformación de los campesinos en trabajadores industriales; la explotación del proletariado y la banalidad de la sociedad burguesa. El estilo de la novela realista es sencillo, tanto en el lenguaje como en la técnica narrativa, se pretende llegar a un amplio público. Los contenidos testimoniales o críticos son más importantes.

Novela Experimental

Durante la década de los sesenta se detecta un cierto agotamiento del realismo social y una clara evolución hacia la experimentación y la renovación. Autores como Luis Goytisolo o Juan Goytisolo constituyen la avanzadilla de las nuevas tendencias.

  • Los escritores españoles se dejan influir por los autores europeos (Proust, Kafka, Joyce), norteamericanos (Faulkner, Dos Passos) o latinoamericanos (Vargas Llosa, Cortázar, García Márquez).
  • Las novelas pasan a ser más complejas y experimentales, quizás dirigidas a un lector con mejor preparación intelectual que en los años cincuenta.
  • Las novelas no afectan sólo a la estructura o al argumento, también a la ortografía, ya que algunos autores suprimen los signos de puntuación, o los párrafos, y es frecuente que se mezclen los géneros.
  • Ya no se pretende sólo denunciar la situación social, sino que también se persigue el monólogo interior o los continuos saltos hacia atrás o hacia delante del argumento.

Dos novelas son consideradas los modelos de las nuevas tendencias: Tiempos de silencio (1962) de Luis Martín Santos y Señas de identidad (1966) de Juan Goytisolo. Otros autores son Juan Benet (Volverás a Región), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa) y Miguel Delibes (Cinco horas con Mario).