Contexto Histórico y Evolución de la Poesía Española de Posguerra

Tras la Guerra Civil, predominan el autoritarismo y el aislamiento. En los años 40, en la posguerra, dominan el hambre, la miseria y la escasez de dinero en un país autárquico y aislado de Europa. Aparecen dos corrientes poéticas: la poesía arraigada, caracterizada por el conformismo, la aceptación del régimen y los tópicos poéticos, y la poesía desarraigada, la cual trata de la angustia existencial y de la reflexión de la vida y la muerte.

En los años 50, surge una corriente crítica favorecida por la apertura económica, diplomática e ideológica gracias al apoyo económico de Estados Unidos. Aparece así la poesía social. La reflexión social crea una poesía de desesperación conocida como la poesía desarraigada, evolucionando a la “Literatura de exilio”.

En los años 60 se produce un desarrollo industrial que favorece la sociedad de consumo. Esto hace que se afiancen los núcleos industriales y que la gente se mueva del campo a la ciudad. La poesía, en cambio, vive un periodo de experimentación.

En los años 70, se generaliza la oposición laboral y la universitaria mientras se plantea la democratización y los nacionalismos. Estos son años de protesta, lucha y cambio, lo que hace que la poesía se ponga a su servicio.

Blas de Otero y su Poema ‘Hombre’: Un Reflejo de la Angustia Existencial

El poema titulado ‘Hombre’ pertenece a la obra Ángel fieramente humano (1950). Contiene los rasgos característicos de la poesía existencial de Blas de Otero, cuya trayectoria poética puede definirse como el paso del yo al nosotros, es decir, de la expresión de la angustia existencial individual del poeta a la manifestación de su solidaridad con los demás seres humanos (poesía social). Su tema principal es el amor (hacia Dios) junto a la vida y la muerte.

La Pérdida de la Fe y el Silencio de Dios

Entre los poemas de su etapa existencial, ‘Hombre’ es uno de los más reveladores de la angustia provocada por la pérdida de la fe, por la pérdida de la confianza en Dios. En varios de sus poemas el poeta interroga, reclama, pide ayuda a un Dios terrible (estoy clamando a Dios) que sólo responde con un incomprensible silencio, en el mejor de los casos (Y su silencio, retumbando…). El resultado es el vacío característico de la poesía desarraigada de los años 50.

Dios, la Muerte y la Trágica Agonía del Hombre

De los temas fundamentales de Ancia (1958), que es la obra que se publica recopilando Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951), que son Dios, el amor y la muerte, este poema reúne dos: Dios y la muerte, centrándose en el tema de la trágica agonía del hombre, horrorizado en la angustia de su vacío existencial. Condensa la trágica visión del hombre como eterno fugitivo agonizante que grita a Dios para mantenerlo despierto en su desesperada búsqueda, en su miserable agonía.

La Tragedia de la Condición Humana

Este núcleo temático aparece configurado por la integración de unos motivos complementarios que exponen la esencial tragedia de la condición humana, cuya existencia está fatalmente condenada a la muerte. En el íntimo debate del poeta, primero se manifiesta el ansia de Dios, a quien acude en su indagación atormentada por descubrir el sentido de la vida, el absurdo de la misma por el sinsentido de la muerte (estoy clamando a Dios). Después se impone la soledad del hombre, su espantoso vacío ante el silencio de Dios, que llega a mostrar su crueldad abatiendo un rotundo castigo sobre el poeta (abro los ojos, me los sajas vivos). Y, finalmente, se consuma el horror del hombre en su desamparada soledad entre su afán de búsqueda y la impotencia que lo condena y somete a una irremediable angustia existencial (esto es ser hombre: horror a manos llenas).

Estructura y Recursos Literarios en ‘Hombre’

En su estructura métrica es un soneto, formado por catorce versos endecasílabos, con rima consonante, distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos: ABBA ABBA CDC CDC. Si analizamos la estructura interna podemos dividir el poema en dos partes:

  • 1ª parte (dos cuartetos): lucha del poeta en su desesperada búsqueda de Dios.
  • 2ª parte (dos tercetos): dramática imposibilidad de la búsqueda por culpa de un Dios terrible y tragedia de la condición humana condenada a la radical negación de sus deseos.

En la expresión de esa angustia que caracteriza esta etapa de Blas de Otero encontramos los recursos habituales de su poesía:

  • Encabalgamientos abruptos (estoy clamando / a Dios, quiero tenerte / despierto…)
  • Intensificación expresiva que se obtiene con la reiteración del mismo elemento léxico (repetición: cuerpo a cuerpo, oh Dios, noche a noche.; paralelismo: clamando, retumbando; alzo la mano, abro los ojos…)
  • Repetición de los gerundios que intensifican la sonoridad del poema: luchando, clamando, retumbando.
  • Aliteración de la R que también intensifica la sonoridad del poema: “Si he de morir… despierto”
  • Contraposiciones: su silencio… retumbando; morir… despierto
  • Metáfora final que refleja su lucha desesperada: ¡Ángel con grandes alas de cadenas!