El Teatro Español hasta 1939: Tradición y Renovación

En el primer tercio del siglo XX, predominaba un teatro que complacía al público, siguiendo la tradición realista del siglo XIX, aunque con poca calidad literaria. Sin embargo, los movimientos de renovación teatral europeos influyeron en autores como Lorca y Valle-Inclán, quienes crearon un teatro renovador.

El Teatro Tradicional

El teatro tradicional se manifestaba en tres formas principales:

  • El drama romántico: Continuación del teatro de Echegaray, en verso y con temas históricos o fantásticos. Destacaron autores como Eduardo Marquina (En Flandes se ha puesto el sol), los hermanos Machado (Las adelfas) y Francisco Villaespesa (Aben Humeya).
  • La comedia burguesa o benaventina: Con Jacinto Benavente como máximo exponente, se caracterizaba por su mesura y realismo minucioso, sin profundizar en las preocupaciones de la alta burguesía. Su obra más destacada es Los intereses creados, además de La malquerida.
  • El teatro cómico: Introducía música, canto y baile, o creaba sainetes de costumbres populares (Carlos Arniches: La señorita de Trevélez) o tragedias grotescas que denunciaban injusticias sociales (Pedro Muñoz Seca: La venganza de don Mendo). También surgió el género del astracán, basado en el disparate cómico y la estereotipación de las costumbres sociales, con los hermanos Álvarez Quintero (Mariquilla terremoto) como principales representantes.

El Teatro Renovador

En contraposición al realismo, surgió un teatro renovador minoritario. En Cataluña, Adriá Gual creó el Teatre íntim. Otros autores de la Generación del 98 también innovaron:

  • Unamuno: Creó el teatro desnudo, con gran importancia del diálogo y la palabra (Fedra).
  • Azorín: Luchó por un teatro antirrealista que trataba temas fantásticos como la muerte (Lo invisible).
  • Jacinto Grau: Recuperó la tragedia y los mitos clásicos (El señor de Pigmalión).

Sin embargo, la renovación más importante fue la llevada a cabo por Valle-Inclán y Lorca.

Ramón María del Valle-Inclán

Valle-Inclán comenzó con dramas decadentes cercanos al Modernismo, para luego avanzar hacia un teatro en libertad, concebido más para ser leído que representado. Su obra se divide en:

  • Ciclo mítico: Dramas de la vida cotidiana en el ambiente gallego (Comedias bárbaras y Divinas palabras).
  • Farsas: Rompen con la realidad escénica utilizando personajes de la farándula, disfraces y teatro dentro del teatro (La reina castiza).
  • Esperpento: Visión crítica y particular del mundo, con una destrucción sistemática de la realidad y un desprecio del momento histórico. Obras representativas son Martes de carnaval y Luces de Bohemia.

Federico García Lorca

Lorca impulsó el teatro total, expresando los problemas de la vida y de la historia con un lenguaje poético. Su obra se divide en tres bloques:

  • Farsas: Representan conflictos derivados del matrimonio de conveniencia (La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín).
  • Teatro surrealista: Rompe la lógica espacio-temporal, con desdoblamiento de la personalidad y múltiples interpretaciones (El público y Así que pasen cinco años).
  • Tragedias y dramas: Se desarrollan en un ambiente rural, con fuerzas naturales que se imponen a un destino trágico (Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba, Yerma).

El Fin de una Época

El estallido de la Guerra Civil en 1936 puso fin a esta evolución poética. Durante este período, se crearon sainetes (Arniches), comedias burguesas (Benavente, Pemán y Casona), comedias poéticas (Miguel Hernández y Alberti), drama testimonial (Manuel Azaña y Luca de Tena) y teatro de circunstancias (Max Aub). Con el fin del conflicto en 1939, los autores innovadores como Lorca o Valle-Inclán habían muerto o se habían exiliado.