Franz Kafka: El Absurdo Hecho Realidad

Los escritos de Franz Kafka pronto comenzaron a despertar el interés del público y a obtener alabanzas por parte de la crítica, lo que posibilitó su pronta divulgación, hasta el punto de que marcaría el proceso posterior de la literatura del siglo XX. Todas sus páginas publicadas, excepto varias cartas en checo dirigidas a Milena, se encuentran escritas en alemán. En su obra, a menudo el protagonista se enfrenta a un mundo complejo que se basa en reglas desconocidas, las cuales nunca llega a comprender. El adjetivo kafkiano se utiliza precisamente a menudo para describir situaciones similares.

Su obra es considerada una de las más influyentes de la literatura universal en el último siglo [1], a pesar de no ser muy extensa: fue autor de tres novelas (El proceso, El castillo y América), una novela corta (La metamorfosis) y un cierto número de parábolas y relatos breves.

En cuanto a la obra, es necesario destacar que la literatura de Kafka, a través de diferentes mecanismos, consigue que lo absurdo aparezca ante nuestros ojos como real y verdadero, y aunque al principio busquemos una explicación lógica, tendemos a identificarnos con el personaje y autocompadecernos por él. Así pues, en su gran mayoría, los héroes de Kafka no saben muy bien si lo que les está pasando es un sueño o realidad, y su finalidad no queda reflejada. Joseph K., en El Proceso, no termina de creerse que exista un tribunal que lo juzgue por no se sabe qué, aunque al final termine por alimentar un sentimiento de autoinculpación. De la misma forma, en La metamorfosis, Gregorio cree que su mutación en cucaracha es un mal sueño, una pesadilla pasajera que dejará paso a la vida cotidiana al verse al principio después de la transformación, y termina por intentar acostumbrarse a su nuevo estado y culparse por su existencia e inutilidad en su estado.

Así, su obra queda dividida en diferentes tipos de escritos:

Contexto Histórico-Literario de Kafka

Kafka es un novelista checo que fue un renovador de la narrativa del siglo XX. El inicio del siglo XX es un tiempo de cambios. Nietzsche señala que “Dios ha muerto” porque el hombre tiene una sensación de vacío ante la falta de apoyo trascendente.

La firma del Tratado de Versalles tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918) produce el descontento de la vencida Alemania, lo que desencadenará veinte años después una Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Los avances científicos permiten el desarrollo de las comunicaciones, de la medicina…

  • En el ámbito literario, se abandona la narrativa realista del siglo XIX y se origina una novela que pretende dar cuenta de estos cambios vertiginosos, a partir de una gran renovación de las técnicas narrativas: se multiplican los puntos de vista, empleo del monólogo interior, saltos cronológicos, ausencia de un argumento claro y cerrado…
  • Además de Kafka, entre los novelistas renovadores de inicios del XX están:
    • Proust, con En busca del tiempo perdido. Reflexiona sobre el paso del tiempo a través de una estructura compleja llena de rupturas temporales y minuciosas descripciones.
    • Joyce, que escribe Ulises, obra que viene a ser modelo de todas las técnicas narrativas del siglo XX. Considerada el reverso de la Odisea de Homero, refleja una mediocridad de ambientes y personajes que contrasta con la grandeza de los héroes antiguos.
    • Virginia Woolf, que imita técnicas de Joyce. Escribe Al faro, que presenta el implacable paso del tiempo con una excursión que fue suspendida y que se plantea años después.
    • Thomas Mann, que escribe La montaña mágica, que refleja a través de las relaciones de unos enfermos de un sanatorio, la desintegración de Europa, que también está enferma.

Guy de Maupassant: El Naturalismo y la Visión Pesimista de la Sociedad

El Contexto del Naturalismo

El Naturalismo, movimiento artístico surgido en Francia en la segunda mitad del XIX, defendía que el comportamiento del hombre estará determinado no solo por su herencia biológica, sino por las circunstancias sociales que lo rodean. Así, englobará a escritores franceses de la clase de Maupassant o Zola, su máximo representante.

Por lo tanto, este importante autor francés, Maupassant, despuntaba en la Europa posterior a 1848, caracterizada por la expansión económica y por un gran progreso técnico. En estos momentos, el poder de la burguesía se iba consolidando poco a poco, mientras que se avecinaba una tensión social que explicaba la aparición de gobiernos autoritarios de inspiración conservadora, que estarán al servicio de los intereses burgueses.

Además de Maupassant con Bola de Sebo, El ermitaño, ¡Mozo, un bock!, La dote, Toine o El buque abandonado, y Zola con Los Rougon-Macquart, Contes à Ninon, Madeleine Férat, predominarán, a lo largo del XIX, otros escritores naturalistas como Leopoldo Alas, “Clarín”, con La Regenta, Emilia Pardo Bazán y su Insolación, entre los españoles, o Manuel Zeno Gandía (La charca) o Federico Gamboa (Santa), entre los hispanoamericanos. También cabe señalar dentro del Naturalismo a los hermanos Goncourt y a Daudet.

La Producción Literaria de Maupassant

Maupassant fue influido por Flaubert en sus principios literarios: la lenta elaboración de la prosa, la minuciosidad, el contacto con la realidad más cotidiana, la impasibilidad ante la materia narrada… En sus obras nos ofrece una visión pesimista de la vida y de la sociedad, a partir de la pintura de cuadros despiadados y amargos sobre la burguesía del momento. Fue un maestro del retrato psicológico de los más variados personajes y de las descripciones de lugares concretos (posadas, caminos, estaciones de tren…).

Su producción literaria estará marcada por sus cuentos de guerra ambientados en la contienda franco-prusiana de 1870, destacando Bola de sebo o Mademoiselle Fifi. “Un beso legal nunca vale tanto como un beso robado”, así rezará Maupassant el amor en sus cuentos, como en Una partida de campo, basada en la relación entre dos mujeres que acaba por iluminar por completo sus vidas. Son especialmente destacables sus cuentos de terror, género en el que es reconocido como maestro, a la altura de Edgar Allan Poe. En estos cuentos, narrados con un estilo ágil y nervioso, se observa la presencia obsesiva de la muerte, el desvarío y lo sobrenatural: ¿Quién sabe?, La noche, La cabellera o El Horla. Finalmente, destacará El collar, que tratará del esfuerzo de una mujer con aspiraciones de grandeza por devolver a su amiga un collar que le había prestado para una fiesta, pero que acabó perdiendo. Aparecerá de fondo el tema social al demostrar que el sueldo de los pequeños funcionarios es tan corto que apenas da para satisfacer las mínimas ilusiones de quien, como la señora Loisel.