Géneros Narrativos del Renacimiento: Novela Pastoril, Bizantina, Morisca y Picaresca
Nuevos Géneros Narrativos del Renacimiento
Novela Pastoril
Los siete libros de Diana, de Jorge de Montemayor, es un ejemplo destacado de este género, que había sido creado en Italia por Sannazaro. En estas novelas, los pastores, seres refinados, habitan un campo idealizado y bello. Allí, aman, padecen de celos, lloran y cantan hermosas canciones. La expresión, cuajada de epítetos, es exquisita y artificiosa. Otros cultivadores excepcionales de este género fueron Cervantes y Lope de Vega.
Novela Bizantina
Teágenes y Cariclea, de Heliodoro, es una muestra de este tipo de novela. Describe las fantásticas aventuras de dos amantes por lugares y tiempos imaginarios, hasta que logran reunirse. Cervantes, en Persiles, y Lope de Vega, en El Peregrino en su patria, también cultivaron este género.
Novela Morisca
Historia del Abencerraje y de la hermosa Jarifa es un ejemplo de estas novelas, típicamente españolas. Narran imaginadas peripecias entre cristianos y moros, que rivalizan en gentileza y cortesía. Su lenguaje combina la sencillez con una cierta sobriedad retórica.
Novela Picaresca
Es el más importante de los géneros narrativos del Renacimiento. Lo crea una novela hasta ahora anónima, El Lazarillo de Tormes. Los rasgos principales establecidos en El Lazarillo son:
- El protagonista, pícaro o pícara, narra su propia vida (relato autobiográfico) desde la infancia (protagonistas adultos).
- Es hijo de padres sin honra; empieza declarándolo cínicamente.
- Es ladrón y utiliza tretas ingeniosas para robar.
- Aspira a ascender en la escala social, pero no logra salir de su estado miserable.
- Cuando parece que ha logrado un éxito en sus planes, le sucede una desventura; suerte y desgracia se alternan en su vivir.
- No narra nunca sucesos fantásticos, sino verosímiles (realismo).
La novela picaresca, junto con El Quijote, induce el nacimiento de la llamada novela moderna, por tratar de asuntos de la realidad contemporánea, y no de invenciones imaginarias y fantásticas.
Cervantes
Cervantes es el máximo escritor de la época. Su obra maestra, El Quijote, presenta una complejidad mayor que las novelas picarescas, pero había aprendido de El Lazarillo la gran lección del realismo. Su ideal era la naturalidad expresiva, sin caer en la tentación manierista. Continuaba, pues, firme, en los más tempranos ideales renacentistas.
Estilo y Técnicas Narrativas en El Quijote
El Quijote de la Mancha es una parodia del género caballeresco en todas sus facetas, desde su estructura y sus aventuras hasta los recursos técnicos y estilísticos, como la invención del autor morisco y el lenguaje rimbombante y arcaico.
- El dinamismo: El ir y venir de los personajes, las variadas aventuras seguidas de diálogos y el uso de oraciones breves mantienen el interés del lector.
- El punto de vista o perspectivismo: El Quijote es una novela de múltiples perspectivas. Cervantes observa el mundo por él creado desde los puntos de vista de sus personajes y del lector, igual que desde el del autor. Lo que por un lado es ficción, desde otro es «hecho histórico»: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…», dice el narrador ficticio introducido por Cervantes. A continuación, entra en el relato el historiador Cide Hamete Benengeli, el presunto autor árabe, quien ha tenido que ser traducido al castellano por un morisco. La existencia de estos tres elementos, “autores”, permite un complicado juego de perspectivas o de visiones en relación con los personajes, su actuación, el entorno, etc.
- Libertad del creador: Se manifiesta en la incertidumbre acerca del nombre del hidalgo y la vaguedad en la coreografía del escenario. Los personajes se irán haciendo y “llegarán a ser” a resultas de su propia libertad; no hay ningún tipo de determinismo.
- Interpolaciones: Las interpolaciones son una muestra de la literatura dentro de la literatura, como si fuera una especie de galería de los géneros literarios cultivados hasta entonces. Estas novelas, con sus seres de ficción, contribuyen a dar mayor apariencia de verdad a los personajes de la historia central, estos a su vez ficticios.
- La ironía: Flota sobre toda la novela, es el recurso más utilizado junto con la parodia. Todo es una burla del género caballeresco. Utiliza el autor vocablos propiamente coloquiales, frases hechas, juegos de palabras, etc.
- Diálogo: El diálogo es uno de sus mayores aciertos expresivos. Esencial en la novela, en ocasiones suple cualquier otro elemento descriptivo. Puede ser rápido y vivaz; contribuye al dinamismo de la acción y, por medio de él, los personajes quedan individualizados. Resulta un eficaz vehículo del humorismo de don Quijote.
- La carta: Ofrece aspectos muy variados y, a la vez, son textos paródicos de las distintas facetas del género.
- Otros recursos: Cervantes también hace uso del eufemismo, la hipérbole y la perífrasis. Emplea recursos connotativos, como metáforas, metonimias, comparaciones y muchos otros más. También abundan citas referentes a la historia, la mitología, la Biblia y la literatura.