Poesía Española Posterior a 1936

Poesía del Exilio

Panorama poético: Lorca y Antonio Machado muertos; Miguel Hernández encarcelado.

Generación del 27: Dámaso Alonso, Gerardo Diego y Vicente Aleixandre.

Exiliados: León Felipe; tema central: España perdida tras la guerra y defensa irreductible de los ideales republicanos. “Llamadme republicano”. Pedro Garfias; ultraísta de los años 20. Característico poeta del destierro, recoge en sus versos la nostalgia, dolor por la lejana España, angustia y dolor. Juan Gil-Albert; poesía elegante y cuidado estilo, carácter íntimo y melancólico, mundo clásico y del Mediterráneo, tono romántico, reflexivo y filosófico, meditación sobre el amor, el paso del tiempo, la naturaleza, etc.

Poesía de los Años 40

Mayor diversidad y riqueza artística en los primeros y duros años.

Testimonios poéticos muestran un inequívoco tono belicista y panfletario. Exalta a los vencedores y denigra a los perdedores. Homenaje a la Alemania Nazi. Dentro de la órbita ideológica de los vencedores surgen dos revistas: Escorial (poetas falangistas: Leopoldo Panero, Luis Rosales…) y Garcilaso (José García Nieto), con una amplia gama de colaboradores y adscripción política no tan estricta. En ambas se alienta un tipo de poesía que prefiere las formas métricas clásicas y temas tradicionales. Expresan un mundo optimista y esperanzado; la penosa realidad no tiene cabida en sus versos. Poesía Arraigada. Otros poetas, respetuosos con la tradición, lenguaje depurado, dominio técnico y temas religiosos, metafísicos o existenciales. (José María Valverde, José Luis Cano, José Luis Hidalgo…)

Tres hitos poéticos: Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso publican “Sombra del paraíso” e “Hijos de la ira”. Publicaciones que suponen que los poetas muestran disconformidad con el mundo circundante, desasosiego existencial e indicios de protesta social y política. Poesía Desarraigada. Influirá en la orientación de la poesía española de los años 50.

Dámaso Alonso (Generación del 27). Mejor obra poética posterior a la Guerra Civil. “Hijos de la ira”, rompe con el formalismo clasicista. Escrito en versículos de ritmo obsesivo, lenguaje imprecatorio e imágenes que recuerdan el mundo onírico del superrealismo, manifiesta una visión angustiada. Rasgos: léxico coloquial, a veces violento, paralelismos, estructuras reiterativas que evocan salmos bíblicos, anáforas, interrogaciones retóricas… Contenido crítico y decidido antirretoricismo formal. Supone una revolución poética.

Aparición de la revista Espadaña, marca un nuevo rumbo en la poesía española. Propone una poesía antiformalista, alejada del retoricismo característico de la lírica garcilasista. Poesía como expresión de problemas y circunstancias vitales reales, no un juego esteticista. (Victoriano Crémer y Eugenio G. de Nora).

Victoriano Crémer; poesía espadañista. Poemas realistas, tono existencial, acento social, no infrecuentes formas clásicas, predomina la expresión desgarrada. Eugenio G. de Nora; preocupación por problemas humanos transcendentes (amor y muerte), en clave escéptica o elogíaca.

Revista cordobesa Cántico; poesía intimista, aliento romántico y riqueza expresiva. Enlazan gustos estéticos y propósitos con aspectos de la generación del 27; defensa de la pureza poética.

Otro grupo, Postismo; reivindican la libertad creadora y el espíritu lúdico e imaginativo de las Vanguardias. Ideales: ruptura con el lenguaje poético al uso y actitud irreverente. (Ángel Crespo).

Poesía de los Años 50

Continúan muchos poetas de la posguerra. Es dominante en la poesía el realismo social. Se caracteriza por: lenguaje sencillo y coloquial, mayor preocupación por los contenidos, carácter narrativo, a veces deliberada tendencia al prosaísmo. Poesía como herramienta para ayudar a la toma de conciencia social, colaborar a transformar la realidad. Destinatario: la inmensa mayoría. Dificultades con la censura hacen complicada la comprensión de los textos. (Gabriel Celaya, José Hierro y Blas de Otero).

Gabriel Celaya; en los años 40 sus poemas acusan la presencia de elementos literarios de corrientes precedentes (Superrealismo), progresivamente encuentra su voz personal. Preferencia por el lenguaje coloquial y la exposición narrativa. “Cantos iberos” — tono beligerante, incitación y arenga, muchos poemas y notoria técnica.

José Hierro; durante 4 años en la cárcel compuso poemas de corte creacionista influidos por Gerardo Diego. Encabalgamiento encadenado, ritmo rápido, características de su poesía. “Cuanto sé de mí” y “Libro de las alucinaciones” alternan dos modos poéticos: realista y narrativo (él denomina reportajes) e irracional, visionario y contemplativo (alucinaciones).

Blas de Otero; síntesis de la poesía compuesta desde el final de la Guerra Civil. Sus versos pasan de ser de la poesía arraigada a los más característicos de la poesía desarraigada (“Ángel fieramente humano”). Años 50 y 60, el más destacado de la poesía social. Última etapa de forma más experimental, búsqueda de nuevos moldes expresivos y mayor carácter autobiográfico.

“Ángel fieramente humano”, poesía desgarrada y áspera. “Pido la paz y la palabra”, nueva etapa. Superación de la crisis existencial, la preocupación social sustituye la agonía individual. No tiene un carácter genérico y abstracto, se concentra en la España de los años 50, cuya miserable situación se denuncia sin caer en el pesimismo, alienta la esperanza en un mundo mejor. Intenta demostrar que ética y estética no tienen por qué ser conceptos contradictorios.

Poesía de los Años 60

Promoción poética del 60. Nacidos entre 1925 y la Guerra Civil: Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente… La diversidad de autores hace difícil hablar de una generación literaria homogénea. Características comunes: poesía como experiencia o poesía como conocimiento, presencia de lo íntimo, gusto por el recuerdo, expresión de la subjetividad, poetización de la experiencia personal. No falta la preocupación ética por la situación española, habitual referencia crítica al injusto orden sociopolítico español. Actitud distanciada e irónica, en algunas ocasiones escéptica. Ironía y humor empleados para alejarse en una actitud desapasionada de las propias emociones personales; la burla y la sátira alcanzan a la figura del escritor. Estilo: atención al lenguaje, búsqueda de rigor estilístico, aire conversacional y antirretórico, inclinación hacia lo narrativo (deseo de naturalidad), empleo de una lengua coloquial y familiar (lenguaje artístico). Métrica: verso libre, uso esporádico de estrofas clásicas. Cuidado en la construcción y detenida elaboración.

Relevante en la lírica la apertura intelectual a variadas influencias como Luis Cernuda; revalorizado gracias a Valente o Gil de Biedma.

Jaime Gil de Biedma; influencia personal y poética significativa. Postura intermedia entre la poesía como comunicación o conocimiento y la poesía como experiencia. Poetización de la experiencia propia, tono confesional y narrativo. Transmite una visión amarga de su clase social. Combina lenguaje conversacional y antirretórico con una expresión precisa y elegante.

Poesía de los Años 70

Un grupo de jóvenes poetas van a conducir la poesía española por rumbos diferentes. Generación de 1968, los novísimos. Aparición colectiva en una antología preparada por José María Castellet, que los presenta como escritores con voluntad rupturista. Talante provocador en la línea de los movimientos vanguardistas de entreguerras. Esfuerzo en ignorar la tradición literaria española. Marcado culturismo en sus poemas, rozando a veces el exhibicionismo cultural. Gusto por lo decadente, exquisito o estilizado. Ambientes refinados, escenarios italianos o ciudades como Venecia. Motivos propios de la nueva sociedad de consumo (que da lugar a términos y topónimos anglosajones, referencias a héroes del cine, el deporte, la canción…). Reelaboración de los clichés con frivolidad y exhibición gratuita, actitud provocadora e inconformista. Composiciones con un tono grave sobre problemas íntimos o colectivos y otro tema: la poesía misma (metapoética). Esta como valor absoluto en sí misma, el poema como texto autosuficiente. Poesía como arte minoritario. El interés por el lenguaje los lleva a la experimentación lingüística, audacia vanguardista o barroquismo expresivo. Búsqueda de las posibilidades expresivas de la lengua, del aspecto rítmico y musical. Utilizan procedimientos superrealistas (escritura automática, collage o verso libre amplio). Tienden a moderar el afán experimental, limitar las referencias culturistas, eliminar artificios retóricos innecesarios, mayor sobriedad expresiva.

Poesía de Finales del Siglo XX hasta la Actualidad

Poesía de los Años 80

Nueva sensibilidad lírica, recuperación explícita de ciertos poetas anteriores (Gil de Biedma o Valente). Métrica tradicional, reintroducción del humor, la parodia y la expresión de lo íntimo e individual. Pretenden expresar experiencias personales que sean comunes a los lectores (complicidad mutua). Emplean referencias y lenguaje comunes.

Poesía de la experiencia: carácter urbano, temática realista, suave intimismo, interés por lo cotidiano y tono coloquial. (Justo Navarro, Julio Llamazares…) Se suman anteriores poetas destacados por su culturalismo exhibicionista. Luis Alberto de Cuenca — “La caja de plata”, tono irónico y desenfadado.

Preferencia por la estética realista, temática urbana y cotidiana, interés por la crítica social desde perspectivas marxistas. “La otra sentimentalidad”. Autor más destacado: Luis García Montero.