Realismo y Naturalismo: La Literatura del Siglo XIX
1. Realismo
El realismo surgió a mediados del siglo XIX como reacción contra el idealismo y subjetivismo del romanticismo. Su objetivo principal era la representación fiel de la realidad cotidiana, con énfasis en las clases medias y trabajadoras. Los autores realistas se centraban en los detalles de la vida diaria, con un estilo sobrio, preciso y sin adornos, evitando la idealización. Destacan temas como los conflictos sociales, la moralidad, las relaciones familiares y la crítica de las estructuras sociales.
La novela realista
Es el género por excelencia del realismo. Los narradores suelen ser omniscientes, describiendo minuciosamente el entorno, los personajes y sus motivaciones psicológicas.
- Gustave Flaubert: Madame Bovary (1857), que muestra la frustración y la insatisfacción de una mujer burguesa.
- León Tolstói: Ana Karenina (1877), una profunda exploración de los dilemas morales de la sociedad rusa.
- Benito Pérez Galdós: Fortunata y Jacinta (1887), que refleja la vida de la sociedad madrileña.
- Honoré de Balzac: La comedia humana, que abarca diversas clases sociales y ambientes franceses.
El teatro realista
Al igual que la novela, el teatro realista buscó retratar la vida cotidiana, especialmente los conflictos familiares y de clase. Autores como Henrik Ibsen (Casa de muñecas, 1879) y Anton Chéjov (El jardín de los cerezos, 1904) se enfocaron en la psicología de los personajes y las tensiones de la vida moderna.
La poesía realista
Aunque la poesía no fue el género predominante del realismo, algunos poetas abordaron la vida cotidiana y social de manera menos idealizada que los románticos. Poetas como Charles Baudelaire, aunque más cercano al simbolismo, incluyó en Las flores del mal (1857) ciertos elementos realistas que mostraban la decadencia y alienación de la vida urbana.
2. Naturalismo
El naturalismo, corriente derivada del realismo, surgió en la década de 1870, llevada a su máxima expresión por Émile Zola. A diferencia del realismo, que describe la realidad, el naturalismo la explica a través de una óptica científica. Los autores naturalistas adoptaron un enfoque determinista, sugiriendo que el comportamiento humano está condicionado por la herencia biológica y el entorno social. Se interesan especialmente en los aspectos más crudos de la vida, como la pobreza, la enfermedad y la degradación moral.
La novela naturalista
Como el realismo, el naturalismo se expresó principalmente en la novela. Las obras naturalistas suelen tener un tono más oscuro, mostrando a los personajes como víctimas de fuerzas incontrolables como la herencia genética, el entorno social o la pobreza.
- Émile Zola: Germinal (1885), una novela sobre las miserables condiciones de los mineros.
- Leopoldo Alas “Clarín”: La Regenta (1884-1885), que presenta la vida provinciana española, llena de hipocresía y represión.
- Emilia Pardo Bazán: Los pazos de Ulloa (1886), donde combina realismo y naturalismo al retratar la decadencia de la aristocracia gallega.
El teatro naturalista
El naturalismo en el teatro, influenciado por el determinismo, llevó a una representación aún más fiel de la realidad, a menudo mostrando a personajes oprimidos por su entorno y por factores biológicos. Autores como August Strindberg llevaron a escena el determinismo y los conflictos psicológicos en obras como La señorita Julia (1888).
3. La poesía en la segunda mitad del siglo XIX
Aunque el realismo y el naturalismo influyeron más en la narrativa y el teatro, la poesía de esta época también empezó a alejarse del subjetivismo romántico. Charles Baudelaire en Las flores del mal muestra una transición hacia el simbolismo, pero con influencias realistas en su representación cruda de la vida urbana. Otros poetas, como Gustavo Adolfo Bécquer, mantuvieron un estilo más introspectivo y lírico, aunque ya anticipando ciertos cambios que llegarían a marcar la poesía modernista.
4. El teatro en la segunda mitad del siglo XIX
El teatro de este período, tanto en su vertiente realista como naturalista, se enfocó en los conflictos humanos más inmediatos, como las tensiones familiares, los problemas de clase y las luchas individuales contra las normas sociales. Henrik Ibsen es una de las figuras más representativas con obras como Casa de muñecas (1879), que pone en escena temas como la emancipación femenina y las tensiones dentro del matrimonio.
Conclusión
En la segunda mitad del siglo XIX, el realismo y el naturalismo dominaron la novela, el teatro y, en menor medida, la poesía. Ambos movimientos buscaron retratar la realidad de manera fiel, aunque el naturalismo llevó este enfoque a un extremo, influenciado por teorías científicas y deterministas. Las obras de este período exploraron profundamente las tensiones sociales, los dilemas morales y las influencias del entorno en el individuo.