Renovación y Democracia: El Teatro Español de Finales del Siglo XX
Teatro vanguardista y experimental (finales de los 60 e inicios de los 70)
Durante esta década, la vida escénica conoce una gran actividad en busca de formas audaces y renovadoras. Estos desarrollos conviven con el teatro comercial que, en estos años, apuesta por el musical (gran espectáculo de procedencia norteamericana, puesto en escena con gran profusión de medios económicos y técnicos). Ejemplos de estas obras son Jesucristo Superstar, El diluvio que viene, Evita y Annie.
Nuevo teatro español (teatro no realista)
La influencia de las corrientes experimentales del teatro extranjero (teatro del absurdo y de autores como Bertolt Brecht o Artaud) facilitó el inicio de este teatro. Su contenido era tan crítico y sus formas tan audaces que se vio alejado de los escenarios convencionales y del público mayoritario, y se dio a conocer por grupos de aficionados. Por ello, ha recibido o incluye distintas denominaciones o tendencias: underground, generación simbolista, teatro maldito, teatro del silencio, teatro hermético. También es conocido bajo la denominación de nuevo teatro español.
En él se agrupan autores pertenecientes a la misma generación que los dramaturgos realistas, con quienes comparten la temática (dictadura, falta de libertad, la injusticia, la alienación, incomunicación y soledad, denuncia del consumismo), pero se diferencian en el tratamiento dramático con las siguientes características:
- Rechazo del realismo.
- Nueva concepción del espacio escénico mediante el uso de la cámara negra (ausencia de decoración, lo que permite representar sin recurrir a costosas escenografías). Se rompe la barrera entre el escenario y la sala de butacas, que se convierte en una ampliación del espacio escénico, por lo que el espectador queda integrado en escena.
- Fragmentación de la acción dramática, que se reduce a breves escenas que se suceden unas a otras sin seguir un orden lógico (lo que exige ver las obras para comprenderlas).
- Concepción del teatro como espectáculo total (empleo de técnicas audiovisuales: efectos sonoros, lumínicos, danza, música, etc.), colocando lo literario en segundo lugar.
- En consecuencia, desaparición de la inviolabilidad del texto (susceptible de ser modificado).
- Simbolismo y desarrollo de temas en clave abstracta, que requiere la interpretación de un espectador joven e inquieto.
Entre los autores destacados que desarrollan este teatro innovador se encuentran:
Francisco Nieva
Autor de La carroza de plomo candente (1975), escribe desde 1952, pero no ve representadas sus obras hasta 1975. De gran originalidad, destaca por su calidad y ha dividido su producción en tres géneros: teatro furioso, de farsa y calamidad, y de crónica y estampa (de carácter histórico).
Fernando Arrabal
Autor de El triciclo y Pic-nic. Ante la incomprensión de su teatro por parte de público y crítica, escribió sus obras en francés tras instalarse en Francia, donde su obra (prohibida en España hasta la democracia) sí fue representada. Cultiva el teatro del absurdo y crea el teatro pánico, alentado por los movimientos vanguardistas. Hoy en día es reconocido internacionalmente como renovador de la dramaturgia.
Teatro independiente
Se denomina así al teatro experimental que desarrollan compañías estables de actores que surgen como evolución de los grupos de teatro universitarios. Fue un impulso renovador, aunque su talante contestatario perdió sentido con la libertad que supuso la llegada de la democracia.
Destacan Tábano, Los Goliardos, Ditirambo en Madrid y Els Joglars, La Fura dels Baus y Tricicle en Barcelona, aunque se desarrollan en toda la geografía española y particularmente en la periferia.
Características:
- Carácter popular (público de barrios obreros y de los pueblos, al margen del auditorio burgués y de las salas comerciales).
- Talante crítico (espectáculos provocadores que, muerto Franco, representan burlas y ataques a las instituciones).
- Afán innovador (cada grupo crea su propia estética y forma de expresión).
- Creaciones colectivas en las que, partiendo del texto, los actores se convierten en coautores de la creación teatral.
- Concepción de la representación teatral como un espectáculo total, en cuya realización intervienen el texto, elementos plásticos, coreografías musicales y mímicas.
- Autofinanciación y creación de sus propios circuitos de exhibición.
El teatro después de 1975: el teatro en democracia
Con el final de la dictadura y la instauración de la democracia, se inicia una nueva etapa de cambio en el panorama teatral: la interpretación, la dirección, la gestión de los teatros, las formas de producción, el tipo de público, el papel del autor, entre otros aspectos.
El clima de libertad y la eliminación de la censura permitieron el estreno de obras prohibidas de autores de preguerra (Alberti y García Lorca), de autores de la generación realista (algunas de Buero Vallejo y muchas de Sastre) y de autores vanguardistas (Nieva y Arrabal).
El régimen democrático apoyó el teatro con la creación de instituciones como el Centro Dramático Nacional (1978) y la Compañía Nacional de Teatro Clásico (1986). Se descentralizó la vida teatral gracias al impulso de las Administraciones autonómicas y de los Ayuntamientos, y a la celebración de festivales de teatro (como el Festival de Teatro Clásico de Mérida o el de Almagro). Las subvenciones públicas permitieron llevar a escena obras que compañías privadas no se hubieran arriesgado a montar (como Luces de Bohemia de Valle-Inclán o El público de Lorca).
El impulso al teatro público implicó la desaparición de teatros tradicionales y de los grupos de teatro independiente, pero también la aparición de salas alternativas (por ejemplo, Triángulo o Cuarta Pared, en Madrid), y con ellas la de un nuevo tipo de público y la difusión de obras de autores españoles jóvenes.
Se desarrollan las siguientes tendencias:
Comedia burguesa
Es heredera de la comedia benaventina, aunque en estos años se desarrolla en ambientes propios de la clase media alta de la España del momento y plantea problemas surgidos de las relaciones personales o familiares de los personajes. La cultivan Jaime Salom, y actores y escritores como Ana Diosdado, Adolfo Marsillach y Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano, escrita en 1977 y estrenada en 1982). Antonio Gala es uno de los autores que más gozó del favor del público, coetáneo de los autores del realismo social (pues estrena su primera obra, Los verdes campos del Edén, en 1963). Constituyó un descubrimiento con obras llenas de lirismo (al estilo de Casona), centradas en el desamor y sus consecuencias, la soledad y la frustración (siguiendo el modelo de Benavente).
Teatro experimental
Es el teatro visto en los últimos años del franquismo. En la transición vivió un proceso de adaptación que sirvió para impulsar la renovación. En estos grupos aprendieron y enseñaron algunos de los actores, directores y escenógrafos más importantes de esta nueva etapa (Albert Boadella, José Luis Alonso de Santos, Fermín Cabal). Destaca el grupo Els Joglars (nacido en 1962, relevante por su larga trayectoria y por ser referente para otros grupos, caracterizado por su mordacidad; llevan a cabo montajes como Teledeum (1983), una visión irreverente de las creencias y liturgias religiosas, y Ubú President (1995), una sátira de la Cataluña nacionalista de Pujol) y La Cuadra de Sevilla (1971, que utiliza como motivo recurrente la opresión de la cultura andaluza, entre cuyos montajes sobresalen Carmen (1996) y Don Juan en los Ruedos (2000), reinterpretación de los mitos de Carmen y don Juan).
Teatro simbolista
Agrupa a los autores que, por su manifiesta oposición al régimen franquista, no llegaron a ver sus obras representadas hasta la democracia (teatro soterrado). Rechazan el enfoque realista y emplean el símbolo y la alegoría, con tendencia al enfoque grotesco y esperpéntico de la farsa. José Ruibal escribe El hombre y la mosca (escrita en 1963 pero estrenada en 1983), en la que presenta al Hombre, un dictador, que alecciona a un doble para que lo sustituya en el poder, sin que nadie se entere, cuando él muera.
Teatro de síntesis: nuevo teatro de la democracia
El éxito de Bajarse al moro (1985) de José Luis Alonso de Santos inicia esta nueva tendencia de autores que se iniciaron en el teatro independiente y que lograron una fórmula que apostaba por la renovación y llegó a representar sus obras para un público joven.
Características de este teatro son:
- Revalorización del texto teatral.
- Renuncia a la finalidad política (deja de tener sentido en democracia).
- Refleja problemas cotidianos de la gente corriente, especialmente los jóvenes que viven en ciudades; personajes inspirados en la vida real con los que el espectador se identifica.
- Se expresan en un lenguaje coloquial con usos cercanos a las jergas juveniles.
- Retorno a fórmulas dramáticas realistas.
- Eliminación de experimentación para llegar a un público amplio.
- Incorpora técnicas teatrales renovadoras e influencias cinematográficas.
- Humor y comicidad, en lenguaje y situaciones, como entretenimiento y para suavizar aspectos amargos de la realidad reflejada.
Autores de esta tendencia son:
José Sanchis Sinisterra
Se inicia en el teatro universitario. Autor de ¡Ay, Carmela! (1987), ambientada en la Guerra Civil y llevada al cine por Saura. Ha realizado una importante labor de renovación, por lo que ha sido reconocido con numerosos premios, entre ellos el Premio Nacional de Teatro en 1990.
José Luis Alonso de Santos
Procedente del teatro independiente, triunfó con la creación de la nueva fórmula teatral que moderniza el sainete costumbrista, en el que ofrece una visión satírica de la sociedad actual, como en La estanquera de Vallecas (1981), sobre la delincuencia urbana.
Teatro de fin de siglo
La última generación incluye autores como Juan Mayorga e Itziar Pascual, galardonados con el Premio Marqués de Bradomín (convocado desde 1985 por el Instituto de la Juventud para premiar la renovación teatral de escritores menores de treinta años). Sus rasgos comunes son: preponderancia del texto, ambientación urbana, temática relacionada con la marginalidad y los problemas sociales, y sencillez, determinada por su representación en pequeñas salas de teatro alternativo.