El Romanticismo

El Romanticismo fue un movimiento cultural y artístico que surgió en Alemania e Inglaterra entre fines del siglo XVIII y principios del XIX, y se propagó por Europa rápidamente.

El Romanticismo representó el inicio de la modernidad y, aunque de forma compleja y diversa, sentó las bases de la ideología del Estado liberal burgués.

Características del Romanticismo

Las características de este movimiento son las siguientes:

  • Libertad. El Romanticismo defendió la libertad del individuo: libertad moral y social (que implicaba el cuestionamiento de convenciones admitidas), libertad política (apoyo al sistema liberal, que proclamaba el respeto a los derechos de los ciudadanos) y libertad artística (rechazo de las reglas neoclásicas y derecho a la imaginación creadora).

  • Subjetivismo. Individualismo. El Romanticismo exaltó la importancia del individuo y su particular visión del mundo y reivindicó la concepción subjetiva de la realidad. La literatura se convirtió en expresión de la interioridad del artista, sobre todo de sus sentimientos y pasiones. La búsqueda del ideal de felicidad y plenitud choca con la realidad que lo rodea, y el escritor expresa su anhelo insatisfecho, su fracaso existencial.

    La oposición entre las aspiraciones del individuo y el medio social llevará al interés por tipos humanos rechazados por la sociedad (el pirata, el verdugo, el mendigo…).

  • Historicismo. Nacionalismo. Los románticos reivindicaron el carácter histórico de las producciones artísticas, determinadas por la época, las circunstancias políticas y sociales y los valores de los habitantes del país en que surgen. La defensa de los rasgos propios de las distintas culturas que coexistían dentro del Estado se tradujo en la revitalización de las literaturas en lenguas vernáculas, como la gallega o la catalana, en España.

  • Rebeldía. Por influencia del Romanticismo alemán, las obras literarias se relacionaron con el espíritu de la nación; de ahí el interés por la literatura medieval (en particular el romancero), el folclore, las tradiciones populares, el teatro barroco y el mito de don Juan. Esta obsesión por el pasado llevó a ambientar las obras en épocas pretéritas medievales, en un mundo más o menos idealizado, sin preocuparse demasiado por la verdad histórica.

  • Irracionalismo y evasión. Se valoraron las supersticiones y las leyendas, y la literatura incorporó motivos fantásticos y misteriosos (fantasmas, apariciones, fenómenos sobrenaturales). La inclinación por la fantasía y el deseo de evasión condujeron a la idealización del pasado y al exotismo de culturas alejadas en el espacio (orientales o americanas).

Temas y Estilo de la Literatura Romántica

Para el romántico, la literatura es una vía para transformar la sociedad; en ella plasma sus ideales y sentimientos personales.

Temas Literarios

Los temas más importantes tratados por los autores románticos son:

  • El pasado histórico nacional o regional. La inspiración se busca en la Edad Media, en el mundo árabe o en personajes literarios como don Juan o don Quijote. Se aprecia un apogeo de la novela histórica, de los romances y leyendas.

  • Los sentimientos frente a la razón: la melancolía, el anhelo de una felicidad imposible, la fuerza del destino, el sentido de la vida, el silencio de Dios, el destino del ser humano y sus misterios; el individualismo, la rebeldía ante el mundo y, especialmente, el amor, que rompe fronteras y convencionalismos sociales pero que, en ocasiones, da lugar al desengaño.

  • La exaltación del yo y el culto a la libertad. El artista es el héroe, se siente superior al mundo, se aísla y busca una soledad egocéntrica.

  • Los conflictos sociales. El romántico se hace eco de las desigualdades, de la conciencia nacionalista y de las teorías del humanitarismo social. Presenta personajes marginados pero libres: bandoleros, mendigos, víctimas en general de una sociedad clasista y opresora. Los artistas adoptan una postura comprometida.

Estilo Romántico

  • Los románticos pretenden una renovación artística basada en el rechazo de las reglas clásicas y en la exaltación de la imaginación. Se proclama la inspiración y el genio individual por encima de todo, se rechazan modelos, se mezclan géneros, tonos y estilos. Otros elementos renovadores son:

  • La ambientación. La naturaleza se convierte en confidente del héroe y refleja su estado de ánimo. Es una naturaleza salvaje, turbulenta y pesimista; sus escenarios son: el mar bravío, las ruinas, las tormentas, los cementerios, la noche, y las ciudades como Salamanca, Granada o Toledo con sus catedrales, mesones y callejuelas.

  • Fantasía. La literatura romántica rompe los límites de la realidad; sus obras están llenas de misterio y de elementos sobrenaturales: personajes de origen desconocido, situaciones límite, milagros, pesadillas y alucinaciones.

  • Dramatismo. Se utilizan formas distorsionadas; es una estética basada en la intensidad emocional, no en la elegancia clásica.

  • Estilo retórico. El lenguaje es efectista y exagerado; hay una profusión de adjetivos, palabras esdrújulas, signos de interrogación y exclamación, antítesis violentas, comparaciones y metáforas. Por otra parte, los románticos también utilizan un vocabulario castizo y populista en escenas costumbristas llenas de colorido.

La Poesía Romántica

El verso constituyó una manera útil para la manifestación del yo y de los sentimientos, hechos tan apreciados por el Romanticismo. En este período, los poetas recurrieron a un lenguaje simbólico, extraído muchas veces de la naturaleza. Se puede hablar de dos tipos de poesía romántica:

Poesía Narrativa

La poesía narrativa desarrolló un tipo de relato vinculado a la épica medieval, al romancero y a las leyendas de transmisión oral.

Esta tendencia poética floreció en la primera mitad del siglo XIX. En ella son frecuentes los elementos misteriosos y sobrenaturales, y el texto se llena de imágenes fantasmagóricas y lúgubres. La localización de las historias en lugares cargados de tradición artística (Toledo, Salamanca, Sevilla…) relaciona esta poesía con la novela histórica y su intento de recuperación del pasado.

Los testimonios más valiosos de la poesía narrativa son El estudiante de Salamanca y El diablo mundo, de Espronceda, y las leyendas de Zorrilla.

Poesía Lírica

La poesía lírica se manifestó en dos momentos a lo largo del siglo XIX:

  • En la primera mitad de esta centuria, la figura más relevante fue José de Espronceda, que cultivó una lírica caracterizada por el énfasis retórico y el tratamiento de temas patrióticos y sociales.

  • El desarrollo de la poesía lírica se produjo en la segunda mitad del siglo, con la obra de Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro. Se trata de una literatura intimista, descargada de la retórica de la primera época. La poesía lírica de la segunda mitad del siglo XIX mantiene la visión pesimista y la concepción del amor como fuente de dolor y desengaño.

La Poesía de Bécquer

La producción lírica de Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-1870) representa una proporción escasa respecto de su obra en prosa; sin embargo, su poesía ha marcado la trayectoria de la lírica moderna.

Bécquer es un poeta intimista y reflexivo. Su poesía es la culminación del proceso de interiorización característico del Romanticismo.

Si bien es cierto que su poesía expresa sentimientos y reflexiones producidas por la experiencia vital, los textos de Bécquer no surgen como un proceso de catarsis, no tienen carácter autobiográfico.

De su obra en prosa sobresalen: Cartas literarias a una mujer, Cartas desde mi celda y sobre todo Leyendas: conjunto de narraciones breves que tienen como tema algún hecho extraordinario o sobrenatural; entre ellas destacan: El rayo de luna, Maese Pérez el organista, El monte de las ánimas y Los ojos verdes.

Su obra poética se compone de setenta y nueve poemas breves, Rimas, de los cuales solo quince publicaron en vida del autor. Bécquer preparó un manuscrito de las Rimas para el ministro González Bravo, quien se había comprometido a publicarla pero ese original desapareció durante los tumultos acaecidos en 1868. Posteriormente, el autor reprodujo los textos de memoria, sin un orden determinado en un volumen que tituló Libro de los gorriones.

Tras la muerte del poeta, sus amigos Casado del Alisal, Nombela, Campillo Rodríguez Correa y Augusto Ferrón prepararon una edición de las Rimas publicada en 1871, en la que los poemas aparecían ordenados en cuatro grupos:

  • Primer grupo. Comprende las rimas I a XI, que corresponden a poemas de reflexión sobre la poesía y su creación.

  • Segundo grupo. Recoge las rimas XII a XXIX, que se refieren al amor.

  • Tercer grupo. Reúne las rimas XXX a LI, en las que se tratan temas como la decepción y el desengaño.

  • Cuarto grupo. Incluye las rimas LII a LXXVI, con reflexiones acerca de la soledad y la muerte.

La Poesía de Espronceda

José de Espronceda (1808-1842). Nació en Almendralejo (Badajoz). Desde muy joven vivió el destierro tras fundar la sociedad secreta Los Numantinos para luchar contra el absolutismo y vengar la muerte de Riego, militar que se sublevó a favor de la República. Emigró en 1827, y regresó en 1833; desde entonces mantuvo una intensa actividad política. Murió en Madrid.

José de Espronceda fue, junto con Larra, el otro gran representante de la rebeldía romántica.

La producción poética de Espronceda evolucionó desde el neoclasicismo hasta las posturas románticas más exaltadas.

Poesía épica narrativa: La obra poética de este escritor extremeño se inició con un poema épico, El Pelayo, y con poemas patrióticos en los que exaltó las ansias de libertad y el rechazo a la tiranía. Su consagración llegó con la aparición de las Canciones y se afirmó con El estudiante de Salamanca y El diablo mundo.

Poesía lírica: son seis composiciones referidas a tipos humanos marginales, símbolos de valores ideológicos y morales:

  • La canción del pirata y la canción del mendigo exaltan la libertad y el individualismo románticos.

  • El reo de muerte y El verdugo aluden a la pena de muerte y contienen una crítica social.

  • El canto del cosaco incita a los cosacos a combatir la degradación de la «caduca Europa», corrompida por el dinero y el lujo.

  • La cautiva se aparta de las anteriores por su regularidad métrica y porque solo expresa el lamento individual de una cautiva mora.

  • El canto a Teresa, largo poema incluido en El diablo mundo y que el poeta dedica a la muerte de su amada, Teresa Mancha. El desengaño es su tema principal.

La Poesía de Rosalía de Castro

Otra de las figuras sobresalientes del Romanticismo español fue la escritora gallega Rosalía de Castro (1837-1885). Nació en Santiago de Compostela. La obra de Rosalía de Castro se inscribe dentro de la reivindicación de la cultura y las lenguas vernáculas que nació unida al pensamiento nacionalista romántico.

Obra poética

La producción poética de Rosalía de Castro, expresión de una situación de bilingüismo, se desarrolla fundamentalmente en tres libros, dos de ellos escritos en gallego: Cantares gallegos (1863), que refleja la cultura popular de Galicia y las injusticias sociales, y Follas novas (1880), en el que conviven los temas sociales con textos de marcado intimismo; y uno en castellano: En las orillas del Sar (1884), en el que la autora canta al desengaño y la decepción producidos por el paso del tiempo y la proximidad de la muerte.

Temas

En la poesía de Rosalía sobresalen los temas del dolor y la soledad, tratados desde una visión pesimista de la vida. El dolor vital, que impregna todos los aspectos de la vida, se une al desengaño, al rechazo y al cansancio de vivir.

El otro gran tema es Galicia: sus paisajes, costumbres, lengua, creencias, personajes… La autora dedica especial atención a cuestiones sociales, como la emigración, resultado de la miseria de las zonas rurales, que ocasiona la vida dura de la mujer gallega, convertida en sostén de la familia.

Otros motivos de reflexión son la creación poética y el amor, que no suele traer felicidad, sino sufrimiento, ya que es motivo de desconfianza.

Estilo

En el estilo de la poesía de esta escritora gallega predominan el lirismo contenido y la sobriedad. Hay que destacar la reiteración de ciertos rasgos, algunos de los cuales se intensifican al final de su obra.

El Drama Romántico

El drama romántico se inició con el estreno de:

  • La conjuración de Venecia (1834), de Martínez de la Rosa,

  • Macías (1834), de Larra, y

  • Don Álvaro o la fuerza del sino (1835), del duque de Rivas.

Sobre las bases establecidas en estas obras se compusieron El trovador (1836), de Antonio García Gutiérrez, y Los amantes de Teruel (1837), de Juan Eugenio Hartzenbusch, dos dramas que contribuyeron a fijar el modelo del drama histórico. La obra más importante de la década siguiente fue Don Juan Tenorio (1844), de José Zorrilla.

En sus tramas de origen histórico o legendario, el drama romántico proyectó las ideas y tensiones presentes en la sociedad de la época.

Los dramaturgos románticos reivindicaron la libertad creativa, ignoraron el fin didáctico y destacaron los aspectos no lingüísticos de la puesta en escena.

Los dramas románticos se caracterizan por los siguientes rasgos:

  • División de la obra en jornadas (actos), que varían entre uno y siete. Las jornadas se componen, a su vez, de diversos cuadros.

    • Mezcla de prosa y verso en una misma obra y tendencia a la polimetría.

    • Rechazo de la regla de las tres unidades, que se manifiesta en la multiplicación de las acciones, el desarrollo del conflicto en diversos lugares y la ruptura de la unidad temporal, con saltos que pueden ser incluso de años.

    • Mezcla de lo trágico y lo cómico, de escenas de máxima tensión dramática y otras de intenso lirismo, del estilo elevado y coloquial.

    • En general, se prefiere un lenguaje sencillo, en el que priman los recursos lingüísticos apropiados para la exaltación de las emociones.

Temas

Los grandes temas del drama romántico son la fatalidad y el amor apasionado, por encima de las normas e incluso de la muerte; la venganza, extremada y sangrienta, y el poder y la autoridad, vinculados a la crítica de las instituciones que coartaban la libertad individual y al cuestionamiento de la autoridad paterna. También se apartan de las pautas de la época en asuntos como el adulterio, el suicidio y el honor, que ya no depende de los demás, sino de la propia conciencia. Suelen aparecer, asimismo, elementos melodramáticos y fantásticos (crímenes, sombras, fantasmas).

  • Personajes

El protagonista, de origen oscuro, misterioso o desconocido, acaba normalmente siendo víctima de la fatalidad implacable y de una sociedad que no lo acepta como igual. Las mujeres, condenadas al sufrimiento, aman apasionadamente hasta el sacrificio. También aparecen personajes marginados (corsarios, bandidos, aventureros…) y otros que, de modo intencionado, se sitúan fuera de las normas sociales, como don Juan.

La Prosa Romántica

En el siglo XIX, el aumento de la edición de libros y el desarrollo del periodismo sirvieron como medio de difusión de diversas manifestaciones de la prosa romántica, especialmente el costumbrismo y la novela de folletín.

La Novela Histórica

El interés por el pasado hizo florecer un tipo de novela histórica en la que importaba más la verdad literaria que la autenticidad de los hechos, y cuyo modelo fueron las narraciones del inglés Walter Scott.

Se cultivaron dos tipos de novela histórica: uno de ellos localiza la acción en épocas pasadas (la Edad Media y el Siglo de Oro): Sancho Saldaña (1834), de Espronceda; El doncel de don Enrique el Doliente (1834), de Larra, y, la más apreciada, El señor de Bembibre (1844), de Enrique Gil y Carrasco. El otro tipo corresponde a las novelas de costumbres contemporáneas, que recogen conflictos y situaciones del momento. Entre ellas destacan Los terremotos de Orihuela (1829), de Estanislao Cosca Vayo, y Jaime el barbudo (1832), de Ramón López Soler.

El Costumbrismo

Nacido en el siglo XVIII, el costumbrismo se desarrolló ligado al periodismo y alcanzó su máximo esplendor en la década de 1830.

Aparece ligado al periodismo. Recrea temas de la actualidad del momento y busca la amenidad y la gracia con un lenguaje popular y expresivo. Alcanza su máximo apogeo en 1840.

Los dos autores más destacados son: Ramón Mesonero Romanos (1803-1882) y sus Escenas matritenses, donde recoge costumbres de Madrid y sus personajes más típicos, y Serafín Estébanez Calderón (1799-1876) y sus Escenas andaluzas, ambientada en Andalucía y con un lenguaje excesivamente arcaico.

El Folletín o Novela Folletinesca

La novela folletinesca se difundió tanto en periódicos como en ediciones independientes por entregas. Los personajes tópicos (héroes o malvados), solían desarrollar conflictos sentimentales, plenos de peripecias, intrigas y misterio, que mantenían la atención del lector, a lo que contribuía la técnica de interrumpir el episodio en un momento de interés.

El Artículo Periodístico

Los escritores románticos se sirven del periodismo como vehículo perfecto para transmitir sus ideas de progreso. Propagaban así opiniones, acontecimientos y proyectos, naciendo así el artículo periodístico, caracterizado por una prosa llana y directa, y por un tono didáctico.

Mariano José de Larra

Mariano José de Larra (Madrid 1809-1837) es uno de los románticos españoles más destacados, hombre comprometido con la realidad de su tiempo, que criticó con dureza el atraso, el inmovilismo y la corrupción política del momento. Con su expresión combativa pretendía transformar la sociedad y a ello dedicó su vida y su ingenio de escritor.

Sus artículos se distribuyen en tres grupos temáticos:

Artículos de costumbres

Composiciones breves de carácter descriptivo, con cierto sentido del humor. Le sirve para hacer crítica social. Describe episodios de la vida cotidiana en un tono mordaz e irónico.

El castellano viejo, Casarse pronto y mal, y Vuelva usted mañana, son algunos ejemplos.

Artículos de crítica política

En ellos vierte sus ideas políticas. Para evitar la censura busca distintas fórmulas literarias: parodias, fantasías literarias, diálogos entre personajes. Destacamos: Nadie pase sin hablar al portero, El día de difuntos de 1836.

Artículos de crítica literaria

En ellos difunde sus ideas sobre la literatura, entre ellas la de que el escritor debe adoptar una postura comprometida. Muchos dedicados al teatro al que consideraba como el medio más adecuado para la educación del pueblo.

Su prosa es llana, clara, directa e irónica y su estilo está lleno de juegos de palabras, dobles sentidos y paradojas, que ponen el lenguaje al servicio de una clara intención crítica. La agudeza de sus observaciones, su estilo mordaz y sarcástico y la actualidad de sus temas lo convierten en modelo de escritores y periodistas.