¿Por qué es tan relevante el juego como recurso educativo?

Por ser la actividad principal en la infancia: El juego es una conducta universal que los niños y niñas manifiestan de manera espontánea. Además, jugar implica estimular todos los ámbitos del desarrollo infantil.
Antes de acceder al lenguaje, los niños y niñas se expresan utilizando el juego como medio de comunicación.
Los juegos permiten:
  • Explorar el entorno y experimentar con los objetos y las personas.
  • Resolver problemas sencillos identificando las causas y consecuencias de nuestras acciones.
  • Utilizar el lenguaje (verbal y corporal) para relacionarnos.
  • Elaborar una imagen de nosotros mismos, siendo conscientes de nuestras posibilidades y limitaciones.
  • Enfrentarnos a las circunstancias adaptando nuestra conducta de forma cada vez más adecuada.
  • Introducirnos en nuestro grupo social, adaptándonos a los hábitos, reglas de conducta y costumbres culturales.
Por su reconocimiento dentro de las leyes de educación (LOMLOE, Real Decreto 95/2022 y Decreto 66/2022).

Capacidades que desarrollan

Capacidades físico – sensoriales: Las actividades lúdicas favorecen el desarrollo físico, pues fomentan el movimiento, mejoran la coordinación psicomotriz y favorecen la actividad y el descanso. (Ej: correr).
Desarrollo cognitivo: La estimulación temprana a través de juegos en los que se practica la clasificación de tamaños, formas, colores, etcétera, fomenta la capacidad intelectual y mejora la concentración. (Ej: puzzles).
Capacidades socio afectivas: El juego permite a los niños y niñas conocerse, experimentar y regular emociones. (Ej: jugar con muñecas).
Imaginación y creatividad: A partir de los dos años los niños y niñas comienzan a imitar de manera más evidente a las personas adultas de referencia, fomentando su imaginación. Es esencial potenciar su creatividad mezclando juegos imaginarios con situaciones de la vida real o creadas por ellos. (Ej: representar profesiones).
Hábitos de cooperación: Proponer juegos en los que no solo haya competencia entre los participantes para favorecer el aprendizaje del trabajo en equipo. (Ej: construcciones cooperativas).
Conocimiento del propio cuerpo: Estimular a los niños y niñas para que conozcan y exploren su propio cuerpo a través de los juegos. (Ej: Simón dice).

Espacio y materiales en el juego

Espacio donde se realiza el juego: El espacio físico es el escenario en el que tiene lugar el juego y donde se desenvuelven los niños y las niñas. Su importancia a la hora de planificar actividades lúdicas es crucial, pues el proceso de interacción y relación con el entorno es una fuente de desarrollo y aprendizaje.
Podemos considerar el espacio como un agente educativo de primer orden.
El aula y el patio son los principales espacios de juego de la escuela infantil, y concretamente el aula se organiza a través de rincones.

Propiedades del espacio:

Seguro y sano, estético y tranquilo, funcional, adaptable y polivalente, cubrir las necesidades, atender a la diversidad, favorecer la participación y el intercambio con las familias, y organizado por rincones.
Los materiales: Deben ser seguros, adaptados a la edad, accesibles, fáciles de limpiar, polivalentes y resistentes.
Se pueden clasificar en: material no fungible (es el que forma parte del inventario y tiene mayor duración en su uso) y material fungible (es el que se gasta con su uso).

Rol de la persona educadora y relaciones en el juego

Rol de la persona educadora: Una de sus primeras funciones es proporcionar confianza y afecto, especialmente durante el período de adaptación para facilitar el desarrollo de autoconfianza y seguridad.
Número de participantes: Se utiliza el criterio del número de participantes para clasificar los juegos que los niños y niñas realizan solos, en pareja o en grupo, pero este es un criterio relativo.
Relaciones que se establecen: Esta clasificación nos ayuda a diferenciar cómo son las interacciones cuando los niños y niñas juegan unos con otros.
  • Relación paralela: Los niños y niñas juegan en compañía de otros, pero sin interacción entre ellos.
  • Relación asociativa: Los niños y niñas juegan unos con otros, pero sin organizarse entre ellos.
  • Relación cooperativa: Los niños y niñas trabajan juntos para alcanzar un objetivo común, promoviendo la colaboración.
  • Relación competitiva: Los niños y niñas compiten entre sí para alcanzar un objetivo y superar a los demás.

Propuestas lúdicas

Cesto de los tesoros: Dirigida a bebés (de seis a doce meses), su objetivo es fomentar la exploración sensorial y el desarrollo mediante el juego con objetos cotidianos. Materiales necesarios: un cesto redondo, sólido, plano, preferiblemente sin asas y fácil de limpiar, y objetos de diferentes materiales. Beneficios: concentración y manipulación de objetos, elección libre y descubrimiento de propiedades, aprendizaje autónomo a su propio ritmo, interacciones con otros niños, desarrollo de la comunicación pre – verbal, e interés y curiosidad compartidos.
Juegos Heurísticos: Dirigida a bebés (de uno a dos años), su objetivo es la manipulación y combinación de objetos cotidianos, fomentando la exploración y el aprendizaje autónomo. Materiales necesarios: objetos variados y contenedores. Beneficios: desarrollo de concentración y respeto por el material, experimentación y descubrimiento mediante la combinación de objetos, interiorización de procesos reversibles, satisfacción personal, uso compartido del espacio y materiales, enriquecimiento de las acciones por imitación de los compañeros y compañeras, adquisición de hábitos de recogida y orden, y percepción de secuencias temporales.
Instalaciones de juego: Su objetivo es fomentar el juego simbólico en los niños y niñas, a partir de una experiencia estética que combina objetos organizados con intencionalidad. Materiales necesarios: diferentes tipos de objetos. Beneficios: fomenta la concentración y la exploración autónoma, permite el aprendizaje a su propio ritmo y el disfrute de la sorpresa, potencia la imaginación y creatividad en el uso simbólico de los materiales, estimula las interacciones entre ellos y el interés recíproco, y genera un ambiente de paz y cooperación.
Minimundos: Su objetivo es fomentar el juego simbólico libre y no estructurado. Materiales necesarios: materiales sueltos y juguetes. Beneficios: fomenta la concentración, facilita la actuación según el propio ritmo de cada niño y niña, permite modificar y adaptar el minimundo a las necesidades o intereses personales, estimula la imaginación y la creatividad en la planificación y creación del escenario, promueve el interés mutuo entre los niños y niñas, y fomenta la atención a las acciones de juego de otros compañeros.


La programación en el ámbito formal y no formal

La programación en el ámbito formal: Es el conjunto de decisiones planificadas por el docente para organizar, desarrollar y evaluar el proceso educativo, garantizando aprendizajes significativos y el desarrollo integral de los niños y niñas. Es un elemento vivo y flexible que guía la práctica educativa para garantizar que las acciones en el aula sean coherentes con los objetivos educativos, las características del alumnado y las directrices curriculares establecidas.
La programación implica: Partir de una realidad, determinar los objetivos, diseñar el camino a seguir, pasos para alcanzar objetivos, verificar cumplimiento de objetivos, y flexibilidad para el cambio.
La programación en el ámbito no formal: Las actividades lúdicas suelen estar programadas por medio de proyectos.

Fases del proyecto:

Análisis de la realidad: Realizar una evaluación diagnóstica desde una perspectiva integral. Es importante analizar la normativa vigente, recabar información sobre el contexto de la intervención, sobre las características de los niños y niñas, para que su posterior análisis facilite la toma de decisiones.
Planificación: Comprende el diseño de la estrategia de actuación, la delimitación de los objetivos, la línea metodológica, las actividades, los recursos, espacios y tiempos.
Ejecución: Supone la puesta en marcha de lo planificado, siempre desde una perspectiva crítica que deje espacios para el reajuste y la adaptación a las necesidades y contingencias que vayan surgiendo.
Evaluación: Aunque se mencione al final de esta secuencia, debe ser transversal y estar presente durante todo el proceso. Además, se deben plasmar las conclusiones en un informe final que recoja las dificultades, aspectos positivos, áreas de mejora. Esto servirá de punto de partida para futuras intervenciones.

Elementos del proyecto:

Fundamentación, objeto, objetivos, metodología, actividades, recursos materiales, humanos y financieros, calendario y temporalización, y evaluación.

Tipos de actividad y temporalización

Tipos de actividad según el ámbito en el que se desarrolla: Actividades escolares, complementarias y extraescolares.
La temporalización: Podemos dividir el tiempo en cuatro momentos que implican diversas tareas por parte de los educadores y educadoras, como de los niños y niñas.
  • Presentación de la actividad lúdica, en la que se dan las instrucciones para la ejecución.
  • La duración de la actividad.
  • El tiempo de recogida y organización de materiales.
  • El tiempo dedicado a la evaluación de la actividad.
En el primer ciclo, las actividades dependen, en gran medida, del interés y la atención de los niños y niñas. Por ello, es recomendable que la duración de las actividades sea flexible. En aquellos casos en los que sea posible una temporalización concreta, tendremos presentes las tres partes fundamentales de la sesión (momento de encuentro, momento de construcción del aprendizaje y momento de despedida) y el tiempo que conlleva cada una de ellas.

Observación, evaluación y atención a la diversidad

La observación y la evaluación: La evaluación es el motor del aprendizaje, ya que determina qué y cómo se enseña y aprende.

Sus principales características son:

Continua (a lo largo de todo el proceso), globalizadora (considera todos los aspectos del desarrollo) y personalizada (adaptada a cada alumno y alumna).

Sus objetivos son:

Identificar necesidades y evolución del alumnado, mejorar el desempeño del alumnado y de la tarea docente, y mejorar la calidad del proceso de enseñanza – aprendizaje.
La evaluación debe tener un carácter diagnóstico: (DUA) y detección temprana de dificultades aprendizaje, y en caso de que se detectasen necesidades específicas de apoyo educativo, realizar una evaluación psicopedagógica y establecer las medidas oportunas.
El momento del juego permite a los TSEI observar las conductas de los niños y niñas, conocer sus necesidades, su personalidad y evaluar su desarrollo. Por ello, la observación, es la técnica de evaluación por excelencia durante la etapa de infantil.
La atención a la diversidad: En las aulas de educación infantil, encontramos diferentes factores de diversidad que debemos tener en cuenta: Características personales de los niños y niñas, factores familiares y socioculturales.
Esto implica que la intervención educativa debe ser personalizada, de manera que se facilite la participación activa de todo el alumnado en su proceso de aprendizaje.
No obstante, se debe prestar especial atención al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE), ya que este precisa una atención educativa diferente a la ordinaria.
Sin embargo, contamos con el apoyo del maestro y la maestra ante la detección de cualquier necesidad específica de apoyo educativo, y debemos apoyarnos y coordinarnos con las estructuras de orientación: (Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica Generales, Equipos de Atención Temprana y Unidades de Orientación Educativa).