Hacia una Escuela Transformadora: Implicaciones Metodológicas para el Docente
Avanzando hacia otra escuela: Algunas implicaciones metodológicas
Unas coordenadas básicas para ubicarse
Coordenadas sociocríticas
En una descripción rápida, la sociedad actual se encuentra caracterizada cada vez más por la complejidad, la velocidad y la tecnología, produciéndose un constante escenario de dualidad, que puede ser -a la par- motivo de crisis para avanzar o de fractura social. En este sentido, tenemos una sociedad competitiva, en la que cada vez se hace más presente el uso de las nuevas tecnologías, materialista, hiperinformada pero sin conocimiento, manipulada por el consumo y los mass media, globalizada, multicultural, acomodada, individualista, apática, liberal, elitista, superficial, egoísta, desconfiada, violenta…
Ciertamente, en una sociedad cada vez más tecnificada, en la que emerge un nuevo escenario abierto de comunicación y conocimiento, es urgente acometer la formación de lo que se ha venido a llamar «nueva ciudadanía digital» en espacios ampliados de formación, participación, comunicación…, pero sin perder la perspectiva de que el núcleo central de una buena educación para todos es el desarrollo de una «ciudadanía auténtica, digna y formada». Es una sociedad cambiante, y hay que afrontar ese dinamismo con serenidad y sentido. En un mundo desbocado, hiperconectado, de cambios e incertidumbre, la escuela podría ser un buen contrapunto, suponiendo un analizador crítico, espacio privilegiado de reflexión, debate e interacción…
También se habla de cambio de valores y de diversidad. Pero también es una sociedad altamente competitiva, que no competente. En este punto convendría detenerse especialmente en una reflexión: ¿con qué «e» estamos escribiendo «escuela»? A mi modo de ver las cosas, escuela se escribe cada vez con más descaro con «e» de enseñanza para élite y de exclusión, en definitiva, exclusividad; en lugar de con «E» de Educación, equidad, equipo ampliado, entorno… Hay que romper con el mito de la igualdad de oportunidades en educación, pues silencia que no todos parten del mismo sitio, ni les cuesta lo mismo, al tiempo que «justifica» las desigualdades por no garantizar -para todos- el derecho a aprender.
En este punto resulta especialmente refrescante, por oportuna, interesante y audaz, la propuesta de Escudero (2014). *Los docentes en tiempos de zozobra*:
- Pedagogía de la indignación, como capacidad para quedar conmovido ante situaciones cotidianas de aislamiento, pobreza, fracaso, injusticia o exclusión, que tantas veces se ven desde tan lejos y despersonalizadamente que no calan. Si un docente no tiene conciencia crítica, ¿qué hace?, ¿callar, reproducir y maquillar?
- Pedagogía de la esperanza, heredera de Paulo Freire (1996).
- Pedagogía de la justicia y la equidad, «garantizar» la calidad, los resultados, las competencias, la participación auténtica, el asumir las consecuencias de nuestras decisiones y acciones…
- Pedagogía del «todos» juntos. Una maestra o maestro solo, una escuela aislada, como islas, que desprecie el potencial del equipo.
Retos y aprendizajes del futuro
Resultados, pero también ciudadanía competente para todos. Se viene estudiando la nueva situación de complejidad, globalización, interculturalidad, diversidad, sociedad de la información y la comunicación…, y sus consecuencias para la ciudadanía, la sociedad y el aprendizaje. En este contexto aparece el concepto de «competencias básicas» (Rychen y Salganik, 2006). Un tema central hoy, más allá de parciales e interesadas interpretaciones neoliberales o de diseño de tareas, es integrar curricularmente las competencias básicas con un debate didáctico serio detrás, para llegar tanto al fondo como a la práctica de dinamizar y acompañar los procesos de aprendizaje.
Coordenadas que emanan del conocimiento actual sobre enseñanza y aprendizaje
En un tercer orden de cosas, sería conveniente:
- Estar atentos al alma infantil: Es preciso que cada cual revise su biografía escolar y detecte situaciones «memorables» que resaltar y reproducir, así como otras para cuestionar y sencillamente desechar.
- Focalizar en aprendizajes profundos: Se hacen los ejercicios del libro y se estudia para olvidar, y así estamos lejos de los retos del siglo XXI.
- Enseñar a pensar: Coincidimos con la apreciación de Andreas Schleicher (2011) de que se precisa cambiar un modelo educativo que ha estado muy centrado en la reproducción de contenidos de la materia para ir a otro que enseñe al alumnado a pensar. «Para avanzar necesitamos una nueva comprensión de la inteligencia, de la capacidad humana y de la naturaleza de la creatividad. La inteligencia humana es más rica y más dinámica de lo que nos ha hecho creer la educación académica formal.»
Niveles de conocimiento
La ya clásica taxonomía de dominios cognoscitivos de Bloom. Gagné (1985), desarrollando esta idea, distingue cinco dominios o ámbitos del aprendizaje:
- destrezas motoras,
- información verbal,
- destrezas intelectuales,
- estrategias cognoscitivas y
- actitudes.
Un buen aprendizaje, con calado, implica transitar de unos niveles a otros sin dejar lagunas o implícitos.
Estilos de aprendizaje y de pensamiento
El principal aprendizaje que emana de esta cuestión estriba en la inutilidad de tener un único estilo de enseñanza, para todos y a prueba de contextos y discentes. El estilo de pensamiento es la forma de pensar, que se desarrolla a partir de la particular relación con el mundo y con nosotros mismos. Es importante pues promover situaciones de enseñanza-aprendizaje que pongan en valor diferentes estilos, al tiempo que promover la formación del pensamiento crítico a partir de y en interacción con los otros tres estilos.
Inteligencia emocional
Gardner (2001), reformulando el concepto de inteligencia, destaca dos tipos de inteligencia personal: la interpersonal, que permite comprender a los demás, y la intrapersonal, que permite configurar una imagen fiel y verdadera de uno mismo. Goleman (2008), toda emoción constituye un impulso que moviliza a la acción. Dicho autor señala cinco dimensiones básicas de la inteligencia emocional:
- autoconciencia,
- autorregulación,
- motivación,
- empatía y
- habilidades sociales.
El Efecto Pigmalión.
Procesos mentales e inteligencias múltiples
En el momento actual, la escuela no puede permanecer con la idea de que el ser humano tiene una única inteligencia y que el conocimiento se puede parcializar y racionalizar al margen de que existen diferentes inteligencias, y que cada persona utiliza o destaca más en unas que en otras. Gardner (2001) identifica ocho clases de inteligencia, en cinco tipos de mente:
- disciplinada,
- sintética,
- creativa,
- respetuosa y
- ética.
La emergencia de la creatividad
Sternberg (1999), la necesidad de que comúnmente se aprenda a ser creativo. Pero no solo para artistas y creativos, sino como capacidad y proceso de producir algo que es a la vez original y que vale la pena, encontrando nuevas formas de resolver problemas y de desempeñar una actividad con un propósito educativo y social pertinente. Esta gran olvidada necesita de espacios de diálogo, de argumentación, de error, de toma de iniciativa…, que hoy por hoy por desgracia no están en nuestra escuela.
Implicaciones sobre metodología: Principios de procedimiento y herramientas de trabajo
Perrenoud (2014) describe las diez características implícitas o la cara oculta del oficio de maestro. A saber:
- el miedo a cambiar,
- la seducción no aceptada (como abandono de la capacidad para emocionar, enganchar),
- el poder ignominioso,
- la omnipresencia de la evaluación,
- el dilema del orden,
- el bricolaje de los ejercicios -cognitivamente- ineficaces,
- la soledad en un contexto colectivo,
- el tedio y la rutina,
- la discrepancia inconfesable, y
- la libertad sin responsabilidad.
Algo habrá que cuestionarse, pues seguramente se pueden hacer otras cosas más productivas. En segundo lugar, las situaciones de aprendizaje requieren entornos mucho más retadores, estimulantes, interactivos, dinámicos, colaborativos y activos, sacando el máximo partido de los modelos de enseñanza-aprendizaje o modelos didácticos y los principios de una enseñanza eficaz: un ambiente propicio, con diferentes oportunidades para aprender, centrado en el currículum.
Niveles cognitivos, estilos de pensamiento, etc., pero no se trata de añadir columnas o filas a los estadillos y programaciones. Eso es meramente burocrático y en extremo improductivo. También convendría dotarse de forma equilibrada de un conjunto de momentos de aprendizaje -a modo de trípode metodológico- que pongan en juego los diversos tipos de trabajo:
- individual y autónomo;
- el colaborativo, principalmente desde el trabajo cooperativo, y
- metodologías expositivas (del profesor, de los medios, de expertos invitados o del alumnado), utilizando diferentes recursos y posibilidades.
Todo ello en un clima de clase de cooperación. Seguidamente, también la clase debe seguir una secuencia lógica de desarrollo. Finalmente, por ir cerrando estos planteamientos, desde esta perspectiva didáctica es preciso poner otros énfasis particulares:
- Importan los «procesos».
- Pero también se debe «garantizar» para todos los imprescindibles, trabajando los contenidos básicos que marca la normativa.
- Se debe poner en valor el poder del error, de la duda y la curiosidad como motores de aprendizaje, cuidando que no paralicen los procesos.
- Potenciar el papel del docente como mediador y acompañante atento y crítico amigable en el proceso de desarrollo y aprendizaje, para que integre en el proceso de enseñanza-aprendizaje los diversos ámbitos de desarrollo de la persona.
- Atrévase a ir haciendo posible la «otra» escuela alternativa.
- Coincida con Ken Robinson (2001) cuando defiende que, frente a la escuela impersonal y homogeneizadora actual y la presión al logro, se impone que los alumnos se sientan implicados, concernidos, interesados por lo que hacen y para qué lo hacen.
- Hacer todo lo anterior con orden y concierto, dentro de secuencias didácticas lógicas y en la zona de desarrollo próximo del alumnado.
- Debe seguir un proceso que vaya abordando todas estas variedades: ejercicios, actividades, actividades inferenciales, tareas, proyectos.
- Ubíquese dentro de los cánones del «diseño universal» desarrollando tareas cotidianas de clase, programaciones, secuencias didácticas o entornos de fácil acceso para el mayor número de personas posible, sin la necesidad de adaptarlos.
- Debe acompañarse en su desempeño cotidiano de técnica, reflexividad y mucho sentido común.
- Y no olvide que en no pocas ocasiones el aprendizaje comporta desaprender, ya sean las incorrectas concepciones o conocimientos implícitos anteriores, ya determinadas conductas o hábitos inapropiados previamente adquiridos, para lo que se requieren nuevas actividades y ayudas externas, en un proceso de desaprendizaje y reaprendizaje nuevo.
A modo de coda
«Estamos tan acostumbrados a escuchar mensajes sobre cómo ha de ser la escuela del futuro, que a veces perdemos de vista que la escuela del mañana se asienta sobre los cimientos que vamos construyendo cada día, gracias a nuestro quehacer docente» (Fernández).