Trabajo Social Comunitario: Educación y Salud

El Trabajo Social Comunitario se trata de potenciar las posibilidades que nos da Internet para favorecer los procesos de inclusión social, fomentando la mayor autogestión y una mayor participación de los ciudadanos en la acción comunitaria para afrontar retos colectivos.

Trabajo Social Comunitario en el ámbito educativo

El Trabajo Social Comunitario en el ámbito de la educación debe afrontar las tres dimensiones del analfabetismo:

  • El analfabetismo como falta de dominio de la lectura y la escritura (analfabetismo).
  • El analfabetismo como falta de dominio del entorno tecnológico y su lenguaje propio (analfabetismo funcional).
  • El analfabetismo como falta de dominio de las habilidades relacionales básicas para interactuar (analfabetismo relacional).

Metas para el Trabajo Social Comunitario en el ámbito de la educación

Podemos formular algunas metas generales que están presentes en cualquier proyecto de intervención basado en esta metodología:

  1. Obtener un diagnóstico de los niveles educativos de la población.

    En este sentido, no debe centrarse solamente en la población que se encuentra en edad escolar. Hay que tomar en consideración también la escolarización de adultos.

  2. Elaborar un mapa de las principales ventajas y los principales frenos para el desarrollo educativo de la población, de tal forma que analicemos no solo la situación actual, sino los elementos que favorecen, o retardan y obstaculizan mejoras futuras para articular una estrategia adecuada.
  3. Establecer un programa de intervención que insista en los conocimientos, las actitudes y las habilidades: la educación no consiste solamente en aprender datos, tiene también que reforzar sus conocimientos y habilidades (y así hacer frente tanto al analfabetismo funcional como al analfabetismo relacional).
  4. Establecer una estrategia orientada a mejorar los niveles educativos que tenga en cuenta cuatro dimensiones íntimamente relacionadas y que cohesionan a la comunidad:
    • La educación y la movilidad ascendente: analizar la estratificación social en la zona en la que se va a desarrollar el proyecto teniendo en cuenta la estructura de clases, la asignación de estatus y la distribución del poder.
    • La educación y la inclusión social: favorecer las relaciones cooperativas, altruistas e integradoras, basadas en la dignidad de todas las personas.
    • La educación y la igualdad: favorecer proyectos educativos que cohesionen a la comunidad ofreciendo oportunidades a todos sus integrantes.
    • La educación y la participación democrática: la propia dinámica de la acción comunitaria favorece la internalización de pautas de comportamiento democráticas, ya que se basa en la cooperación, el acuerdo y el establecimiento de diagnósticos y estrategias compartidas.
  5. Establecer metas concretas adaptadas a la realidad. El realismo del proyecto es lo que le da garantías de éxito y verosimilitud ante los miembros de la comunidad. No se pueden proponer metas imposibles, y un buen autodiagnóstico compartido debe aumentar la autoconciencia sobre las propias capacidades, sin producir falsas expectativas.
Orientaciones para el Trabajo Social Comunitario en el ámbito de la educación
  1. El trabajador social comunitario debe analizar con detenimiento el entorno familiar y social en el que se va a desenvolver su proyecto de intervención. Un buen diagnóstico no solo consiste en establecer el nivel educativo de la población. También deben analizarse las oportunidades y los riesgos del entorno y las características de la población para proponer estrategias de implicación que sean viables tanto en la forma como en el fondo.
  2. Es necesario implicar a toda la comunidad en el proceso de cambio que se va a generar, ya que los efectos positivos derivados de un aumento del nivel educativo no benefician solamente a los menores y a sus progenitores. Les benefician, sí, pero también enriquecen a toda la comunidad: por tener personas más preparadas, y con mayores niveles de formación, y también porque disminuyen los problemas asociados a la violencia y la desestructuración familiar, como ocurre con los denominados niños de la calle.
  3. Es conveniente diseñar dinámicas de grupo específicas según las condiciones de vida, la edad, el género y otras variables que puedan ser consideradas. La acción conjunta de toda la comunidad no se organiza desde cero: es necesario establecer una progresiva participación e implicación de grupos más próximos o más concernidos por los objetivos establecidos para generar progresivamente una dinámica comunitaria más amplia.
  4. Es importante que los grupos multidisciplinares que intervienen en el proyecto tengan el nivel de formación adecuado. A la vez, el trabajador social debe procurar que, más allá de estos equipos, se vayan incorporando personas de la comunidad con un nivel de preparación adecuado, generando las condiciones necesarias para favorecer el proceso de autorganización de la comunidad y el consiguiente desplazamiento del poder desde el equipo de profesionales que interviene hacia la propia comunidad.
  5. Deben utilizarse los medios técnicos disponibles, y específicamente Internet, tanto para la búsqueda de información sobre intervenciones similares a las que se van a realizar cuanto para favorecer la comunicación entre los miembros del equipo y las personas que conforman la comunidad en la que se desarrolla el proyecto.

Trabajo Social Comunitario en el ámbito de la salud

El Trabajo Social Comunitario en el ámbito de la salud no solo hace frente a la enfermedad en sí misma, sino que trata de reorganizar las prácticas sanitarias de la población a partir de un diagnóstico adecuado de sus características.