Crítica de la Razón Práctica de Kant: Deber, Imperativo Categórico y Postulados
Crítica de la Razón Práctica
1. La razón teórica y la práctica no son dos razones diferentes, sino dos aspectos de la misma razón. 2. La razón teórica se refiere al conocimiento, mientras que la razón práctica está relacionada con la acción y la voluntad. 3. Ambas operan por principios a priori, lo que las hace razón pura. 4. En el ámbito de la acción personal, hay dos niveles principales: físico y moral. 5. El nivel físico se rige por leyes empíricas, mientras que el nivel moral implica acciones relacionadas con el deber y la libertad. 6. La crítica de la razón teórica es necesaria por su dependencia de la experiencia y la generación de desconfianza. 7. La crítica de la razón práctica busca dirigir la voluntad sobre sí misma y entrar en el mundo de las ideas metafísicas. 8. La metodología de la razón práctica incluye una analítica y otra dialéctica, que estudian los principios e ilusiones de la razón en su uso práctico, respectivamente.
El Concepto de Deber
1. La moral kantiana se centra en la ley moral, que se impone ineludiblemente a través de la disposición moral inherente a cada individuo. 2. Según Kant, la experiencia moral pasa por ser consciente de esta ley moral, que establece una vinculación crucial con la realidad y con las demás personas. 3. La ética de Kant está íntimamente ligada a la voluntad, definida como la capacidad de actuar según leyes autoimpuestas, no determinadas empíricamente. 4. Para Kant, una acción solo es válida moralmente si se realiza por deber, sin estar motivada por razones personales o inclinaciones. 5. Kant analiza cuatro tipos de acciones según la motivación: contrarias al deber, conformes al deber por inclinación mediada, conformes al deber por la inclinación inmediata y conforme al deber. 6. El valor moral de una acción, según Kant, está inversamente relacionado con la inclinación que se tiene para realizarla, siendo la razón práctica fundamental para actuar moralmente. Este resumen ofrece una visión general de los principios éticos fundamentales de Kant y su enfoque en la autonomía moral y la razón práctica.
El Imperativo Categórico
El imperativo categórico en Kant es fundamental para que los juicios sintéticos prácticos sean a priori, lo que implica una autodeterminación de la voluntad. Debe ser universal y, para mandarlo todo, no debe mandar más que la forma de actuar por deber mismo. Este enfoque da lugar a la ética formal, que se centra en cómo se realiza una acción más que en su contenido. Kant destaca el papel de la razón en el control y limitación, pero no suprimir las inclinaciones. El imperativo categórico tiene tres principales formulaciones:
1. Actúa de forma que el máximo de tu voluntad pueda considerarse como un principio de legislación universal.
2. Actuar como tal para que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solo como un medio.
3. Actúa de tal manera que tu voluntad sea una legislación universal.
Kant propone una ética formal, que se centra en la forma de la ley moral, no en su contenido, y hace hincapié en la autonomía de la voluntad. Esta ética es a priori, universal y categórica, que significa que sus preceptos son válidos para todas las personas en todo momento. La razón es autónoma y libera a la persona de la tradición, de la autoridad y de la fe.
Postulados de la Razón Práctica
Kant establece las condiciones necesarias para la posibilidad de la moral, junto con los postulados de la razón práctica, que son la libertad, la inmortalidad y Dios.
1. Libertad: la moral requiere libertad. Sin libertad, no puede haber imperativos categóricos, que son fundamentales para la moral. Aunque la libertad no se puede demostrar teóricamente, es indispensable para la vida moral.
2. La inmortalidad: la vida moral busca virtud, que produce felicidad. Dado que la virtud implica un perfecto acuerdo entre la voluntad y la ley moral, algo imposible de conseguir en el mundo sensible, hay que perseguirlo infinitamente hacia un ideal. Esto implica la necesidad de la inmortalidad, ya que el proceso de consecución de la virtud es infinito. Aunque la inmortalidad no se puede demostrar, la razón teórica puede demostrar que no es lógicamente imposible.
3. Dios: dado que las personas buscan la felicidad en el mundo sensible y tienden al ideal moral en el mundo nouménico, es necesaria una armonización de ambos mundos. Esta armonía está asegurada por Dios, quien garantiza que la moral conduce a la felicidad suprema, conocida como sumo bien. La admisión de Dios es un acto de fe práctica, apoyado por la fuerza de la razón práctica, que permite al razonamiento teórico aplicar sus categorías sobre estos postulados. En resumen, Kant argumenta que la moral es posible bajo ciertas condiciones y postulados de la razón práctica, incluyendo la libertad, la inmortalidad y Dios. Estos postulados, aunque no se pueden demostrar, son necesarios para fundar la vida moral y garantizar la armonía entre la moral y la felicidad.
Respuestas a las Tres Preguntas
La filosofía kantiana puede resumirse a través de tres grandes preguntas:
1. ¿Qué puedo saber yo?: Según Kant, podemos conocer todo lo que conduce al conocimiento científico de la naturaleza, tal y como se recoge en la “Crítica de la Razón Pura”. Además, podemos concebir la naturaleza como un sistema de fines, como se analiza en la “Crítica del Juicio”.
2. ¿Qué debo hacer?: Kant sostiene que hay que hacer siempre el bien moral que aparece en nuestra conciencia moral, lo que implica libertad.
3. ¿Qué puedo esperar?: Si hacemos lo que debemos hacer, podemos esperar la felicidad de la mano de Dios.
Estas tres preguntas llevan a una última pregunta: ¿qué es la persona? En la trilogía crítica de Kant, la persona se presenta como un ser radicalmente finito. Las tres preguntas implican una limitación: la limitación del conocimiento, de la acción y de las expectativas. La persona no es finita porque hace estas preguntas, sino que las hace porque es finita. La persona está en la frontera entre dos mundos: el finito y el infinito, el fenoménico y el nouménico.