Los temas morales (traición y supervivencia, muerte y libertad)

La búsqueda de la verdad y la lucha por la libertad son el tema principal de la obra. Como subtemas, encontramos el deseo de superación, la libertad, la opresión y la situación de las cárceles en la posguerra civil española. La Fundación tiene un doble significado:

  • Político y literal: Meditación sobre la libertad y la esclavitud. La obra denunciaba la tortura, la delación, la represión y la pena de muerte durante el franquismo.
  • Simbólico y permanente: La vida también es una cárcel a la espera de que el Ser Supremo decida arrancarnos de nuestro habitáculo. De esa realidad se evaden los protagonistas con ensoñaciones.

Otros temas que se abordan en la obra son:

  • La locura: El temor, el desconcierto, la insatisfacción o las emociones violentas, como en el caso de Tomás con Berta.
  • La culpa: De culpa justificable o no. Max no lo es y es ajusticiado por Lino. Asel y Tomás son responsables individualmente.
  • El contraste ficción-realidad: La huida de Tomás a través de la ficción de la Fundación, donde vive en su mundo idílico, pero tropieza con la realidad de estar condenados a muerte.
  • La verdadera dimensión del ser humano: Berta tiene un ratoncito llamado como Tomás. El ratón representa al ser humano, indefenso.

Traición y supervivencia

En la obra encontramos tres traidores:

  • Asel: Cree en un sentimiento de redención y por eso decide ser el líder y organizar la huida. Es el que intenta que Tomás recupere la cordura y es el más comprensivo.
  • Tomás: No ha superado su culpa. Desde la traición se imagina La Fundación para salvaguardarse y autoprotegerse. Poco a poco vuelve a la realidad.
  • Max: Vende a sus amigos para obtener mejores condiciones, sin ser sometido a la tortura. Lino lo ejecuta por esa traición.

Muerte y libertad

La ausencia de libertad viene dada por estar en la cárcel. La celda y los espacios cerrados que se ven son metáforas que expresan la falta de libertad. La prisión tiene una dimensión metafísica cuando Asel dice que después de esta cárcel hay otra, y otra… A Buero Vallejo le gusta cargar sus espacios de sentido metafórico. En ocasiones, muerte y libertad se identifican. Asel escoge la muerte como actuación para la libertad (se suicida), porque es la única decisión libre que puede tomar y porque su muerte da libertad a Tomás y Lino.

El efecto de inmersión y la escenografía

Los efectos de inmersión nos llevan a una concepción de la vida en perspectiva. Con esto, Buero Vallejo denuncia la pobreza de nuestra sociedad. Este término, en contraste evidente con los efectos de distanciación, ocurre cuando al espectador se le obliga a compartir con un personaje la percepción sensorial y se simpatiza más con él. Este objeto de subjetivación sitúa a Buero Vallejo en la línea de los grandes dramaturgos contemporáneos. El público ve lo que ve el personaje, un punto de vista subjetivo en primera persona a todo el universo escénico. La obra se sustituye como un proceso de acercamiento desde la locura a la realidad. Esta inmersión en el protagonista es el único modo de poder presentar la sucesiva vuelta a la normalidad de Tomás.

Escenografía

La obra se inicia con una luz clara que va oscureciéndose progresivamente hasta llegar a la oscuridad de la cárcel. La música que se escucha al principio crea un clima idóneo para la ensoñación y abre y cierra la obra; esto crea una estructura cíclica y circular. Todos estos elementos lumínicos y sonoros evolucionan a lo largo del drama (Tomás ve lámparas, vasos, platos que van desapareciendo, con ello la calidad lumínica). En el último cuadro ya no hay ventanal sino una pared gris. Al final, Tomás utiliza esa imaginación con la muerte de Max para el traslado deseado.

Los espacios, objetos y personajes tienen un significado superior al de la mera realidad que reflejan. La propia Fundación presenta la realidad falseada. El ventanal, que es lo último que pierde Tomás, destaca como un enorme elemento escenográfico. El retrete, que al final descubre que está al descubierto; los hologramas, que suponen una reflexión sobre la naturaleza de la realidad; el teléfono, que representa la comunicación impedida por la represión; los libros, que son símbolos de cultura. Las acotaciones, caracterizadas por su extensión y precisión, nos permiten imaginar espacios, escenas, tiempos y actitudes con pormenores.

En conclusión, la obra se constituye como un proceso de acercamiento desde la locura hasta la realidad.