Evolución Estilística en la Arquitectura: Del Neoclasicismo a las Vanguardias
Inicios del Manifiesto
Finales del s. XVIII y principios del s. XIX: recuperación de los ideales clásicos, caracterizado por la búsqueda de un estilo que miraba al pasado con inspiración. Un torrente de publicaciones estéticas y arqueológicas, de las que destacan las Antigüedades de Atenas de Stuart y Revett (1787 y 1794) y el libro de Wilkins Las Antigüedades de la Magna Grecia (1807). Wilkins en Downing College (1806-1811) y Smirke en el Museo Británico (1824) reflejan estas inquietudes.
El clasicismo griego, inflexible para adaptarse a las funciones tipológicas emergentes, también propició un *revival* del estilo renacentista a principios del s. XIX. Se adaptó el *palazzo* a funciones contemporáneas como el Reform Club de Charles Barry (1841) y parte de los desarrollos urbanísticos de Londres durante el primer tercio del s. XIX emprendidos por promotores como Thomas Cubitt.
El s. XIX se caracterizó por la confusión estilística. Charles Barry y Pugin serían los arquitectos de los neogóticos: Parlamento Británico (1835) y del Ayuntamiento de Halifax (1865); de la neoclásica estatua de Nelson en Londres (1843), o el estilo *palazzo* del Reform Club (1841).
La colonización británica de la India provocó un interés por la arquitectura india, en Francia por la de Argelia, e incluso un *revival* de la arquitectura egipcia.
En la Francia del s. XVIII se oficializó el grecorromano en sus dos escuelas (la École des Beaux-Arts y la Académie Royale). En 1789 (año de la revolución) nace el Dictionnaire d´Architecture de Quincy. Poco después, Dubut en 1803 publicaría su libro Arquitectura Civil, pero sin duda la obra cumbre sería Les Ruines des Plus Beaux Monuments de la Grèce (1758) de Le-Roy. A finales del s. XVIII, en la era napoleónica, la arquitectura se caracterizó por un clasicismo exagerado (estilo imperio). Un ejemplo de ello es el Panteón de Soufflot (1792), la Iglesia de la Madelaine de Vignon (1845) y el Arco del Triunfo de Chalgrin (1836). Napoleón mostró predilección por este tipo de arquitectura representada por Percier y Fontaine, que fue nombrado primer arquitecto del imperio en 1807.
Durand, discípulo de Boullée, estudió en la Académie Royale y fue profesor de composición durante 35 años en la École Polytechnique. Tuvo una formación arquitectónica no ornamental.
El Compendio de lecciones de Arquitectura (1805) es un libro dirigido a estudiantes de ingeniería y gozó de popularidad inmediata, convirtiéndose en la mayor influencia bibliográfica arquitectónica del siglo XIX. Este libro se caracteriza por un gran pragmatismo y simplicidad. La arquitectura es “el arte de componer y realizar edificios públicos y privados” y la función del arquitecto es realizar edificios eficientes, prácticos y económicos, por lo que el fin de la arquitectura es la utilidad pública y privada, y para esto ha de ser simétrico, regular y simple. El objetivo de la arquitectura no es la estética, sino el bienestar de los usuarios, la idoneidad y la economía.
Durand rechaza la tradición vitruviana y reduce los principios de la arquitectura a los de **conveniencia**, que abarca cuestiones como la solidez, la salubridad o la comodidad; y la **economía** que comprende conceptos como la simetría, la regularidad y la simplicidad.
Durand rechaza la imitación en la arquitectura, junto con las narrativas antropomórfica, la de la cabaña primitiva y la mitológica.
Durand niega que los órdenes sean la esencia de la arquitectura. No le preocupa carecer de una respuesta a por qué han subsistido determinadas formas arquitectónicas a lo largo del tiempo; la respuesta está en la costumbre, son formas agradables. Pero las formas estéticas nunca han formado el objeto de la arquitectura.
Existe un rechazo por el valor simbólico de la obra tal como representan los proyectos de Boullée. La planta como generadora del método. Trataba de resolver el problema mediante pasos lógicos (como intentó Le Corbusier en Hacia una Arquitectura (1923)). La planta está guiada por ejes mayores y menores de los que se derivan otros subordinados, paralelos, perpendiculares, …, de los que va saliendo la resolución compositiva del proyecto.
El método de Durand desmiente la relevancia de las narrativas clásicas (mitológica, antropomórfica, y el mito de la cabaña primitiva). La justificación para emplear formas clásicas reside en la costumbre. Las normas que seguía Durand al proyectar:
– **Dibujar un esquema:** el método sigue un orden jerárquico: hay que conocer los elementos de los edificios, las partes (muros, cubiertas, suelos, …) y los materiales (piedra, madera, ladrillo, …)
– **Disponer estos elementos mediante ejes**, figuras geométricas sencillas (cuadrado, rectángulo, círculo) y es necesario diferenciar los materiales según su disposición horizontal o vertical. De las infinitas permutaciones que ofrecen estos elementos nace la idea de elementos prefabricados. Esto nunca lo llegó a formular en su tratado, pero el Cristal Palace de Paxton (1851) es la materialización de este principio.
– **Concepción completamente mecanicista del dibujo,** es un reflejo del proyecto y ha de servir para tres secuencias lógicas en la producción de los dibujos (planta, sección y alzado). Esto explica la ausencia de perspectivas y de colores en el Compendio.
La idea de composición se refiere a la correcta ordenación de los elementos de la arquitectura. El método parte “de lo simple a lo complejo, de lo conocido a lo desconocido”. El método de Durand es una respuesta al problema planteado por las nuevas tipologías de edificios.
Cambio lingüístico. El lenguaje debe tener un uso más preciso, sobre todo en la idea del cálculo, tanto de mediciones como de costes. Con la introducción del sistema métrico, las ideas clásicas de proporciones se ven desfasadas. Idea técnica monumentalizada, como el Cenotafio a Newton de Boullée (1785) o el Panóptico de Bentham (1780). “La esencia de la técnica no es nada tecnológico”. Esa idea de técnica tendría su más conocida recepción en Francia, en la figura de Viollet-Le-Duc, sus publicaciones (Entretiens sur L´Architecture (1863)) y su fusión de formas góticas con la técnica del hierro que aumentó su producción gracias a la empresa Krupp (mayor industria metalúrgica de Europa en el s. XIX, instalado en Essen). Le Duc fue un gran restaurador, entre sus trabajos destacan Notre Dame y vio en el gótico la máxima expresión de la arquitectura.
Otros ejemplos de esta técnica constructiva mediante el hierro los podemos apreciar en: Puente en Central Park de Vaux (1864), puente con formas góticas en hierro fundido; Clifton Suspension Bridge de Brunel (1864), primer puente colgante del mundo, este en hierro forjado; Thames Brriers de Grimshaw “la técnica para subyugar a la naturaleza”; Puente Milleau de Foster (2004), puente constituido por tramos de acero que se apoyan sobre pilares de hormigón.
El método para Durand no solo tiene una vocación universal, sino que evoca a tiempos pasados toda la historia de la arquitectura.
En el ámbito político el Manifiesto Comunista de Marx y Engels (1848) tuvo mucha influencia. En cuanto al urbanismo, comienzan a desarrollarse nuevas ciudades utópicas, entre las que destacan:
- La Ciudad jardín de Howard, explicada en “Mañana: Un camino pacífico a la Real Reforma” (1898), donde aparece por primera vez el concepto de ciudad jardín.
- La Ciudad Industrial de Garnier (1917) trató de solventar los problemas que la industrialización provocó en las ciudades durante el siglo XIX, a partir de la Revolución Industrial, diseñada para el bienestar de los trabajadores de las fábricas, contando con zonas de recreo, espacios educativos, …
- The City Crown de Taut (1919) modernista, expresionista influenciado por las soluciones de diseño urbano del movimiento ciudad jardín tras un viaje a Inglaterra.
- El Falansterio de Fourier, que se llevó a cabo en Francia (1859), comunidades rurales autosuficientes.
- New Harmony de Robert Owen (1817), comunidad autárquica que huiría de la industrialización.
- Civic Center de Wright (1925), se le propuso diseñar un campus para el retiro de actores y artistas en Hollywood que nunca se materializó.
- Plan Obus de Le Corbusier (1933) para la ciudad de Argel, en contraposición con la ciudad radial con un modelo lineal muy novedoso.
“Ornamento y Delito” (1908) de Adolf Loos, texto en el que carga contra las artes decorativas. Se trata de un texto imprescindible para entender la evolución de la arquitectura moderna. “El objeto arquitectónico expresa el atributo despojándolo del ornamento”, obras suyas que ejemplifican esta idea son: Café Museo de Viena (1899), Villa Karma (1906) y Villa Muller (1930).
Replicando a Loos nos encontramos con Theodor Adorno que enuncia que “El estilo característico de nuestra época es no tener estilo”. El ausentismo de ornamentación en la edificación como elemento estético viene ejemplificado de la mano de John Pawson con la Casa Pawson (1999)
El movimiento futurista fue fundado por Marinetti con su libro “Manifiesto del futurismo” en 1909. Este movimiento atrajo a artistas como Boccioni y a arquitectos como Sant´Elia que trató de introducir la visión futurista al entorno urbano publicando “El Manifiesto de la Arquitectura Futurista” (1914). Archigram, un estudio de arquitectura influenciado por el movimiento futurista inspirándose en la tecnología con el fin de crear una nueva realidad que fuese expresada a través de proyectos hipotéticos, destacan: Plug-in-city de Peter Cook (1969) y The Walking City de Ron Herron (1964)
Paralelamente surge el constructivismo ruso, caracterizado por edificios gigantistas y claramente definidos sus programas en la fachada, con formas simples y bien definidas que parecen remitir a la vanguardia futurista. Estas formas trataron de mostrar la supremacía de la clase obrera como se puede ver en los proyectos de Leonidov o Chernikov.