Las Pirámides de Gizeh

Nos encontramos ante una fotografía de la Gran Pirámide de Keops, la de Kefrén y la de Micerinos, que forman el conjunto arquitectónico de las Pirámides de Gizeh en Egipto. Su arquitecto es Hemiunu y está datada en el siglo XXVI a. C. Se trata de una construcción adintelada o arquitrabada, construida en piedra, con una base cuadrada perfecta, y el alzado forma una pirámide también perfecta.

En su exterior, aunque muy deteriorado por la erosión del desierto, no se aprecia ningún tipo de elemento decorativo. La enorme magnitud de la construcción, con más de 140 metros de altura, basta para impresionar al espectador. En su interior, hay construidos una serie de pasadizos y cámaras, en particular la “cámara del rey” y la “cámara de la reina”, donde se depositarían los cuerpos difuntos del faraón y su esposa, y que estarían ataviadas con todo lo necesario para el paso a la otra vida. En estas cámaras sí se pueden encontrar elementos decorativos como pinturas al fresco o relieves.

La función de las pirámides en el Antiguo Egipto era principalmente funeraria. Dentro de las mismas había una cámara o varias donde se daba el enterramiento a los faraones. En otra cámara se situaría el “ka”, una estatua que representaría el espíritu del difunto, que sería necesaria para su paso a la vida eterna y reunión con los dioses. La pirámide de Keops formó parte de las 7 maravillas del mundo clásico y hoy en día sigue siendo uno de los monumentos más admirados del planeta.

Venus de Willendorf

Nos encontramos ante la imagen de una escultura de bulto redondo en posición de pie, tallada en piedra caliza. De escasas dimensiones, se trata de una representación idealizada de una figura femenina caracterizada por las grandes proporciones con las que se han representado sus atributos sexuales. Contrasta con ello la ausencia de rostro y el detalle en el tallado del cabello o tocado, único elemento que puede entenderse como decorativo. De la misma manera, es llamativo que las extremidades no se encuentren apenas definidas, dando aún más sensación de solidez y mostrándose como una pieza compacta, en una figura cerrada en sí misma con una simetría casi perfecta, creando juego de luces y sombras con los diferentes volúmenes. Se cree que pudiera estar policromada.

Con respecto a su significado, dado el nivel de abstracción o simbolismo, se relaciona con la fertilidad o la representación de la diosa madre, y podría incluso ser arte de rituales mágicos o propiciatorios de la fecundidad. Con estas características, responde al llamado arte mobiliar prehistórico, dentro de las estatuillas dedicadas al culto a la fertilidad conocidas como Venus paleolíticas. En concreto, esta imagen es la famosa Venus de Willendorf, datada en el año 25.000 a. C.

Pinturas Rupestres: Bisontes de Altamira

Se trata de arte parietal o pinturas rupestres realizadas en las paredes y techos de las cuevas. Se representan principalmente animales; los que observamos son bisontes policromos (realmente bícromos, pues solo se usan dos tonalidades) en actitudes diversas sin llegar a formar escenas complejas, y tratados con un estilo naturalista y realista, que plasma al animal con bastante fidelidad y denota un gran conocimiento del mismo. Se trata de figuras de gran tamaño (casi a tamaño natural), que aparecen agrupados, lo que podría dar una idea de una manada.

Se dibuja toda la superficie de la figura y no solo el contorno, usando las irregularidades de la roca para proporcionar volumen a los animales. El material utilizado para pintar se obtiene a partir de pigmentos naturales, colorantes minerales (negro con manganeso y carbón vegetal, rojo con óxido de hierro, ocre y amarillo con variedades de arcilla; incluso se utiliza la sangre) y aglutinantes de grasa animal (aunque también se podían mezclar con agua o se usaban en seco), que eran aplicados con pinceles, tampones o incluso los dedos sobre la pared. Se realizaba un trazo exterior negro para delimitar el contorno de la figura, que después era rellenado con el color.

La significación ha sido objeto de numerosas interpretaciones a lo largo del tiempo; siendo la más extendida la de formar parte de un ritual de “magia” propiciatoria de la caza. Estas pinturas pertenecen al arte pictórico de la zona franco-cantábrica, en concreto la cueva de Altamira en Santillana del Mar, Cantabria, datada en el Paleolítico Superior con una antigüedad situada en el año 17.000 a. C.

Cromlech de Stonehenge

Estamos ante una construcción formada por trilitos y menhires dispuestos en forma circular. Estas piedras de grandes dimensiones reciben el nombre de megalitos, y en este caso son de arenisca azul que ha sufrido un proceso de meteorización, dando lugar a unas piedras de enorme dureza, características de la zona sur de Inglaterra; talladas de manera tosca y colocadas usando troncos para desplazarlas. La estructura que forma es adintelada, pues a los grandes monolitos hincados en el suelo de manera vertical, se añade una piedra en horizontal formando los llamados trilitos con forma de dintel. Encontramos dos círculos con disposición similar, además de otras piedras de manera vertical; también se observa lo que podría ser un altar.

Se desconoce el autor, pero responde a una construcción colectiva. Su significado y función, aún hoy, son un misterio. Se defienden distintos usos; parece que la creencia más extendida es que se tratase de un lugar para rituales religioso-mágicos. Otros hablan de enterramiento por la cercanía de algunos sepulcros, o podría tratarse de una especie de templo que serviría de culto al Sol, o incluso se contempla la posibilidad de que fuese un observatorio astronómico.

Este tipo de construcciones se concentran en la zona occidental de Europa y su producción es de finales del Neolítico hasta la Edad de Bronce, abarcando una cronología desde el 4000 hasta el 1000 a. C. Esta construcción megalítica se encuentra en el Sur de Inglaterra, en la llanura de Salisbury, datada en el 2500 a. C., en la Edad del Bronce.