Grandes pintores europeos del siglo XVIII y XIX
WATTEAU
Iniciador del rococó en la pintura, influencia en la estética francesa y su destacado papel en las artes europeas. Caracterizadas por su intimismo, realismo y sencillez. Al llegar a París inspiración en los pintores y dibujantes Rubens, Van Dyck y pintores holandeses. Adscrito a la Academia en 1712, Watteau fue pintor de ‘fiestas galantes’, temas galantes, escenas teatrales, mitologías y motivos cortesanos, siempre ambientados en exquisitas y poéticas ambientaciones arquitectónicas y naturales. Por su maestría en definir de manera evanescente los argumentos, envolviéndolos en una sutil bruma. La elegancia de las figuras y la armonía de las composiciones belleza del colorido y la captación del ambiente natural, transmitiendo sentimientos melancólicos. ‘Peregrinación a la Isla de Citera’ LOUISE-ELISABET VIGÉE LE BRUN (París, 1755 – 1842): Pintora francesa, hija de Louis, pintor retratista. Formación bajo Davesne y Doyen de Briard, con acceso a colecciones reales. Miembro de la Academia de San Lucas. Reconocida en los círculos cortesanos, pintó al hermano del rey en 1774. Retrato de la reina María Antonieta la consolidó como pintora favorita de la reina. Nombrada miembro de la Real Academia en 1783. Tras la Revolución, viajó por Europa, retratando a importantes personalidades. Residió en Londres, retratando a la nobleza británica. Establecida en Louve100nes, publicó memorias. Su interés en captar la personalidad psicológica de sus retratados contrasta con la vacuidad aparente de muchos de sus retratos, aunque fue valorada por su talento. Obras pictóricas de propaganda política del siglo XVIII, como el retrato de María Antonieta. JEAN-AUGUSTE-DOMINIQUE INGRES (Montauban, 1780 – París, 1867): Pintor y músico con una vida longeva de 87 años y una sólida formación artística. Alumno de David y contemporáneo de Delacroix, tuvo conflictos con ambos. Destacó como dibujante excepcional desde los 11 años. Influencias y estilo: Admirador de Rafael durante su estancia en Roma. Su estilo se caracteriza por ser un reflejo de un arte intemporal, donde el dibujo es fundamental. La línea es el elemento principal en sus obras, con el color desempeñando un papel secundario. A menudo considerado un artista academicista y neoclásico, pero su obra también muestra sensibilidad romántica, especialmente en desnudos femeninos. Obras destacadas: Entre sus obras más destacadas se encuentra ‘El baño turco’ (1862).
JON CONSTABLE
Pintor inglés que plasmó en sus obras paisajes de Suffolk, destacando como uno de los primeros en trabajar al aire libre, influenciando a la Escuela de Barbizon y a los impresionistas. Carrera y estilo: Comenzó como dibujante topográfico en Londres y luego ingresó en la Academia. A diferencia de Turner, quien enfatizaba ‘lo sublime’, Constable se centró en ‘lo pintoresco’, tendiendo al realismo. Aunque a menudo se le ha etiquetado como un artista del Realismo, su intención estaba más en la corriente romántica de evocar ideas o emociones. Técnica y legado: Preocupado por la luz y su efecto en el ambiente, anticipó el impresionismo. Aplicaba la pintura de forma espesa, una técnica considerada revolucionaria en su época. Sus obras se destacan por su enfoque en la representación de la naturaleza y el paisaje inglés, influyendo en generaciones posteriores de artistas. GUSTAVE COURBET (Ornans, 1819 – La-Tour-d-Peilz, 1877): Principal exponente del Realismo y comprometido políticamente, murió en el exilio por su participación en la Comuna de París de 1871. Aunque no recibió una formación artística convencional, admiraba a grandes maestros como Caravaggio y Velázquez. Su predilección por los colores negros y oscuros se atribuye a la influencia de este último. Entre sus obras más importantes se encuentra ‘El entierro de Ornans’. JEAN-FRANÇOIS MIYET nació en una familia humilde de campesinos en Normandía. Destacó en el dibujo y estudió en varias ciudades antes de establecerse en París. Su obra inicialmente no fue bien recibida y fue erróneamente etiquetado como socialista por la crítica hostil. Decidió apartarse de la pintura oficial y, bajo la influencia de Daumier, se trasladó con pintores afines a Barbizon, donde fundó una escuela de artistas interesados en el paisaje rural. A diferencia de Courbet, Miyet tenía un enfoque más idealista y místico hacia la naturaleza. Sus composiciones son simples y emplea una gama reducida de colores, aplicándolos tanto al fondo como a las figuras, lo que según Van Gogh, les confiere una apariencia terrosa. Sus obras más destacadas incluyen ‘Las espigadoras’ y ‘El Angelus’. ROSA BONHEUR (1822-1899), Francia rural como hija del dibujante Raymond Bonheur. Especializada en la pintura rural y de animales, asistió a numerosas ferias de ganado, lo que contribuyó a la meticulosidad de sus obras y ganó el respeto de sus colegas artistas. Gracias a su independencia económica y su aceptación en el Salón de París, recibió encargos de la aristocracia inglesa, siendo protegida por la reina Victoria de Inglaterra. Su obra muestra una evolución desde el realismo convencional hacia un lenguaje más impresionista en sus obras finales, lo que la convierte en un exponente destacado del realismo y el naturalismo del siglo XIX. ‘Arando en el Nivernais’.
ÉDOUARD MANET
(1822-1883) es considerado el punto de arranque del movimiento impresionista, aunque no sea puramente impresionista. Pintor de la vida moderna, buscó plasmar en su obra los aspectos de la vida mundana de su época, influenciado por la fotografía, las estampas japonesas y la pintura española. Su estilo se caracteriza por la simplificación de los tonos de color, la composición esquemática, la pincelada rápida y los contornos perfilados con líneas gruesas. ‘Almuerzo sobre la hierba’. EDGAR DEGAS (1834-1917) fue un pintor francés asociado al grupo impresionista, aunque su obra difiere en gran medida de las características del grupo. A diferencia de los impresionistas, Degas no se dedicaba a pintar paisajes al aire libre. En su lugar, se centró en dos temas principales: escenas de caballos y jinetes, y bailarinas, siendo estas últimas muy populares en la época. Una de las contribuciones más importantes de Degas radica en sus composiciones innovadoras y asimétricas, donde a menudo no se muestra la escena completa o el motivo principal está descentrado. ‘La clase de danza’ (1872). BERTHE MORISOT proveniente de una familia burguesa, recibió clases de pintura desde niña y luego se convirtió en alumna de Camille Corot, cuya influencia en la captura de la luz y el color fue crucial para su obra. Se especializó en la pintura al aire libre (plein-air) y sus obras se expusieron en el Salón de París antes de unirse a la vanguardia artística de su época. Mientras copiaba una obra en el Louvre, fue solicitada por Édouard Manet para que posara para él, lo que muestra su integración en los círculos artísticos más destacados de su tiempo. La técnica de Morisot se caracterizaba por el uso de pinceladas cortas y rápidas, plasmando el movimiento y la luz de manera experimental. Participó en la mayoría de las exposiciones impresionistas y contribuyó significativamente a llevar el impresionismo a Estados Unidos. Además, logró vender más obras que artistas destacados de su tiempo como Monet, Sisley o Pissarro. Una de sus obras más reconocidas es ‘La cuna’. FRANCISCO DE ZURBARÁN, destacado pintor del barroco español nacido en 1598, es conocido por su habilidad para resaltar el misticismo de sus personajes mediante el uso de la luz. Influenciado por Caravaggio, sus obras iniciales se caracterizan por fuertes contrastes entre luces y sombras, así como por un realismo vivido en las figuras. Sobresale en retratos y en la representación sencilla de la realidad, aunque enfrenta dificultades con perspectivas y composiciones complejas, prefiriendo la simplicidad. Sus pinturas muestran una galería individualizada de rostros y expresiones, con figuras a veces monolíticas y perfiles geométricos, destacando por la luz que los envuelve y el uso característico de blanco en los hábitos.
JOAQUÍN SOROLLA
(Valencia, 1863 – Cercedilla, España, 1923): Formado inicialmente con el escultor Capuz en su ciudad natal, amplió su formación estudiando las obras del Museo del Prado y luego obtuvo una beca para residir y estudiar en Roma. Su obra temprana se centró en temas históricos, pero un viaje a París lo introdujo en la pintura impresionista, lo que marcó un cambio radical en su estilo. Abandonó los temas anteriores y comenzó a pintar al aire libre, capturando la luz y el color del Mediterráneo. Sorolla es especialmente conocido por sus obras de colores claros y pincelada vigorosa que representan escenas a orillas del mar. También realizó numerosos retratos de personalidades españolas y algunas obras de denuncia social bajo la influencia de su amigo Blasco Ibáñez. Su estilo impresionista se caracteriza por la representación de figuras humanas sobre fondos de playa o paisajes, donde la luz y el color transforman la imagen, otorgando valor a temas aparentemente simples. Algunos críticos consideran sus obras un cruce entre los impresionistas franceses y los acuarelistas ingleses. La fama de Sorolla trascendió las fronteras españolas y expuso en toda Europa y Estados Unidos. JOSÉ DE RIBERA, EL ESPAGNOLETO: nació en España y se trasladó a Nápoles bajo la protección del Virrey Duque de Osuna. Influenciado por Caravaggio, inicialmente fue un tenebrista absoluto, destacando por el uso de sombras intensas, incluso empleando alquitrán para lograr efectos de ‘luz de subterráneo’. En su madurez, tras estudiar a los maestros venecianos, Ribera aclara sus fondos y adopta una paleta más colorida, creando composiciones religiosas grandiosas con un predominio de tonos plateados y una sensación de luz dorada. Destacando por su realismo, Ribera es maestro en la representación de la ruina de la edad, resaltando arrugas y deformaciones con una abundante aplicación de pasta y una luz dramática en sus obras. Su técnica impecable se refleja en su dominio del desnudo y los escorzos, logrando efectos ‘impresionistas’ con atrevidos toques de color. BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO, un pintor español nacido en Sevilla en 1617. Quedó huérfano a una edad temprana y su hermana lo cuidó e introdujo en el mundo del arte, permitiéndole unirse al taller de un pariente pintor, Juan del Castillo. Empezó a trabajar por su cuenta en Sevilla y en su primer gran encargo: una serie de cuadros para el claustro de San Francisco el Grande. Este trabajo fue un gran éxito y le aseguró fama y estabilidad financiera, lo que le permitió mantener a su familia. Se especializó en la representación de la Virgen con el Niño y la Inmaculada Concepción, creando numerosas versiones de estas imágenes, inspiradas en mujeres sevillanas conocidas.
DIEGO DE SILVA Y VELÁZQUEZ
Reconocido por su evolución artística, desarrolló un estilo distintivo que lo hizo inmortal. En sus primeros años, durante la etapa sevillana, destacó por su naturalismo tenebrista, precisión en el modelado y alto contraste en la iluminación. Utilizaba una composición diagonal y pinceladas pastosas, con una paleta terrosa y encarnada. En su etapa madrileña, Velázquez experimentó cambios significativos. Adoptó una luminosidad franca, fondos claros y pinceladas sueltas para resaltar detalles. Perfeccionó la perspectiva y la anatomía, abandonando la coloración por capas. Esta evolución marcó un estilo original que influyó en la pintura española. Sus últimas obras reflejan un nuevo concepto de trazo pictórico, dejando texturas abiertas para que el espectador complete la imagen. Esta técnica influyó en los impresionistas, asegurando el legado duradero de Velázquez en la historia del arte.