Autoerotismo, Narcisismo y Libido en la Teoría Freudiana

Diferenciación entre Autoerotismo y Narcisismo

Narcisismo Primario vs. Secundario

Freud planteó que el narcisismo es un estadio intermedio entre el autoerotismo y el amor de objeto. Las pulsiones autoeróticas son primordiales, por lo tanto, para que el narcisismo se constituya, tiene que haber un yo unificado. Para esto, dice Freud, debe suceder un nuevo acto psíquico.

El narcisismo primario se establece luego del autoerotismo y antes de las relaciones de objeto. Con narcisismo primario se hace referencia al primer narcisismo, el del niño que se toma a sí mismo como objeto de amor antes de elegir objetos externos.

Con respecto al narcisismo secundario, la libido retirada al mundo exterior ha sido apartada al yo, de manera que aparece una actitud que podemos denominar narcisismo secundario, construido sobre la base de un narcisismo primario oscurecido por múltiples influencias. Es decir, el narcisismo secundario se da cuando hay una vuelta sobre el yo, de la libido retirada de los objetos.

Diferenciaciones Clínicas: Libido Yoica vs. Libido de Objeto

Neurosis de Transferencia, Parafrenias, Hipocondría y Enfermedad Orgánica

Los enfermos parafrénicos muestran dos rasgos fundamentales de carácter: el delirio de grandeza y el extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior (personas y cosas). También el histérico y el neurótico obsesivo han resignado el vínculo con la realidad; pero en modo alguno han cancelado el vínculo erótico con personas y cosas. Aún lo conservan en la fantasía, vale decir, han sustituido los objetos reales por objetos imaginarios de su recuerdo o los han mezclado con estos, por un lado; y por el otro, han renunciado a emprender las acciones motrices que les permitirían conseguir sus fines en estos objetos. A este estado de la libido debería aplicarse la expresión “introversión” de la libido. Otro es el caso de los parafrénicos que parecen haber retirado realmente su libido de las personas y cosas del mundo exterior, pero sin sustituirlas por otras en su fantasía. En la parafrenia, el delirio de grandeza es el destino de la libido sustraída de los objetos.

La persona afligida por un dolor orgánico y por sensaciones penosas resigna su interés por todas las cosas del mundo exterior que no se relacionen con su sufrimiento. Mientras sufre, también retira de sus objetos de amor el interés libidinal, deja de amar. El enfermo retira sobre su yo sus investiduras libidinales para volver a enviarlas después de curarse. Libido e interés yoico tienen aquí el mismo destino, el egoísmo del enfermo los recubre a ambos. Al igual que en la enfermedad, el estado del dormir implica un retiro narcisista de la libido sobre la persona propia, precisamente sobre el exclusivo deseo de dormir (egoísmo de los sueños). Estos dos casos son ejemplos de alteraciones en la distribución de la libido a consecuencia de una alteración en el yo.

La hipocondría se exterioriza, al igual que la enfermedad orgánica en sensaciones corporales penosas y dolorosas, coinciden también en su efecto sobre la distribución de la libido. El hipocondríaco retira su interés y libido de los objetos del mundo exterior y los concentra sobre el órgano que le atarea. Hay una diferencia entre hipocondría y enfermedad orgánica: en la enfermedad orgánica las sensaciones penosas tienen su fundamento en alteraciones orgánicas comprobables, en la hipocondría no. En este caso las alteraciones de órgano son diferentes (son sensaciones de órgano de carácter displacentero).

La hipocondría es a la parafrenia aproximadamente lo que las otras neurosis actuales son a la histeria y a la neurosis obsesiva; depende de la libido yoica así como las otras dependen de la libido de objeto; la angustia hipocondríaca sería, del lado de la libido yoica, el correspondiente de la angustia neurótica. El mecanismo de la contracción de la enfermedad y de la formación de síntoma en la neurosis de transferencia (el pasaje de la introversión a la regresión) ha de conectarse con una estasis de la libido de objeto (la libido que no puede ser descargada, se acumula en las formaciones intrapsíquicas), podemos aproximarnos también a la imagen de una estasis de la libido yoica, vinculándola con los fenómenos de la hipocondría y de la parafrenia.

Cuando la investidura del yo sobrepasa cierta medida, un individuo debe amar para no caer enfermo, y por fuerza enfermará si a consecuencia de una frustración no puede amar. El aparato psíquico domina estas excitaciones displacenteras desviando internamente estas excitaciones no susceptibles de descarga directa al exterior, o cuya descarga directa sería indeseable por el momento. Al principio es indiferente que ese procesamiento interno acontezca en objetos reales o en objetos imaginarios. La diferencia se muestra después, cuando la vuelta de la libido sobre objetos irreales (introversión) ha conducido a una estasis libidinal. En las parafrenias, el delirio de grandeza permite esta clase de procesamiento de la libido devuelta al yo, quizá sólo después de frustrado ese delirio de grandeza, la estasis libidinal en el interior del yo se vuelve patógena y provoca el proceso de curación que se nos aparece como enfermedad.

A la vez se relacionan hipocondría con neurosis actuales por la estasis libidinal, a diferencia de parafrenia con neurosis de transferencia que tienen posibilidad de poner en movimiento la libido; por ejemplo a través del delirio de grandeza (parafrenia), o de la fantasía (neurosis de transferencia).

La erogenidad es la actividad por la cual un lugar del cuerpo envía a la vida anímica estímulos de excitación sexual. Un órgano de sensibilidad dolorosa, que se altera de algún modo y a pesar de ello no está enfermo en el sentido habitual, son los genitales en estado de excitación. Algunos otros lugares del cuerpo “las zonas erógenas” podrían subrogar a los genitales y comportarse de manera análoga a ellos. Podemos considerar la erogenidad como una propiedad general de todos los órganos, esto nos autoriza a hablar de su aumento o diminución en una determinada parte del cuerpo. A cada una de esas alteraciones de la erogenidad en el interior de los órganos podría serle paralela una alteración de la investidura libidinal dentro del yo.

Relación de la Libido con la Primera Teoría de las Pulsiones

Nacke le había dado al término narcisismo un sentido de perversión de la conducta, Freud lo retoma de este autor, pero le da un tratamiento especial, que tiene que ver con insertar al narcisismo en el desarrollo sexual del individuo, no como un comportamiento accesorio, sino como estructurante del psiquismo.

Estructurante en la medida en que es soporte de la instancia psíquica del yo, pues el yo se debe constituir y lo hace a partir de la evolución psico-sexual. Al insertar el narcisismo como soporte del yo, lo define como el complemento libidinoso de la pulsión de autoconservación, marcando una diferencia tópica según la libido caiga en el Yo o en el Objeto à libido yoica vs libido objetal. Freud extiende su 1º teoría pulsional, agregando una nueva polaridad pulsional, que divide a la libido en à sexual y yoica.

A partir de “Introducción del narcisismo” las pulsiones sexuales, no solo invisten a los objetos, sino que también se retraen sobre el yo. Es cualitativamente el mismo tipo de energía, pero hay un cambio desde lo tópico, entendiendo que Freud sostiene la dualidad pulsional (pulsion de autoconservación vs sexual) por 2 motivos fundamentales:

  1. Distingo hambre-amor
  2. Consideraciones biológicas (ontogénesis y filogénesis) à individuo que nace y muere, pero que a la vez es portador de una sustancia inmortal.
  3. Formación de síntoma