Lenguaje no verbal: Se ha demostrado que mediante los gestos decimos mucho más que con las palabras. Un ámbito donde aplicaría esto sería en mi vida laboral como docente y especialista en pedagogía terapéutica, especialmente en entrevistas o reuniones con los padres de mis alumnos. Muchos de ellos pueden venir con “miedo” al mensaje que van a recibir. Para ello, una clave importante es aprender a leer su lenguaje no verbal. Por ejemplo, fijarnos en cómo nos estrechan la mano al saludar (la presión debe ser moderada y durar unos seis segundos; quien ejerce mayor fuerza transmite mayor poder e influencia), cómo están sentados en la silla (si están tranquilos, alrededor de 100º; si muestran desinterés, estarán sentados de forma muy obtusa), si sus brazos están cruzados o no. Por parte del docente, algunas pautas fundamentales son asegurar que la mirada incluya a todos y tener en cuenta que esta es el refuerzo que ayuda a mantener la atención de quienes escuchan. Es importante no interrumpirles y anotar lo que queramos aclarar o matizar para hablarlo cuando ellos acaben. Esto nos dará información para saber cómo entenderán mejor el mensaje que queremos transmitir.


Intervención en una Crisis Personal

En este caso, aplicaría la teoría aprendida basándome en un contexto personal general hacia un adulto o adolescente, ya sea familiar o no. Es importante tener presentes las siguientes cualidades para orientar, respetar y valorar al sujeto en crisis: saber transmitir serenidad y tranquilidad, utilizar la empatía haciéndole ver que me puedo poner en su lugar para entenderle, y sobre todo mostrar una escucha activa. Debo evitar dar consejos, preguntas como “¿Por qué?” (ya que requieren una justificación), indicar la causa de su problema o cómo se siente, usar argumentos para forzar a la persona a cambiar su punto de vista o amenazarle. Le ayudaré a que poco a poco vaya actuando y busque soluciones, ya que la aceptación es el principio de la recuperación.


Apoyo a los que han Perdido a un Ser Querido

En este apartado, me basaré en una experiencia personal de cuando era pequeña. En 2011, cuando tenía 11 años, mi abuelo materno murió de cáncer de pulmón. Tenía un vínculo muy fuerte con él, por lo que su pérdida me costó asimilarla. Al enterarme, estuve unos días pensando “Esto no está pasando”. También tuve un tiempo con sentimiento de culpabilidad pensando “si hubiera aprovechado más estas últimas semanas para visitarle o estar con él”. Con el paso de los días, acabé sintiendo alivio, ya que en los últimos meses vi a mi abuelo sufrir bastante debido a la enfermedad. A la hora de apoyar a mi abuela, que fue a quien más le costó aceptar la realidad, entre todos la llamábamos, visitábamos y preguntábamos en qué podíamos ayudar. Nos manteníamos en contacto diariamente y la ayudábamos en cosas prácticas como limpiar la casa, el jardín, hacer la compra. Sus amigas y vecinas también la sacaban de casa para hacer diferentes actividades. Todos ofrecimos ayuda para que llevara el duelo de la mejor forma posible.


Apoyo a Enfermos Crónicos y Terminales: Dar Malas Noticias

La dificultad de algunos profesionales para abordar situaciones en las que la comunicación se hace especialmente difícil, como dar malas noticias y hacerse cargo de las emociones que generan, es notable. Aunque no he vivido esto personalmente, me basaré en una experiencia familiar. Al informar de la mala noticia a mi abuelo, se buscó un lugar tranquilo. Se introdujeron datos sobre los resultados de las pruebas, siempre respetando su deseo de saber. Todo fue transmitido con un lenguaje sencillo y claro por parte de los sanitarios. Se tuvo muy en cuenta la gravedad y el estado evolutivo de la enfermedad. Se le propuso un tratamiento explicando las posibles consecuencias, con el objetivo de aumentar su esperanza de vida, que fue de apenas un año más debido a complicaciones. Desde mi perspectiva, mi papel en estas situaciones no sería hacer terapia, sino ayudar a que reencuentren su equilibrio y acomoden sus recursos de afrontamiento a la nueva situación. Ayudaría al sujeto enfermo a que esta circunstancia afecte lo menos posible a su desarrollo personal. También, aprendería a tratar a personas con enfermedades, teniendo tacto con lo que digo, comunicándome de forma apropiada, respetando sus ritmos y ansiedades.